ME
ABRO LA CAMISETA
Me
abro la camiseta
y
hurgo en mis entrañas,
pero
no encuentro veletas
ni
balizas que puedan rastrear
cómo
llegó el desamparo
que
ha instalado en mi corazón
los
andamios que nunca se desmontarán.
Da
lo mismo la hora del día
en
que me aseste el hachazo,
uno
no está jamás listo para revivirlo,
ningún
manual da las claves
que
puedan mitigar mínimamente la pena.
Hay
que tragarla como sapo crudo y venenoso
y
dejar que inocule dentro su horrible vómito,
permitir
que se sacie en el pobre ser
sin
anclaje que en la debilidad soy.
Lo
que ocurra mañana no lo sabe nadie,
ni
este dolor que me aniquila y no tiene prisa.
José
Luis Campal
(Oviedo, 25-VI-2012)
Un abrazo fuerte.
ResponderEliminar