domingo, 11 de junio de 2017

"EL PALOMEQUE MANCHEGO Y EL ASTUR", ARTÍCULO DE ÁNGEL AZNÁREZ ("La Nueva España", 11/06/2017)



Todos ellos pertenecen a la familia ibérica: el rey, la vieja celestina, los frailes y monjas, la puta, el banquero villano, las marquesas y los majos, o goyescos de pueblo. (Escrito por un tal Méndez, experto del llamado “Teatro de Farsa, Robo y Calamidad”).  

Quiso Dios que el pirulero del Campo de San Francisco de Oviedo se apellidase Palomeque, el cual, en el jardín ovetense y durante las tardes, vendía caramelos en forma de pirulís, cónicos, de muchos colores, verdes, rojos y amarillos, y con un palillo en la base cateta para sostener mientras se chupaba en la punta, donde la lengua hacía maravillas. Ese Palomeque, flaco y como cazurro, se paseaba con mandil blanco por La Rosaleda con el imponente palo o “báculo” cargado de pirulís, y con la misma parsimonia que un obispo u obispazo panzudo recorre el atrio de los gentiles, a las puertas de la catedral, agarrando el enjoyado bastonazo de pastor o la palma el día de la Palma. Digamos ya que hay oficios o empleos que son inadecuados para mancos, pudiendo los mismos ser adecuados para tuertos o cojos: un pirulero, un obispo o un guardia suizo vaticano, han de tener manos y potentes brazos para bien agarrar.
Por eso resulta raro que a las últimas filas de los “cines de barrio”, allí donde tanta mano metían ella y él, emparejados, se llamasen las “filas de los mancos”. Y eso se recuerda habiéndolo visto y oído en los “cines de barrio” de Oviedo, el Asturias (en el Postigo) y el Santa Cruz (en la calle de la tal). Pudiera ser –escrito sea incidentalmente- que algún lector piense que el último cine mencionado no era propiamente de barrio, lo cual en parte es verdad, pues la calle Santa Cruz no era de barrio sino de centro, viviendo en ella burgueses del tamaño del notario Linares y López, y teniendo en ella la consulta los oculistas Fernández y Vega, que fueron dos desde el principio, como Camilo y Blas, confiteros o confitados. ¿Serían uno? Lo que al cine Santa Cruz dio el carácter de “barrio” fue lo de sesión continua y permanente, y las butacas de escay. Lo del Teatro Principado, frente a la Funeraria “Fortuna”, con sesiones de 5 de la tarde, 7,30 y 10,45 era de otro postin.
Por eso, además, resulta normal y adecuado que el Ordinario de Oviedo y de la Provincia eclesiástica, en su carta semanal del jueves 1 de junio último, tan leída en el diario La Nueva España, reclame en titulares y con urgencia braceros para una inmensa mies. Ni valen muñones, ni “sin dedos”, ni siquiera los “seis dedos”. Como debe ser.
Y quiso también Dios que gracias a un manco precisamente, apellidado Cervantes, se llamase Palomeque el ventero –hoy sería empresario hostelero- manchego que “armó” caballero a Don Quijote con arreglo a la Ley de la Caballería, momentos anteriores a la llegada a la venta del castrador de puercos. Más adelante, en otro capitulo, aparecerá entre tantas manchegas, una moza asturiana: Maritornes “ancha de cara, llana de cogote, de nariz roma, del un ojo tuerta y del otro no muy sana “, y siendo la otra asturiana de El Quijote, la pedigüeña doña Rodríguez, que fue dueña y guardadora de las criadas en la casa del Duque.
La relación entre uno y otro Palomeque –el manchego del secarral y el astur de las humedades- fue indicio de las intensas relaciones entre lo asturiano y lo manchego-toledano, como tendremos ocasión de comprobar. La “cosa” empezó hace siglos con aquello de la “Monarquía astur”, que parecía muy de aquí y era como los de allí: de godos y más godos, incluido el totémico Pelayo Rey. Una peculiaridad de esa Monarquía fue haber tenido por Rey a un casto varón (Alfonso II), muy presente en el callejero ovetense y en lo “Balesquido”, más con referencia a la Cofradía que respecto a la Sociedad Protectora. Aquello es peculiar, pues patrocinar la castidad, es más propio de Repúblicas. Se dijo que don Manuel Azaña, Presidente de la II República española fue un hombre casto, lo cual nada de extraño tiene habiendo sido funcionario de la Dirección General de los Registros y educado por frailes agustinos en el Monasterio de El Escorial, lugar habitual de procesiones de esqueletos y de pudrideros reales, como bien lo cuenta en su novela El jardín de los frailes”.
No hay institución jurídica menos casta que una Monarquía, en la que todo o casi es “mendeliano” y “cromosomático”, incluidos los premios, festejos y jolgorios que patrocina. Una Monarquía, para auto-estimarse- ha de ser de espermatozoides de mucho movimiento, que den saltos, saltones como los salmones, a la caza de los ovulitos. Lo contrario sería una patología monárquica, un “balduinismo”, como el esposo de la santa Fabiola o Favila. Y en aquella Monarquía, de reyes godos y castos, parece que las mujeres lo fueron menos, pues supieron unir lo pendenciero, tan escondido, a la listeza y la astucia.
Disponemos aquí, en Asturias, de dos eruditas y letradas en reinas asturianas, excluida la reinante actual que ni es goda ni gótica. Una de las dos, erudita y letrada, sabe mucho de la Reina Urraca y la otra sabe mucho de la Reina Adosinda; ambas eruditas son viudas, una sin hijos y otra con bastantes, un total de trece; una es “candasina” y del Sporting, y la otra muy linajuda y de Oviedo; una se llama doña María Teresa Álvarez y la otra Doña Matilde García-Mauriño, antigua alumna de las Madres Dominicas, las de la calle Pérez de la Sala de Oviedo, que bien merece, por sus muchos méritos, que la pintemos con literatura cualquier día.
Si primero se adelantaron los mieleros de la Alcarría, allá en los mediados años cincuenta del pasado siglo, con sus blusones oscuros y pantalones de pana, esparciéndose como una plaga por Oviedo, luego, años más tarde, fueron las lagarteranas, llegadas de la Mancha toledana, las que invadieron el Campo de San Francisco y portales de postín, vestidas con muchos perifollos. Recuerdo haber preguntado qué eran aquéllas estrafalarias damas, y recuerdo la respuesta, como para quitarme de en medio: “Gitanas, y gitanerías”.
Parece ser, después de muchas investigaciones, que la presencia en Oviedo de tanta nativa de Lagartera (Toledo), fue a instancia de un afamado negocio ovetense, cuyo giro social y así se anunciaba en Radio Asturias a las tres de la tarde: “Bordados Anziola”, calle Argüelles, 3. Oviedo”. En aquel tiempo el trajín de las escaleras de madera, de olor a cera, de acceso a los pisos altos, era inmenso, pues muchos subían y bajaban, y en los descansillos, de olor a lejía, se podían encontrar, juntos o separados, al cobrador de “El Ocaso”, a las limosneras Hermanitas de los Pobres, con convento en la calle González Besada, o a las lagarteranas vendiendo mantones y mantillas –los de Correos jamás subían, había que recoger las cartas bajando al portal.
Lo más sorprendente de la relación entre lo manchego y lo astur acaeció allá en los finales de los años sesenta con ocasión de los denominados “Itinerarios históricos” del Profesor Ignacio de la Concha, cuñado de Matilde. Fue con ocasión de un “itinerario histórico” por los campos manchegos y de Montiel, siguiendo a don Quijote y a las señoriales Órdenes militares –en especial la de Santiago, la de Quevedo-, cuando en Consuegra, pueblo de Toledo, un estudioso y sabihondo local, con bigotito de la época, –un cronista como mi querida Doña Carmen Ruiz-Tilve- dijo a la expedición estudiantil la siguiente bomba: que los astures descendían de los de Consuegra, de  los de “Consaburo”. Nadie se atrevió a llevarle la contraria.
Pero lo más, lo más sorprendente aún de la indicada relación, “lo más de lo más”, todo una epopeya, ocurrió allá por el año 2011, cuando la Caja de Ahorros de Asturias absorbió a la Caja de Castilla La Mancha a través de la filial Liberta. Lamentable: una Caja de Ahorros poderosa y muy popular, cuyo declive empezó cuando llegaron a ella los que nunca debieron quedarse. Y más no debo escribir sobre ello, pues de la Caja de Ahorros de Asturias, la verdad es que sé muy poco.
Y, para después del susto, estimado lector y lectora, procede que se cure el hipo, que de eso murió, según la monja y papisa Pascalina, el aristócrata romano don Eugenio Pacelli.  

Corresponde ahora a los lectores hacer su particular lista de pertenecientes a la familia astur o ibérica, ampliando, sin ninguna duda, la lista de personajes del teatrillo de Farsa, Robo y Calamidad.

FOTOS DEL AUTOR

jueves, 8 de junio de 2017

AVANZADILLA DEL ARTÍCULO QUE ÁNGEL AZNÁREZ PUBLICARÁ EL PRÓXIMO DOMINGO

Si sobre lo del próximo domingo, después de haberlo leído, el lector concluye

que una cosa es lo que parecía antes de y otra muy distinta es lo que resultó

después, el autor quedará muy contento.

 Las relaciones que resultan continuamente en paralelo, entre esto y aquello,

nosotros y los otros, la Monarquía y la República, hasta el carecer de dedos y

tener, por contra, seis o más, buscan inquietar, sorprender al lector, que como

siempre, para no caer, ha de andar despacio. 

Es un artículo por el que danzan bailarines con pies, algunos torpes y otros

muy fines, y siendo inevitable la comparecencia de una monja muy importante.

En homenaje a los sin cabeza, que el lector habrá de encontrar en el artículo,

aquí queda esa foto de un elegante y maravilloso descabezado. ¿Con qué

cabeza, de quién, podríamos encabezar al imponente traje? Las opiniones,

vistas la cabezas que "salen" en el periódico, podrían ser muy distintas. 

En verdad, a mí lo que me gusta es el paraguas. 

¡Hasta el domingo!


jueves, 1 de junio de 2017

"LA PAREJA REPUBLICANA: MANU Y BIBÍ. Artículo de ÁNGEL AZNÁREZ


(Macron y Brigitte)


Primero, por la pluma de Goethe, la inocente Margarita exclamó: “¡Cuán dignos de lástima son los hombres!”. Siglos después, Laura Díaz, la del mejicano Carlos Fuentes, dijo con suficiencia: “Las mujeres famosas fueron inventadas por hombres inocentes”.


Esta vez, excepcionalmente, la gran ceremonia de La Republique, tendrá lugar hoy, domingo; unas horas antes de que el Papa argentino, desde el apolillado ventanal de su Palacio Apostólico, como un Borges fantástico, predique otra vez acerca de los atributos de Dios. Los que le escuchen, abajo o in piazza, hombres y mujeres sin atributos, pensarán del Papa: “éste hombre sí que sabe”.


Un Palacio, el del Vaticano, de mucho Dios, y otro Palacio, el del Eliseo de Paris, de lo más de laico y radical “sin Dios”, que recuerda mucho al Ayuntamiento de Oviedo hoy: un Dios que no está ni se le espera, ni siquiera para presenciar como el jefe de los clérigos (Jesús) y el jefe de los laicos (Wenceslao) comen fresas y chupan tintas, o  natas montadas o desmontadas, con cucharillas de papel.


En la Cour del Eliseo resonarán clarines, trompetas, pífanos y “pifostios”; se golpearán barrigas de tambores; se oirán gritos y algarabías, y se verán fuegos fatuos y encantamientos. Las yegüas de la Guardia Republicana, de traseros apretados, preñadas o estériles, moverán los penachos, haciéndose así notar. E igual que muchos políticos de izquierdas y de derechas, franceses, que quieren apuntarse al nuevo partido del ganador o de Macrón --aquí, en Asturias, de eso y de apuntarse a los nuevos partidos como fórmula de sobrevivencia política, sabemos mucho y de bastantes caraduras y/o oportunistas--.


Y mientras todo eso ocurre, el “patriota” o elegido Macron tocará con los dedos el Gran Collar de la Legión de Honor, pasando a ser su Gran Maestre. Y escribo bien: “tocará”, pues no colocará en su cuello la pesada cantidad de piezas de hojalata y chatarrería de tal collar: el primer Presidente, al que dio vergüenza colocar ese collar al cuello y que lo rechazó, fue el desvergonzado Sarkozy (en colocarse collares y el medallero, los españoles seguimos con la vergüenza perdida).


Y será en ese Palacio del Eliseo donde el Presidente del Consejo Constitucional, Laurent Fabius, dará a Manu Macron la pescozada y el espaldarazo como el ventero, don Juan Palomeque Ruiz, dio a don Quijote en su toma de posesión ventera (Cap.II).


La gran ceremonia comenzará siendo asunto de uno, que subirá en solitario las escaleras –perrons- del Palacio (Macron), concluirá siendo de dos (de aquél y de Brigitte), bajando juntos las escaleras. A ambos, parejita republicana mía, se escrutarán minuciosamente. Se dirá que él tiene todas las cualidades de un hombre de Estado, empezando por la suerte. A la cabeza de Emmanuel Macron se la criticará por grande, casi tanto como la de un cocinero asturiano del medio Oriente astur, que más que un manzano parece portar, allí en lo alto, una pomarada entera. He de añadir con prontitud que ser de cabeza grande es, en mi humilde opinión, más un mérito que un demérito, pues no está acreditado que las grandes inteligencias puedan almacenarse en cabezas pequeñas. Y me consta que el filósofo Kant, también Emmanuel, además de paticorto, fue un cabezón.


Mayor problema es el de la bajura y no de la altura, pues a Manu, como a Sarkozy, le faltan también centímetros. Un punto y aparte merecería un análisis de la dentadura de Macrón, con sorprendentes separaciones inter-dentales y diferencias mandibulares, de tamaños o jetas. El gran Umberto Eco, en su primera y medieval novela, llegó a preguntarse seriamente si los animales con cuernos, tienen muelas en la mandíbula superior; asunto que puso en vilo a la ciencia veterinaria, siendo la respuesta, al parecer, negativa.


Es manifiesto que el Macron se adorna con dos ojos azules como zafiros, lo cual es de gran fuerza seductora para viejos y viejas. A dicho efecto, hay que reconocer que una ambigüedad sobre su filiación, un no saber bien quién sea la madre y el padre (políticos), contribuye a crear un halo o estampa con corona de santo, muy atractivo. De 39 años él y ella con 64 ya dura y madura: todo un record. O sea, que la esposa Bibí es también madre o abuela de él, produciéndose hecho antropológico importante: por el amor a ella, él renunció a lo más fecundo y facundo que puede tener un hombre: los hijos. A eso los varones no están dispuestos, con normalidad, a renunciar. Precisamente por infrecuente, cuando se produce, causa admiración y ganas de pronunciar vítores y olés al ver pasar a los interfectos por plazas y avenidas. ¡Qué más puede pedir un político al tener ya a su lado una mujer inteligente!  


Y también lo del padre tiene tela, pues el padre es el mismo Holland, que muchos pensaron que era tonto. Al que todos vieron fracasado, ha sido el Presidente que ha hecho una pirueta de trapecista de circo: destrozar (su denominado cabinet noir) mediante filtraciones a la prensa de dosieres contra el candidato de la derecha: François Fillón; naturalmente, éste perdió y por eso ganó Macron, ex ministro y ex secretario general adjunto del Eliseo con 35 años. O sea, que Holland va a ser el primer presidente que saldrá del Eliseo contento y no encabronado, pues dejó colocado a su hijo --algo que los buenos padres hacen y desean aunque sea delito, como hacer trampas en oposiciones--.


Reconozco que por la categoría de Brigitte, la pareja puede durar, lo cual es de una cierta excepcionalidad en la Vª República francesa. Limitemos nuestro siguiente análisis a las dos parejas anteriores:


A.- La pareja Cecilia Ciganer y Sarkozy: En mayo de 2007, en la toma de posesión de Nicolás, Cecilia, esposa de Sarkozy, se mostró esquiva, acelerada y nerviosa. Se discutía entonces si había votado a su esposo en la 2ª vuelta. Ahora sabemos que lo que la pasaba Cecilia, esposa, madre y biznieta de músico, es que tenía unas ganas locas de estar y refocilarse con su amante, el marroquí Richard Attias. Tal adulterio presidencial no fue bien visto y puso el foco en las monjitas que la educaron en Paris, albinas y azules de la Asunción, con colegio también en Gijón, y donde también hubo episodios de cornamentas, si bien no es lo mismo ser niña-bien en París que en el taurino Bibio (gijonés) Al fin la Cecilia se caso con Richard y a Sarkozy buscaron una cantante. Por eso la Presidencia de Nicolás se calificó de “vodevil sentimental”.


B.- La pareja Valery y Holland: En mayo de 2012, en la toma de posesión de François, Valery, que sólo era novia de él, ejerció de “reinona” no siendo casi nada ni nadie. Me llamaron entonces la atención las poderosas pantorrillas de Varelia, no pareciéndome ser del modelo femenino dominante, sólo de huesos y escasez de casi todo lo restante, muy del gusto de un modista de Francia y de Felipe VI de España.


Total, que a los pocos días, Holland despidió a la Trierweiler, que así se apellida la Valery, lamentando ésta en un libro haber sido too sexy for my ex. Esto que dice ella pudiera ser verdad, pues al gran Presidente Mitterrand, que pasó a la historia como el más mujeriego, parece que lo que le gustaban, como buen católico de provincias, en realidad eran, en primer lugar, las monjas –véanse fotos del gran amor de Mitterrand Anne Pingeot, con velo y toca de monja-, y en defecto de aquéllas, señoras de mantilla y abanico, con el sex justito, muy justito. Y Holland, ni antes ni después tuvo esposa, siempre novias,  Segolene también, ahora Julie Gayet.


En la noche del triunfo, hizo ya una semana, Macron dijo a la multitud, después de pasearse entre sombras escuchando el Himno a la Alegría, lo que los tristes, los melancólicos, los neuras y los deprimidos quieren oír a su psiquiatra o psicólogo, con las persianas bajadas: “No os olvidaré”, “Os defenderé y protegeré”, “Os serviré”, “Todos seréis vous  y moi, tous”. Y la guinda del pastelazo fue: “Moralizaré la vida pública”. Después de todo lo cual, la Francia deprimida dicen que se animó y se levantó de la cama la madrugada del lunes muy animada. Y yo también.


Estas maniobras orquestales, ya lo dijimos, se hicieron en la obscuridad; no en la Plaza de la Concordia, que es la plaza de las derechas, ni en la Plaza de la Bastille, que es la plaza de las izquierdas. Se hizo en la del Louvre, que no sabe bien de quién es. Es una plaza ambigua como el mismo Macrón, pues en ella tanto se pasea el especto de María Antonieta, que fue de derechas, como el de Belphegor, fantasma y que siempre fue de izquierdas. Los fantasmas suelen ser de izquierdas, aunque con mucha ambigüedad, incluso de sexo.  


Y el Louvre es el gran museo, y ¿qué es un gran museo? pues, entre otras cosas, un gran monumento; un monumental monumento al robo y al expolio. Y el Louvre es lo que es por haber tenido un Emperador ladrón: Napoleón. En esa plaza de latrocinio, Macron prometió que él jamás sería un ladrón. On verra

Y la gran pregunta: ¿Será Bibí mujer famosa como consecuencia de que Manu es un hombre inocente?


Artículo publicado en el diario "LA NUEVA ESPAÑA" (14-05-2017)



FOTOS DEL AUTOR ACERCA DEL AMOR