viernes, 29 de junio de 2012

LA CRISIS Y LOS NIÑOS


El artículo que sigue se publicó en la prensa local y creo que no debe de pasar desapercibido. Estamos preocupados, terriblemente preocupados, por nuestra "crisis", que es grave, nadie lo pone en duda. Pero hay otras  mucho más graves que son muy peliagudas, aunque por suceder lejos nos importen menos  Lo que nos dice Paula refleja esa cruda realidad. No  hagamos el avestruz.

«Es muy difícil manejar la muerte, sobre todo la de los niños» (Artículo publicado en el diario  "LA NUEVA ESPAÑA") 


PAULA FARIAS HUANQUI (Expresidenta de Médicos sin Fronteras)

M. CASTRO

La madrileña Paula Farias Huanqui, de 44 años y cuyo abuelo paterno era gijonés, fue presidenta de Médicos sin Fronteras y actual responsable de la campaña Positive Generation, en la que un compendio de músicos internacionales, usando coros y música de Zimbabue cantan contra el Sida. El disco permitirá recaudar fondos para Médicos Sin Fronteras. Farias se dedicó a tareas de representación en la ONG después de quedarse embarazada del primero de sus tres hijos cuando ella y su compañero, también de la ONG ayudaban en el conflicto de Darfur. Médica de familia y con la especialidad en enfermedades tropicales, dejó entonces atrás ocho años de labor en la Unidad de Emergencias de la organización que, entre 1998 y 2006, la sumergieron en las guerras de Kosovo, Afganistán, Angolo, Congo, Irak, República Centroafricana y Darfur, en las hambrunas de Etiopía, Kenia y Angola y en los países azotados por catástrofes naturales. Ayer inauguró en el Antiguo Instituto de Gijón una exposición fotográfica sobre los 40 años de existencia de Médicos sin Fronteras.


-¿Cómo se sobrelleva tanto dolor ajeno?


-Es una realidad tan tremenda y te da tan en la cara que no tienes mucho tiempo de reflexionar sobre por qué están así las cosas. Si llegas a un sitio y tienes a 400 críos malnutridos, lo que tienes delante es un problemón de trabajo para sacarlos adelante. Estás centrada en tus críos, son tus pacientes y estás peleando por ellos y no tienes tiempo de entrar en debates filosóficos sobre la vida y la muerte. A los periodistas les resulta más difícil, porque van a observar, pero nosotros somos actores, estamos metidos hasta arriba. Cuando vuelves es cuando te da tiempo a pensar. Es entonces cuando piensas también en las situaciones de peligro por las que has pasado. Allí, no. Están pegando tiros y tú estás trabajando. Caen muertos y tú estás trabajando. No tienes tiempo para otra cosa.


-¿Y qué hacer cuando se uno se encuentra con 400 niños malnutridos y alimentos para 200?


-Priorizar.


-¿Cómo?


-Con dificultad. Ver los que tienen más posibilidades y pueden aguantar. Salvar al máximo posible siempre.


-¿Se acostumbra uno a tomar decidir a cuáles salvar y a cuáles no?


-Tienes que centrarte en lo que haces, no en lo que dejas de hacer. Es una emergencia y estás salvando a los que puedes. Si vas al pueblo de al lado estás en lo mismo, con otros tantos críos desnutridos, pero no estás en el pueblo de al lado. No puedes decir se me han muerto estos críos, tienes que decir, he salvado a todos estos. Incluso en el caso de poder hacer todo conforme a los protocolos, las hambrunas y la enfermedad tienen unas tasas de mortalidad. Tienes que mirar en positivo siempre, porque si no te vienes abajo. Es muy difícil manejar la muerte, sobre todo la de los niños.


-¿La tragedia continua os acaba insensibilizando?


-Creo que no pierdes sensibilidad, lo que pasa es que eres más capaz de no bloquearte. Eso de que te endureces en estas cosas, yo creo que al revés; te haces tremendamente permeable a las emociones, lo que pasa es que las sabes manejar. Yo me considero mucho más capaz de emocionarme por todas las cosas que he vivido que por lo que pude aprender aquí antes de marchar. El tocar la vida y la muerte tan de cerca te hace ser capaz de observarte de otra manera. El día que notes que te estás endureciendo es el día en que te tienes que marchar, porque no pintas nada en un lugar de estos con la coraza puesta. Lo que tampoco puedes es ser un flan, porque tienes que se operativo y no bloquearte.


-¿Algún momento especialmente emotivo que destaque?


-Hay tantos. Cada crío que has sacado adelante. La malnutrición tiene una cosa, que es que todos se parecen y tienen la misma cara consumida y sin futuro. De hecho los llevas marcados para saber quiénes son, porque te lías con ellos. Y cuando se llegan a recuperar son como las flores, empiezan a florecer y de pronto empiezas a reconocer a cada uno y vuelven a ser quienes son.


-¿Ha visto o leído «El Jardinero Fiel»?


-La película, pero no la recuerdo muy bien.


-Gira entorno a los negocios de las empresas farmacéuticas en África, entre otras cosas obligando a personas a prestarse como cobayas para la prueba de nuevos medicamentos si quieren recibir comida y otra ayuda.


-No tengo conocimiento de que esto pase. Otra cosa es que los medicamentos tienen que probarse en la población que va a ser diana de esos medicamentos. Por ejemplo, las vacuna contra la malaria o el cólera.


-¿Tienen acceso fácil a los medicamentos?


-Usamos genéricos que se fabrican en India. La India es la farmacia de África. En el caso del SIDA, que en África es un problema de dimensiones bestiales, que afecta a una de cada diez personas. El tratamiento de un paciente en el año 2000 costaba 10.000 euros al año, ahora está en 80 euros. Ahora mismo la India está siendo vapuleada por ataques de la Organización Mundial de Comercio. La India se agarra a unas salvaguardas de la ley que le permiten producir genéricos al poner por delante los derechos de los pacientes frente a los beneficios de las empresas. A las farmacéuticas no les gusta, porque les reduce el mercado. Novartis tiene un pleito contra la India, que le denegó una patente por un medicamento contra el cáncer hepático. La empresa ya ha perdido en tres instancias, pero está pendiente la última apelación y si consigue ganar este juicio, eso se extrapolará a otros medicamentos, que a día de hoy son la única vía posible para tratar a los pacientes de los países subdesarrollados.


-¿Qué postura tienen los obispos y la Iglesia africana sobre los métodos de prevención del SIDA?


-Ese es un debate que hay aquí. Allí yo no lo he visto nunca.


-¿No se solapa lo que hacen con la labor que hace la Cruz Roja Internacional?


-Médicos sin Fronteras fue una escisión de la Cruz Roja en la guerra de Biafra, un grupo de médicos y periodístas se escindieron de la Cruz Roja Internacional porque tiene un mandato de neutralidad absoluta y no denuncian lo que ven. Por eso los miembros de Cruz Roja tienen pasaporte diplomático, acceso a las cárceles y se encargan de las negociaciones cuando hay secuestros, porque no va a decir nada. Nosotros surgimos de gente descontenta con ese no denunciar lo que estaba pasando. Y no fueron sólo médicos, sino también periodistas y se constituyó en Francia. Esa es la gran diferencia.

1 comentario:

  1. A las farmacéuticas no les gusta lo que se hace en India. Es esperanzador que en un mundo tan corrupto, en una sociedad tan hedonista (lo seremos cada vez menos, por lo que se ve), un país emergente, con problemas muy graves, además, sobre todo de miseria, fabrique medicamentos a ese precio.
    ¿Los demás sólo fabrican armas? ¿Sólo son consentidores de las injusticias con los niños, como los niños-soldados, o los que trabajan, por ejemplo en la República Democrática del Congo, en las minas de coltan, como esclavos, mientras el Primer Mundo mira a otro lado y se sirve de ese mineral para sus adelantos tecnológicos e informáticos? No prentendo hacer propaganda de nada, pero es el tema central de mi novela "As razóis d'Anxélica". Los que no podemos hacer otra cosa (o tal vez no queremos), al menos podemos poner en conocimiento estas atrocidades.

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