No pudo quitarle ojo en todo el trayecto. Lo miraba de soslayo, ocultando cualquier interés. Atisbaba furtivamente, cobijado bajo el sobaco de una adolescente, sorteando el bastón de un viejo, resistiendo como podía. Una señora estuvo a punto de sentarse encima, y un niño pequeño lo lanzó al suelo para patearlo.
Un último viajero abandonó lentamente el vagón. Lo agarró por el lomo, acaricio la portada, lo apretujó contra el cuerpo, respiró hondo y aceleró el paso.
Fuera de todo peligro, despertaron las palabras.
(Microrrelato finalista en la convocatoria de RENFE "El tren" en el que participaron 5.000 textos y se seleccionaron 90)
Un último viajero abandonó lentamente el vagón. Lo agarró por el lomo, acaricio la portada, lo apretujó contra el cuerpo, respiró hondo y aceleró el paso.
Fuera de todo peligro, despertaron las palabras.
(Microrrelato finalista en la convocatoria de RENFE "El tren" en el que participaron 5.000 textos y se seleccionaron 90)
Un jubiloso tributo, conciso y bien calibrado, a la peripecia lectora. Su condición de finalista es justísima y debe animar a su autora a recopilar las muestras narrativas que tenga disperdigadas -que no extraviadas- por convocatorias, publicaciones y, sobre todo, cajones.
ResponderEliminar