martes, 26 de junio de 2012

"JOAQUÍN ALONSO BONET, EL PERIODISTA POLIVALENTE", conferencia pronunciada por JOSÉ LUIS CAMPAL en el ATENEO JOVELLANOS



A la imperecedera memoria de mi esposa Auro Sánchez Fernández, colaboradora indesmayable y mujer de finísimo olfato intelectual


La trayectoria vital del penúltimo cronista oficial que ha tenido Gijón se caracterizó por su proverbial longevidad, ya que Joaquín Alonso Bonet vivió 86 años, lo cual le permitió desarrollar, con más intensidad en unas épocas que en otras, una prolífica actividad creadora, donde no rehuyó prácticamente ninguna de las posibilidades que le ofrecía el oficio literario, y que van de las faenas periodísticas en sus más diversos aspectos hasta la concienzuda investigación historicista o el cultivo de la poesía, el teatro y la novela. No es, por lo tanto, baladí ni circunstancial calificarlo, como me he permitido hacerlo, de periodista polivalente al que se le atribuyeron virtudes como la diplomacia, la respetuosidad y la diligencia en el cumplimiento de las tareas encomendadas o la generosidad para con los compañeros de trabajo.
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Nacido el 29 de octubre de 1889, Bonet fue un hombre de Gijón que nunca se separó, ni humana ni profesionalmente, de su ciudad natal ni del olor a tinta de las linotipias, ya que, tras una mínima instrucción educativa y un fugaz paso como escribiente de comercio, con veinte años empezó a pergeñar cuartillas en el diario republicano El Publicador, donde no permaneció más allá de dos meses, ya que el ideario de éste no se avenía demasiado con las convicciones conservadoras y católicas de Bonet. En este periódico, de corta vida, tuvo al cargo el seguimiento de varias noticias, confesadas por él mismo en su vejez, como «unas fiestas de agosto, en que hubo cuatro reinas, auténticas bellezas», como «una interviú con aquella mujer fabulosa que se llamaba Rosario de Acuña, que iba a estrenar un drama» o como «unas inundaciones, las entonces inevitables inundaciones de El Llano, donde un niño fue sorbido por un sumidero, y cuyo cadáver apareció de madrugada en la ría de Baones». [...] De ahí marchó a El Comercio, rotativo del que fue redactor y redactor-jefe durante una década y director entre noviembre de 1919 y junio de 1920, en sustitución de Julián Ayesta Manchola, que dejó el diario decano el 12 de noviembre de 1919. Desde aquí dio el salto al naciente periódico La Prensa, a cuyo frente se colocó a principios de 1922 y donde permaneció hasta que el rotativo fue incautado por el Frente Popular al estallar la guerra civil. [...] Tras el doloroso paréntesis de la guerra civil en Asturias, fue encargado de la dirección de Voluntad en agosto de 1941, responsabilidad que ejerció hasta febrero de 1952, cuando le llegó la hora de la jubilación, teniendo a su cargo algunas secciones como la denominada “Acotación”, que se insertaba en las páginas principales del periódico del Movimiento. A Bonet, que sólo le faltó dirigir El Noroeste para haber pasado por los principales diarios gijoneses, sí lo hizo indirectamente, pues Voluntad se fundó sobre los talleres expropiados al viejo rotativo republicano. [...] Jesús Evaristo Casariego sostuvo que nuestro periodista «sabía como pocos dirigir una redacción, conocer y sacar partido de cada redactor, armonizar el conjunto de cada número para hacer su lectura más fácil».
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La consagración al tema Gijón le tuvo atareado toda su vida, y ni siquiera su jubilación significó la abdicación de sus labores literarias, pues continuó activo y en la brecha casi hasta sus últimos días, ocupándose de cuanto bullía a su alrededor desde diversos ángulos: el 3 de febrero de 1955 fue designado cronista oficial de Gijón (en 1951 y 1952 ya se habían formulado propuestas semejantes, que Bonet rehusó por su condición de concejal) en sustitución de Fabricio, fallecido en 1950; perteneció desde sus primeras horas al Instituto de Estudios Asturianos y presidió la Asociación de la Prensa gijonesa. Relataba en 1960 a un redactor de Voluntad cómo era su jornada habitual de jubilado: «Me levanto sobre las diez de la mañana. Me pongo a trabajar para no “fosilizarme”. Luego salgo, un paseo y al Club de Regatas. A la tarde lo mismo. Me acuesto sobre la una y media de la noche. Suelo leer antes de dormirme». Por esas fechas también se ocupó de editar la monografía sobre las termas romanas del Campo Valdés que había redactado en 1906 el industrial gijonés Calixto Alvargonzález Landeau, uno de los primeros directores de El Comercio. [...] La magna reconstrucción histórica de su ciudad la realizó Bonet en los dos apretados tomos que en 1967 y 1968 publicó bajo el título general de Biografía de la villa y puerto de Gijón. Este penetrante y esclarecedor estudio de densa erudición había tenido su contrapeso en el aluvión de anécdotas e interioridades del devenir local que entre 1960 y 1966 Bonet fue desgranando todos los domingos en las páginas de El Comercio dentro de una sección que bautizó como “Pequeñas historias de Gijón”, y en la cual, como él reconoció, desmenuzó «el sucedido intrascendente, la figura notoria, las costumbres populares y, en fin, todo eso que no está escrito en parte alguna». Rescató del olvido un miniuniverso que conocía muy bien como el de las sociedades gijonesas, los cafés literarios, el mundo de la publicidad y el deporte, las visitas regias y aristocráticas a Gijón o el funcionamiento de las redacciones periodísticas.
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Como amante y estudioso de todo lo relacionado con Gijón que fue Bonet no podía eludir la afición jovellanista, ya que la admiración por el prócer será común denominador en todos los cronistas de la ciudad y en él confluía, además, una relación familiar con los descendientes del autor dieciochesco que le facilitó el acceso al archivo particular. Frutos atemperados de esta entrega erudita por dotar de dimensión perdurable las novedades apuntadas por su insigne convecino serán libros como Grandeza y desventura de don Gaspar Melchor de Jovellanos (1944), en el que define desde su pórtico al gran Jovino como «la más alta mentalidad de Asturias» o Proyección nacional de la villa de Jovellanos (1959), donde el investigador Bonet incide en que la mayoría de los escritos del ilustrado «nos hablan de afanes y desvelos por que en su pueblo natal no faltasen aquellos instrumentos que engendran lo que él llamaba la “felicidad”, es decir, el engrandecimiento y bienestar de los pueblos». [...] A ello habría que sumar decenas de artículos, intervenciones públicas, discursos, charlas y conferencias como la que pronunció en 1955 en el Centro Asturiano de La Habana en Gijón, y donde, echando mano de un recurso periodístico, fue explicando las ideas de Jovellanos relativas al Musel, el campo, la minería o la enseñanza. A Bonet también se debe el fomento de la idea de consagrar, a la sombra de un sauce en el parque de Isabel la Católica, un Día a la memoria de Jovellanos. En su alocución de 1959, afirmó nuestro autor que Jovellanos había sido un «artífice de pueblos a quien no le temblaba la mano al aconsejar y trazar nuevas calles y nuevas avenidas, con vista a un Gijón mejor, y se desvelaba por embellecerlo con eso que hoy se llaman zonas verdes, poblándolo de un arbolado esplendoroso».
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Aunque hoy día suene más entre sus obras dramáticas la que escribió en 1952 sobre Jovellanos [...], lo cierto es que el crédito de Bonet se había fraguado décadas atrás con piezas en verso como Don Guzmán de Castilla (estrenada en 1930), que puso en escena nada menos que la compañía de María Guerrero, o El trébol de San Juan, ganador del concurso convocado en 1941 por la Diputación Provincial de Oviedo. Su bautismo teatral tuvo lugar con Una farsa de antaño, pieza ambientada en el siglo XVII, escrita a petición de Adeflor y estrenada en el teatro Dindurra en diciembre de 1916. En el momento de su representación, el crítico de El Noroeste dijo que en ella brillaba un «poeta enemigo implacable de los lugares comunes, limpio de ripios, exento de afectaciones [...], un poeta que no es repulido ni tiene achaques de amaneramiento [...], un poeta que abandona su corazón a la sensibilidad sin hacer mezcolanza con la frase huera y rimbombante».
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Los afanes poéticos constituyeron, según el erudito asturiano Constantino Suárez, la auténtica esencia de su sensibilidad. Nunca los abandonó, anteponiéndolos incluso a sus deberes periodísticos, ya que siempre reservó un espacio en los diarios donde trabajó para dar rienda suelta a esta capacidad suya. En El Comercio firmó, a principios de la segunda década del siglo XX, y bajo el seudónimo Cardenio, una sección llamada “Coplas del jueves”. [...] Y en La Prensa, con el sobrenombre de Antonín el de los Cantares, llevó un “Cancionero popular”, sección donde efectúa sensatos comentarios en llano verso octosílabo sobre la actualidad inmediata. [...] Bonet presenta un cierto dominio de la variedad estrófica y una tendencia a los tonos grandilocuentes y declamatorios, que le procuraron algunos premios como los obtenidos en los certámenes poéticos de Gijón en 1951 con su “Oración del Simancas”, o en La Felguera en 1954 con el texto titulado “El mensaje de las cumbres”. [...] El verso de Bonet oscila entre la popularidad festiva del romance con giros y palabras del habla coloquial y vernácula y una gravedad en pulido castellano en la que se muestra seguidor acérrimo del Modernismo, escuela esta que él creyó más llamada a la perdurabilidad, pues se presenta preñada de un recio clasicismo, lo que movió a Patricio Adúriz a considerarle un «trovero a la antigua usanza». [...] El interés de Bonet por el género poético se trasladó a su discurso de ingreso como miembro de número en el Instituto de Estudios Asturianos, que versó sobre La poesía de Asturias y que tuvo lugar en Oviedo el 15 de marzo de 1949. En el mismo [...] reivindicó a escritores desaparecidos como el gijonés Ataúlfo Friera, Tarfe, al que calificó de «periodista de combate, empenachado de ilusiones y de rasgos geniales», y que cuando esgrimía el verso dejaba entrever, aseguraba Bonet, «un alma fuerte, estremecida de amor a Asturias», para apostillar a renglón seguido que cuando se decantaba por una lírica popular «que recogía los ecos de la calle», entonces «el periodista y el poeta iban juntos». Bonet se refería a Tarfe pero a buen seguro que también estaba pensando en sí mismo. [...] De igual forma, habría que incluir en este apartado su participación en las Fiestas de la Poesía que se celebraban en marzo a iniciativa de la Comisión de Cultura del Ayuntamiento gijonés, al que Bonet, adscrito a Falange, pertenecía en calidad de concejal. En la de 1952, por ejemplo, habló sobre el significado y alcance de este peculiar rito literario.
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También practicó Bonet el género novelístico en un único libro titulado El calvario de piedra, aparecido por entregas como folletón del diario La Prensa entre el 23 de abril y el 10 de septiembre de 1930, y que dispuso de unas más que apropiadas ilustraciones del dibujante gijonés Elías Díaz Vigil-Escalera (1904-1978), imágenes que han sido eliminadas de alguna reedición reciente de la novela, lo cual es un error porque creo que son un complemento eficaz a la hora de hacer comprensible la época y los usos que Bonet quiere cristalizar en la foto fija que es su novela. [...] La prosa acelerada del autor nos traslada, en el lapso de aproximadamente un año, la animación reinante en las calles, plazas y arenales de la ciudad, auténtica protagonista de una novela que se promocionó en su momento como «la película del Gijón de la post-guerra» [...] El calvario de piedra no dejó de ser una ramificación de su tarea al frente del periódico que dirigía, pues, como rezaba la publicidad de La Prensa una semana antes de iniciarse la publicación de la novela, su estilo tenía «carácter puramente periodístico, de información, de reportaje». Prueba de que no era el arranque de una carrera novelística es que no continuó por esa vía después de 1930.
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La profusa actividad desplegada por Joaquín Alonso Bonet en las modalidades que hemos espigado aquí nos hablan indefectiblemente de una orientación inequívoca, que no es otra que la debilidad que sentía el periodista por el terruño que lo vio nacer y a cuyo estudio de su pasado y presente dedicará todas sus energías. Bien sea de una u otra manera, todo remite al mismo asunto (Gijón y sus circunstancias), aunque adoptando sendas diversas pero no distintas.

(Extractos de la conferencia de José Luis Campal dictada en el Ateneo Jovellanos de Gijón el martes 26 de junio de 2012 y que cerró el ciclo “Periodistas que han hecho historia en Asturias”)

18 comentarios:

  1. José Luis Campal, al hablar del jovellanismo de Bonet pareció ignorar la relación de parentesco entre ambos polígrafos gijoneses. La sobrina más directa de Joaquín, María, contrajo matrimonio con José Carlos Cienfuegos Jovellanos, uno de los más cercanos parientes de D. Melchor Gaspar de Jovellanos.

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  2. Al final de la conferencia, Campal habló de que al final de su vida, Bonet vivió pobremente, casi "En la indigencia" (sic). Muy lejos de la verdad, ya que todos sus sobrinos recibieron como herencia importantes cantidades. Así como su valiosa biblioteca, con la que se quedó uno de ellos, para conservarla como una unidad. Los últimos años de su vida comía habitualmente en el Restaurante Mercedes, que no era barato.

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  3. Muy documentada la conferencia de D. José Luis Campal, pero es necesario que, para completar su documentación, se ponga en contacto con los parientes de D. Joaquín Alonso Bonet y estudie el Árbol Genealógico, en el que figuran los lazos matrimoniales entre la familia Bonet y la Cienfuegos Jovellanos, que es lo que explica la documentación privada que contiene aún la biblioteca de Bonet, en poder de un miembro de la familia.

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    1. Agradezco al Sr. Roces sus observaciones, de las que tomaré nota.

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    2. Aún tenemos más información, en el archivo familiar, a tu disposición. Encantado de haberte conocido en nuestra corta conversación en el Ateneo, al final de tu magistral disertación. Un saludo

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    3. Tanto Benigno Piquero Rato (Tato), como los hermanos Domingo y Enrique Caramés, casados con M.Teresa y Pilar Cienfuegos-Jovellanos, tienen muchísima información sobre Joaquín Alonso Bonet y Sobre Jovellanos, inédita.

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  4. Me pregunto,y es sólo una pregunta inocente, dado que por lo que parece don Carlos Roces acudió a la conferencia, ¿No pudo hacer esas consideraciones en la propia conferencia? Conozco bien el esmero que pone el señor Campal en documentar sus intervenciones públicas, y sé que hubiese agradecido las observaciones, para enriquecer su estudio más que nada. No le veo mucho sentido a estas tres entradas. Más bien me parece, que lejos de querer aportar más datos,se encubre una crítica poco constructiva. No me gusta este estilo.

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  5. En el coloquio intervine haciéndole notar al conferenciante lo inexplicable de no mencionar la relación familiar entre Joaquín y Jovellanos. Después Tanto Benigno Piquero como Tere Montero (familiares) como yo, estuvimos hablando con José Luis Campal, aclarándole los datos, tanto dentro de la sala como en la calle. Nos lo agradeció. No se su correo para ampliarle más esos datos, que están contenidos en el árbol genealógico de la familia.

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  6. Joaquín Alonso Bonet tenía dos hermanas, Pilar y María. Ni Joaquín ni Pilar tuvieron descendencia. María se casó con Benigno Piquero, y tuvieron dos hijos, que se llamaron como el matrimonio: Benigno y María. Benigno se casó con Eufemia Rato, de ilustre familia, que aún vive. mientras que María se casó con José Carlos CIENFUEGOS-JOVELLANOSm (que es uno de los familiares más cercanos de D. Gaspar Melchor de Jovellanos,) y tuvieron cuatro hijas, que aún viven. Toda esta relación familiar entre Joaquín A. Bonet y Jovellanos no puede ser olvidada por quienes se refieran a la vida y obra de este ilustre periodista.

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    Joaquín Alonso Bonet era hijo de D. Baltasar Alonso y de Doña Palmira Bonet. Era nieto de Joaquín Bonet y Generosa Rodríguez. Biznieto de José Rodríguez e Isidora Fernández.

    Al referirse al "jovellanismo" de Bonet, José Luis Campal se olvida de la relación familiar entre Bonet y Jovellanos, María, sobrina carnal de Joaquín, se casó con José Carlos Cienfuegos-Jovellanos uno de los familiares más cercanos de Jovino. En cuanto a su afirmación de la penuria en que vivió Joaquín sus últimos años... está muy lejos de la realidad, ya que dejó en herencia una considerable fortuna a sus sobrinos, que están aún vivos para contarlo. Sería conveniente que José Luis Campal se pusiese en contacto con esas familiares para corregir los errores de su conferencia; sobre todo si es que va a ser publicada por el Ateneo Jovellanos.

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  7. Espero y ruego que se le transmitan estas aclaraciones a D. José Luis Campal

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  8. Mis comentarios pretenden ser constructivos, aportando datos de mi archivo. Ya que el don de la palabra no lo tengo. no suelo intervenir en los coloquios; norma que me salté en esta ocasión interviniendo en el coloquio y exponiéndole al Sr. Campal mi extrañeza en no mencionar esa relación familiar..
    D. José Luis Martínez fue testigo de mi conversación con el Sr. Campal, así como de las palabras de D. Benigno Piquero.

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  9. Muy buena la conferencia y muy buena esta referencia en este espacio. Solamente sobra algún comentario. Gracias.

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  11. En el árbol genealógico familiar, muy amplio y detallado, hecho por María Antonia Cuervo Montero, figura que Joaquín Alonso Bonet era hijo de D. Baltasar Alonso y de Doña Palmira Bonet. Era nieto de Joaquín Bonet y Generosa Rodríguez. Biznieto de José Rodríguez e Isidora Fernández. Estos bisabuelos de Joaquín eran padres de otros cuatro hijos; de esos, Esperanza se casó con José Montero,son los abuelos de José Montero Zapico, mi padre político, que siempre mantuvo una intensa relación familiar y amistosa con Joaquín Alonso Bonet , a quien siempre llamó "primo". Por esa razón , D. Joaquín Alonso Bonet asistió, como testigo y pariente, a mi Boda con María Teresa Montero Betés.en Mayo de 1965. Además, presentó mi exposición en Oviedo, el Palacio del Conde de Toreno, del Instituto de Estudios Asturianos (IDEA), El 15 de Mayo de 1969.

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  13. 1969 nos habla Joaquín ALONSO BONET, Cronista Oficial de la Villa:""""- Entre los valores que van acusando, progresivamente, una perso­nalidad, aparece el gijonés Carlos Roces, artista de férvida voca­ción, acostumbrado a la vecindad del Cantábrico, que pinta el Cantábrico, pero que no se conforma con quedarse en los perfiles de estos acantilados. Espíritu andariego, también gusta de buscar los mares remotos -Londres, Ámsterdam, Venecia, Alejandría- para seguir desentrañando su eterno misterio, y volver a su patria, donde nos nuestra su obra en exposiciones de las que ya dimana una justa notoriedad."""""

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  14. Sobre Joaquín Alonso Bonet tenemos más amplia información en nuestros archivos, pero ya no están en nuestro poder. Los hemos donado al "Museo Casa Natal Jovellanos", al "Archivo de la Muralla Romana", y al "Museo del Ferrocarril". De todas formas, no tenemos tanta información como D. José Luis Campal, que nos ha dejado impresionados con su conferencia, por su profundo estudio de la figura de Joaquín Alonso Bonet.

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  15. Gracias, Isabel Moro, por tu trabajo continuado, Eres digna hija de tu padre.

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