lunes, 30 de junio de 2014

EL HOTEL DE LA AUTOPISTA


En el hotel de la autopista al que me refiero no hay plazas vacantes. No es posible, por suerte, reservar una noche. No tiene estrellas, aunque posiblemente desde el mismo se puedan contemplar. Por sábanas cuatro cartones y por colchas unas mantas viejas y raídas. Por supuesto no tiene cuarto de baño, ni comodidad alguna, y está ubicado en unas escaleras de un viejo edificio. Quienes viajen con cierta frecuencia a Oviedo ya saben de qué estoy hablando. Cuatro indigentes pernoctan cada noche en él. No diré sus nombres, aunque los conozco. Sí añadiré que las drogas y el alcohol han sido el salvoconducto para llegar a esa situación que, más que de pobreza extrema –que también- es signo de desarraigo social, de exclusión y abandono. Pero que nadie piense  que puede ser un fallo de los servicios sociales. Tal vez lo fue antes de que llegara esta situación extrema, ahora ya no es de su incumbencia. Aunque pensemos que sí.  Y digo esto porque quienes allí están no quieren reinsertarse en la sociedad -huyen de cualquier norma- y ésta no puede obligarlos a ir a un albergue o a un centro -caso de que los hubiera especializados para tales circunstancias-, porque la libertad de elegir está por encima de cualquier consideración. Parece extraño, pero no se les puede obligar a abandonar la calle. Sí se les puede echar de donde están, pero buscarían otro lugar. No esperan nada de la sociedad, como mucho unas monedas para subsistir. Prefieren ser libres, pese a que  el precio sea el que es. He conocido algunos casos, y de eso saben mucho los servicios sociales, de indigentes (¡qué palabra, Dios mío!) que se han escapado una y otra vez de lugares de acogida. La calle estigmatiza hasta límites  que es difícil imaginar – y más aún aceptar- en una sociedad como la nuestra. Pero es lo que hay. 

jueves, 26 de junio de 2014

"A VUELTAS CON EL CRONISTA OFICIAL", publicado en el diario "EL COMERCIO" (24/06/14)

El texto que sigue lo publicaba ayer "El Comercio", y era la segunda vez que yo incidía sobre la necesidad de nombrar un cronista oficial de la villa. La primera nadie me hizo caso, pero ésta  parece ser que el PP se hizo eco de mi petición. Leo con sorpresa, en el  mismo diario, que el próximo día 11 de julio dicho partido lo llevará al pleno. ¡Por fin!
Foto que ilustra un artículo publicado en este blog de José Luis Campal sobre Bonet 

                                "A VUELTAS CON EL CRONISTA OFICIAL"


Hace algunos meses en este mismo diario publicaba un suelto en el que reclamaba que en Gijón se nombrase un cronista oficial. Como cabía esperar, las personas que tienen en sus manos estas decisiones no me hicieron ningún caso; aunque otras, las que no tienen el poder, pero sí saben la importancia que tiene recopilar y recoger hechos históricos actuales para el acervo cultural gijonés, me manifestaron su total acuerdo con lo escrito. Pero tanto ellos, como yo, somos poca cosa –o nada- para quienes deben poner en funcionamiento el mecanismo para tal nombramiento. Decía entonces, que en Oviedo tenían a la escritora Carmen Ruiz Tilve, y ahora puedo añadir que en Avilés acaban de nombrar a la historiadora Josefa Sanz Fuertes cronista de la Villa del Adelantado. En medio quedamos nosotros. Cabe preguntarse si esta corporación que tantas actividades de cultura popular  organiza en la ciudad se irá dejándonos de nuevo sin un historiador que de fe de las mismas. Y de otras menos populares también, que de todo hay. Sin cronista, perderíamos esa honda tradición histórica que tan bien desempeñaron Joaquín Alonso Bonet,  y Patricio Adúriz -hasta su fallecimiento 1992-.  Por decir que no quede. 

martes, 24 de junio de 2014

PURIFICACIÓN MENÉNDEZ (PURI) SE NOS HA IDO

Así, sin despedirse, como lo hizo Gerardo -su marido- hace ahora un año. Ambos fueron para mí personas entrañables, los echaré de menos. Pero también sé que de alguna manera tenían que estar juntos. Puri sin Gerardo, me decía en nuestra última conversación, no era nada. Es como si me faltara un brazo, pero 
nos prometimos que cuando faltara uno de los dos el otro seguiría. Y eso hizo Puri durante un año. Ahora faltan los dos. Descansen en paz mis queridos amigos. 
Puri y Delia hace apenas 15 días en un crucero por los Países Bajos

lunes, 16 de junio de 2014

"ÁNGEL AZNÁREZ, NOTARIO, MAGISTRADO DE LA SALA CIVIL Y PENAL DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE ASTURIAS", entrevista de JOSÉ MARTÍNEZ CARRASCOSA publicada en "Escritura Pública" del Consejo General del Notariado de España

Tras casi cuarenta años ejerciendo de notario, Ángel Aznárez fue elegido el pasado marzo –en el turno de juristas de merecido prestigio– magistrado de la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias por el pleno del Consejo General del Poder Judicial. El que fuera
miembro del Comité Editorial de esta revista durante muchos años, expone en esta entrevista cómo afronta este nuevo reto que le traslada “de la Fe a la Justicia”.


–Como jurista de reconocido prestigio, el pleno del Consejo General del Poder Judicial le eligió magistrado de la Sala Civil y Penal del TSJ de Asturias. ¿Qué supone para usted este nombramiento? ¿Cómo afronta esta nueva etapa?

–El nombramiento lo “sentí”, más que con contento, con preocupación.
Mi decisión de “pasar” a la Magistratura, que supone sacrificios respecto de mi anterior estado, así como la mucha confianza en mí depositada por el Parlamento (asturiano) y fundamentalmente por el Consejo General del Poder Judicial, me sobrepasaron en algunos momentos. Ahora estoy muy contento y convencido de que aquella decisión, en su origen emocional, fue acertada también desde lo racional. Tengo muchas ganas de trabajar en mi nueva tarea y trataré de aportar lo más y mejor que sepa y pueda, con serenidad, con mucha serenidad. Es para mi un honor integrarme en la Carrera Judicial, lo cual es demostración de la excelencia profesional que atribuyo a muchos, a muchos, jueces.
Pasé, pues, de la Fe a la Justicia, y esto –permítaseme el desahogo– es “la de Dios”. Acaso por eso, desde hace años y sin ser consciente, estudié Teología, y la sigo estudiando.

–¿Qué puede aportar un notario a la magistratura?

Creo que la función básica del notario, que consiste en escuchar a los demás para trasladar a papel –escritura– contenidos de voluntad, es muy importante, también para juzgar. Haber estado muchos años cercano a los otros, con los demás, “a pié de obra”, conociendo muy bien los problemas de la gente, facilitará –espero– la difícil función jurisdiccional, que presupone conocimientos técnicos y comprensión humana.

–¿Qué balance haría de sus 37 años ejerciendo como notario?

–He tratado siempre de resolver problemas y no crearlos. ¿Cómo es posible causar problemas a quienes confían ciegamente en uno, en el notario? Gracias a mi función, la de Notario, poco a poco, fui adquiriendo una madurez humana, a base de reflexión y de decisión, que me resultará fundamental para mantener la serenidad en mis juicios. Ese es mi balance, muy positivo: al Notariado debo y quiero mucho; jamás lo olvidaré, forma parte de mis entrañas, y nunca seré indiferente.

–En los últimos años, el Notariado ha ido asumiendo nuevas funciones como la prevención de delitos económicos, el arbitraje, la mediación, la jurisdicción voluntaria… ¿En qué medida pueden contribuir los notarios a la agilización y mejora de la Administración de Justicia?

–No hemos de distraernos con accesorios: lo principal sigue siendo la seguridad jurídica preventiva; aquello, ya antiguo y muy vigente, de “notaría abierta, juzgado cerrado”. El problema surgió en la primera década del actual siglo, cuando el peor de los “mercantilismos”, también, alcanzó al Notariado.
No son compatibles principios notariales básicos, como el de legalidad
y el de imparcialidad, con tácticas de un pseudo marketing para “atraer” clientelas, envenenando las relaciones personales entre los notarios. Y resuelto eso, podemos empezar a debatir y demandar nuevas competencias.

–A pesar de la demora actual –en la que un asunto en primera instancia tarda 272 días de media en resolverse–, España es el tercer país de Europa con más pleitos (por detrás de Rusia y la República Checa) ¿A qué cree que es debida esta situación?

–España es un país estructuralmente muy injusto. Eso explica muchas
cosas. Acudir a los jueces, con todos los inconvenientes, resulta que es el último recurso de millones de personas que se sienten atropelladas. ¡Qué muestra de atropellos la actual crisis plural ha destapado! Frente a abusos de las llamadas “élites económicas”, solo queda la Justicia. ¡Cómo no! Y la
Justicia ha de responder y con contundencia.

–En su calidad de colaborador asiduo en la prensa y miembro del Comité Editorial de esta publicación, es un observador privilegiado de los medios de comunicación ¿Cree que el tratamiento informativo de la Justicia es adecuado?


–Es muy complicado por la propia complejidad de las funciones de Justicia y de informar. Una cosa es la realidad y otra la apariencia, sufriendo muchas veces los jueces reproches que me parecen totalmente injustificados. En cualquier caso, una colaboración y relativa cercanía entre la Justicia y los medios de comunicación, me parece esencial, pero siempre con condiciones.
Por cierto, formé parte del Consejo Editorial de “Escritura Pública”
desde los años noventa del pasado siglo, a requerimiento del notario José Aristonico García, que recuerdo con afecto y cariño, y que extiendo
a los notarios decanos José María de Prada, Juan Bolás, Pepe Marqueño, Antonio Ojeda, Guerrero, con los que lealmente colaboré en mayor o menor medida, no habiendo sido jamás militante en ninguna guerra –de ello pongo de testigo a mi querida Ana Togores–.

–Cuentan que Stendhal releía todos los días el Código de Derecho Napoleónico antes de ponerse a escribir,‘para coger el tono’. ¿Siguen siendo los textos jurídicos –sentencias, leyes, resoluciones…– un modelo de
precisión?

–Vayamos por partes. Es ya un tópico en la Ciencia Jurídica lamentarse
de la mala calidad técnica de las leyes, pero hay que comprender que el legislador ha de actuar con premura, dando respuestas a grandes problemas coyunturales y económicos. Son los economistas los que han sustituido al legislador clásico. Hay que tener en cuenta, además, que la labor legislativa en sociedades complejas es muy difícil, y que la estética de los textos ha de pasar a segundos planos. Y hay que decir muy alto que se siguen encontrando sentencias, muchas, de gran calidad y sabiduría, así como resoluciones administrativas formidables –pienso en las de la Dirección General, la de los Registros y del Notariado–.

–Como miembro de la Comisión de Urbanismo y Ordenación y presidente del Jurado de Expropiación del Principado, ¿cómo ha vivido el desarrollo
inmobiliario producido en los últimos años?

–Pues como lo que fue: un arrebato y obcecación, una locura colectiva,
por avaricia y codicia que casi todo lo infectó. Es inexplicable que las llamadas “élites” económicas hayan hecho dejación de sus funciones y se hayan puesto, ciegas, a la cabeza de los despropósitos. Las élites económicas españolas deberían hacer un profundo examen de conciencia sobre lo ocurrido en este país.

–Ha sido profesor de la Escuela de Práctica Jurídica del Principado de Asturias y en las Universidades de Salamanca y Barcelona ¿Qué consejos daría a los futuros juristas?

–Primero: que en sus años mozos estudien mucho, mucho; hagan esfuerzos, ejercitando la memoria, tan esencial al entendimiento. Segundo: que aprendan lenguas extranjeras. Tercero: leer mucho y bueno para saber muy bien hablar
y escribir. Cuarto: la llamada por los clásicos subtilitas adplicandi, es decir,
aprender y practicar técnicas de lógica y argumentación jurídicas. Yquinto: nada vale todo lo anterior, si lo nuclear, lo más profundo, corresponde
a un cafre, incluso ilustrado; o sea, a una no Persona (con mayúscula),
desvalorada.

–Por último, una indiscreción: ¿cómo preferirá ser recordado: como notario o como magistrado?

–La pregunta no me parece indiscreta, sino optimista. La dimensión profesional y la afectiva o familiar son muy importantes, diría que fundamentales. No utilizar a los demás, no causarles daño, me parece
esencial para todo, incluso para el recuerdo. Los oropeles y adornillos,
para mí, forman parte de eso que reitera la Biblia (los libros sapienciales):“
Vanidad de vanidades y atrapar vientos”. Distraerse con fantasías muy efímeras me parecen distracciones para tontos, aunque se
consideren muy listos, y quedo indiferente. A todo eso, con una corneta
o cornetín de feria, canto el “¡a mi plín!”.


jueves, 12 de junio de 2014

DESDE MI ATALAYA

foto CITOULA, diario "EL COMERCIO"
Que, lógicamente no me pertenece -pero es el lugar en el que paso la mayor parte del día-, diviso el flamante puerto deportivo, que en su día lo fue pesquero.
Y cuando me asomo a esa privilegiada terraza, desde la que algunas veces percibo el olor a mar, me remonto en el tiempo a ese puertín pesquero al que cada tarde-noche llegaban lanchas variopintas, de mil colores y no menos nombres: La cariñosa, La caprichosa, la de Pepe Romero, La Juani,  La más bonita… Todas con su apodo  familiar, inseparable una cosa de la otra. Al aire del barrio pesquero: al “Aire de  Cimadevilla”, que escribió Víctor Labrada. Allí se hablaba de  “el mi hombre”,   “la mi muyer”, que si ya llegó La caprichosa, que si traería mucha o poca pesca, que…, si voy pa la Rula porque  si paguen poco tráigalo yo pa casa y véndolo mañana delante la plaza. Ellas eran, La Vizcaína, La Rebeca, La Larola, la Tarabica… De aquella saga de mujeres  sólo queda La Larola, a quien cruzo con cierta frecuencia al entrar en “Cimavilla”, que ella dice, como dicen todos los oriundos del barrio. En él nació Pachín de Melás, y  también Arturo Arias. Nadie como estos escritores supo captar la peculiar idiosincrasia de unos personajes cuya vida estaba vinculada a la mar –en femenino, para los pescadores lo es- y, por qué no decirlo, a muchas penurias que, por otra parte, agudizaban su ingenio hasta límites insospechados.
Hoy, desde mi atalaya veo un hermoso puerto deportivo y una escultura –o lo que quiera ser- de botellas de sidra. Cuando la colocaron en Navidad, pensé que se trataba de un árbol de ídem, porque esa forma tiene. Hoy sé que no lo es, ahí sigue ya muy cerca el verano. Pero da igual, ya se ha incorporado a mi paisaje y, además, me gusta.
Todo ha cambiado mucho en algunos años, atrás queda el primer reportaje que hice –si así se le puede llamar-, siendo estudiante en prácticas, en el que el redactor jefe de turno, supongo que para quitarme del medio, me encargó precisamente sobre los nombres de las lanchas de pesca. Hoy sería impensable que ese tema tuviese interés como para se publicado: los tiros van por otra parte. La política, el fútbol y algunos temas de más enjundia –que la que tenía el nombre de las lanchas-, copan las páginas de nuestros periódicos. Sin duda, así tiene que ser, pero la nostalgia, es la nostalgia.