A la imperecedera memoria de mi esposa Auro Sánchez Fernández, colaboradora indesmayable y mujer de finísimo olfato intelectual
La trayectoria vital del penúltimo
cronista oficial que ha tenido Gijón se caracterizó por su proverbial
longevidad, ya que Joaquín Alonso Bonet vivió 86 años, lo cual le
permitió desarrollar, con más intensidad en unas épocas que en otras, una
prolífica actividad creadora, donde no rehuyó prácticamente ninguna de las
posibilidades que le ofrecía el oficio literario, y que van de las faenas
periodísticas en sus más diversos aspectos hasta la concienzuda investigación
historicista o el cultivo de la poesía, el teatro y la novela. No es, por lo
tanto, baladí ni circunstancial calificarlo, como me he permitido hacerlo, de
periodista polivalente al que se le atribuyeron virtudes como la diplomacia, la
respetuosidad y la diligencia en el cumplimiento de las tareas encomendadas o
la generosidad para con los compañeros de trabajo.
[...]
La consagración al tema Gijón le tuvo
atareado toda su vida, y ni siquiera su jubilación significó la abdicación de
sus labores literarias, pues continuó activo y en la brecha casi hasta sus
últimos días, ocupándose de cuanto bullía a su alrededor desde diversos
ángulos: el 3 de febrero de 1955 fue designado cronista oficial de Gijón (en
1951 y 1952 ya se habían formulado propuestas semejantes, que Bonet
rehusó por su condición de concejal) en sustitución de Fabricio, fallecido en 1950;
perteneció desde sus primeras horas al Instituto de Estudios Asturianos y
presidió la Asociación
de la Prensa
gijonesa. Relataba en 1960 a
un redactor de Voluntad cómo era su jornada
habitual de jubilado: «Me levanto sobre
las diez de la mañana. Me pongo a trabajar para no “fosilizarme”. Luego salgo,
un paseo y al Club de Regatas. A la tarde lo mismo. Me acuesto sobre la una y
media de la noche. Suelo leer antes de dormirme». Por esas
fechas también se ocupó de editar la monografía sobre las termas romanas del
Campo Valdés que había redactado en 1906 el industrial gijonés Calixto
Alvargonzález Landeau, uno de los primeros directores de El Comercio. [...] La magna reconstrucción
histórica de su ciudad la realizó Bonet en los dos apretados tomos que en 1967 y
1968 publicó bajo el título general de Biografía de la
villa y puerto de Gijón. Este penetrante y esclarecedor estudio
de densa erudición había tenido su contrapeso en el aluvión de anécdotas e
interioridades del devenir local que entre 1960 y 1966 Bonet fue desgranando todos los
domingos en las páginas de El Comercio
dentro de una sección que bautizó como “Pequeñas
historias de Gijón”, y en la cual, como él reconoció, desmenuzó «el sucedido intrascendente, la figura notoria, las
costumbres populares y, en fin, todo eso que no está escrito en parte alguna».
Rescató del olvido un miniuniverso que conocía muy bien como el de las
sociedades gijonesas, los cafés literarios, el mundo de la publicidad y el
deporte, las visitas regias y aristocráticas a Gijón o el funcionamiento de las
redacciones periodísticas.
[...]
Aunque hoy día suene más entre sus obras
dramáticas la que escribió en 1952 sobre Jovellanos
[...], lo cierto es que el crédito de Bonet se había fraguado décadas atrás con piezas
en verso como Don Guzmán de Castilla
(estrenada en 1930), que puso en escena nada menos que la compañía de María Guerrero,
o El trébol de San Juan, ganador del concurso
convocado en 1941 por la Diputación Provincial de Oviedo. Su bautismo
teatral tuvo lugar con Una farsa de antaño,
pieza ambientada en el siglo XVII, escrita a petición de Adeflor y estrenada en el teatro
Dindurra en diciembre de 1916. En el momento de su representación, el crítico
de El Noroeste dijo que en ella brillaba un «poeta enemigo implacable de los lugares comunes, limpio de
ripios, exento de afectaciones [...], un poeta que no es repulido ni tiene
achaques de amaneramiento [...], un poeta que abandona su corazón a la
sensibilidad sin hacer mezcolanza con la frase huera y rimbombante».
[...]
Los afanes poéticos constituyeron, según
el erudito asturiano Constantino Suárez, la auténtica esencia de su
sensibilidad. Nunca los abandonó, anteponiéndolos incluso a sus deberes
periodísticos, ya que siempre reservó un espacio en los diarios donde trabajó
para dar rienda suelta a esta capacidad suya. En El
Comercio firmó, a
principios de la segunda década del siglo XX, y bajo el seudónimo Cardenio, una sección llamada “Coplas del jueves”. [...] Y en La Prensa ,
con el sobrenombre de Antonín el de los
Cantares, llevó un “Cancionero
popular”, sección donde efectúa sensatos comentarios en llano verso
octosílabo sobre la actualidad inmediata. [...] Bonet presenta un cierto dominio de
la variedad estrófica y una tendencia a los tonos grandilocuentes y
declamatorios, que le procuraron algunos premios como los obtenidos en los certámenes
poéticos de Gijón en 1951 con su “Oración del Simancas”, o en La Felguera en 1954 con el
texto titulado “El mensaje de las cumbres”. [...] El verso de Bonet
oscila entre la popularidad festiva del romance con giros y palabras del habla
coloquial y vernácula y una gravedad en pulido castellano en la que se muestra
seguidor acérrimo del Modernismo, escuela esta que él creyó más llamada a la
perdurabilidad, pues se presenta preñada de un recio clasicismo, lo que movió a
Patricio Adúriz
a considerarle un «trovero a la antigua usanza».
[...] El interés de Bonet por el género poético se trasladó a su
discurso de ingreso como miembro de número en el Instituto de Estudios
Asturianos, que versó sobre La poesía de
Asturias y que tuvo lugar en Oviedo el 15 de marzo de 1949. En
el mismo [...] reivindicó a escritores desaparecidos como el gijonés Ataúlfo Friera, Tarfe, al que calificó de «periodista de combate, empenachado de ilusiones y de rasgos
geniales», y que cuando esgrimía el verso dejaba entrever, aseguraba
Bonet,
«un alma fuerte, estremecida de amor a Asturias»,
para apostillar a renglón seguido que cuando se decantaba por una lírica
popular «que recogía los ecos de la calle»,
entonces «el periodista y el poeta iban juntos».
Bonet
se refería a Tarfe
pero a buen seguro que también estaba pensando en sí mismo. [...] De igual
forma, habría que incluir en este apartado su participación en las Fiestas de la Poesía que se celebraban en
marzo a iniciativa de la
Comisión de Cultura del Ayuntamiento gijonés, al que Bonet,
adscrito a Falange, pertenecía en calidad de concejal. En la de 1952, por
ejemplo, habló sobre el significado y alcance de este peculiar rito literario.
[...]
También practicó Bonet el género novelístico en un
único libro titulado El calvario de piedra,
aparecido por entregas como folletón del diario La Prensa
entre el 23 de abril y el 10 de septiembre de 1930, y que dispuso de unas más
que apropiadas ilustraciones del dibujante gijonés Elías Díaz Vigil-Escalera
(1904-1978), imágenes que han sido eliminadas de alguna reedición reciente de
la novela, lo cual es un error porque creo que son un complemento eficaz a la
hora de hacer comprensible la época y los usos que Bonet quiere cristalizar en la foto
fija que es su novela. [...] La prosa acelerada del autor nos traslada, en el
lapso de aproximadamente un año, la animación reinante en las calles, plazas y
arenales de la ciudad, auténtica protagonista de una novela que se promocionó
en su momento como «la película del Gijón de la post-guerra»
[...] El calvario de piedra no dejó de
ser una ramificación de su tarea al frente del periódico que dirigía, pues,
como rezaba la publicidad de La Prensa una semana antes
de iniciarse la publicación de la novela, su estilo tenía «carácter
puramente periodístico, de información, de reportaje». Prueba de
que no era el arranque de una carrera novelística es que no continuó por esa
vía después de 1930.
[...]
La profusa actividad desplegada por Joaquín Alonso
Bonet en las modalidades que hemos espigado aquí nos hablan indefectiblemente
de una orientación inequívoca, que no es otra que la debilidad que sentía el
periodista por el terruño que lo vio nacer y a cuyo estudio de su pasado y
presente dedicará todas sus energías. Bien sea de una u otra manera, todo
remite al mismo asunto (Gijón y sus circunstancias), aunque adoptando sendas
diversas pero no distintas.
(Extractos
de la conferencia de José Luis Campal
dictada en el Ateneo Jovellanos de Gijón el martes 26 de junio de 2012 y que
cerró el ciclo “Periodistas que han hecho historia en Asturias”)
José Luis Campal, al hablar del jovellanismo de Bonet pareció ignorar la relación de parentesco entre ambos polígrafos gijoneses. La sobrina más directa de Joaquín, María, contrajo matrimonio con José Carlos Cienfuegos Jovellanos, uno de los más cercanos parientes de D. Melchor Gaspar de Jovellanos.
ResponderEliminarAl final de la conferencia, Campal habló de que al final de su vida, Bonet vivió pobremente, casi "En la indigencia" (sic). Muy lejos de la verdad, ya que todos sus sobrinos recibieron como herencia importantes cantidades. Así como su valiosa biblioteca, con la que se quedó uno de ellos, para conservarla como una unidad. Los últimos años de su vida comía habitualmente en el Restaurante Mercedes, que no era barato.
ResponderEliminarMuy documentada la conferencia de D. José Luis Campal, pero es necesario que, para completar su documentación, se ponga en contacto con los parientes de D. Joaquín Alonso Bonet y estudie el Árbol Genealógico, en el que figuran los lazos matrimoniales entre la familia Bonet y la Cienfuegos Jovellanos, que es lo que explica la documentación privada que contiene aún la biblioteca de Bonet, en poder de un miembro de la familia.
ResponderEliminarAgradezco al Sr. Roces sus observaciones, de las que tomaré nota.
EliminarAún tenemos más información, en el archivo familiar, a tu disposición. Encantado de haberte conocido en nuestra corta conversación en el Ateneo, al final de tu magistral disertación. Un saludo
EliminarTanto Benigno Piquero Rato (Tato), como los hermanos Domingo y Enrique Caramés, casados con M.Teresa y Pilar Cienfuegos-Jovellanos, tienen muchísima información sobre Joaquín Alonso Bonet y Sobre Jovellanos, inédita.
EliminarMe pregunto,y es sólo una pregunta inocente, dado que por lo que parece don Carlos Roces acudió a la conferencia, ¿No pudo hacer esas consideraciones en la propia conferencia? Conozco bien el esmero que pone el señor Campal en documentar sus intervenciones públicas, y sé que hubiese agradecido las observaciones, para enriquecer su estudio más que nada. No le veo mucho sentido a estas tres entradas. Más bien me parece, que lejos de querer aportar más datos,se encubre una crítica poco constructiva. No me gusta este estilo.
ResponderEliminarEn el coloquio intervine haciéndole notar al conferenciante lo inexplicable de no mencionar la relación familiar entre Joaquín y Jovellanos. Después Tanto Benigno Piquero como Tere Montero (familiares) como yo, estuvimos hablando con José Luis Campal, aclarándole los datos, tanto dentro de la sala como en la calle. Nos lo agradeció. No se su correo para ampliarle más esos datos, que están contenidos en el árbol genealógico de la familia.
ResponderEliminarJoaquín Alonso Bonet tenía dos hermanas, Pilar y María. Ni Joaquín ni Pilar tuvieron descendencia. María se casó con Benigno Piquero, y tuvieron dos hijos, que se llamaron como el matrimonio: Benigno y María. Benigno se casó con Eufemia Rato, de ilustre familia, que aún vive. mientras que María se casó con José Carlos CIENFUEGOS-JOVELLANOSm (que es uno de los familiares más cercanos de D. Gaspar Melchor de Jovellanos,) y tuvieron cuatro hijas, que aún viven. Toda esta relación familiar entre Joaquín A. Bonet y Jovellanos no puede ser olvidada por quienes se refieran a la vida y obra de este ilustre periodista.
ResponderEliminar--------------------------
Joaquín Alonso Bonet era hijo de D. Baltasar Alonso y de Doña Palmira Bonet. Era nieto de Joaquín Bonet y Generosa Rodríguez. Biznieto de José Rodríguez e Isidora Fernández.
Al referirse al "jovellanismo" de Bonet, José Luis Campal se olvida de la relación familiar entre Bonet y Jovellanos, María, sobrina carnal de Joaquín, se casó con José Carlos Cienfuegos-Jovellanos uno de los familiares más cercanos de Jovino. En cuanto a su afirmación de la penuria en que vivió Joaquín sus últimos años... está muy lejos de la realidad, ya que dejó en herencia una considerable fortuna a sus sobrinos, que están aún vivos para contarlo. Sería conveniente que José Luis Campal se pusiese en contacto con esas familiares para corregir los errores de su conferencia; sobre todo si es que va a ser publicada por el Ateneo Jovellanos.
Espero y ruego que se le transmitan estas aclaraciones a D. José Luis Campal
ResponderEliminarMis comentarios pretenden ser constructivos, aportando datos de mi archivo. Ya que el don de la palabra no lo tengo. no suelo intervenir en los coloquios; norma que me salté en esta ocasión interviniendo en el coloquio y exponiéndole al Sr. Campal mi extrañeza en no mencionar esa relación familiar..
ResponderEliminarD. José Luis Martínez fue testigo de mi conversación con el Sr. Campal, así como de las palabras de D. Benigno Piquero.
Muy buena la conferencia y muy buena esta referencia en este espacio. Solamente sobra algún comentario. Gracias.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEn el árbol genealógico familiar, muy amplio y detallado, hecho por María Antonia Cuervo Montero, figura que Joaquín Alonso Bonet era hijo de D. Baltasar Alonso y de Doña Palmira Bonet. Era nieto de Joaquín Bonet y Generosa Rodríguez. Biznieto de José Rodríguez e Isidora Fernández. Estos bisabuelos de Joaquín eran padres de otros cuatro hijos; de esos, Esperanza se casó con José Montero,son los abuelos de José Montero Zapico, mi padre político, que siempre mantuvo una intensa relación familiar y amistosa con Joaquín Alonso Bonet , a quien siempre llamó "primo". Por esa razón , D. Joaquín Alonso Bonet asistió, como testigo y pariente, a mi Boda con María Teresa Montero Betés.en Mayo de 1965. Además, presentó mi exposición en Oviedo, el Palacio del Conde de Toreno, del Instituto de Estudios Asturianos (IDEA), El 15 de Mayo de 1969.
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ResponderEliminar1969 nos habla Joaquín ALONSO BONET, Cronista Oficial de la Villa:""""- Entre los valores que van acusando, progresivamente, una personalidad, aparece el gijonés Carlos Roces, artista de férvida vocación, acostumbrado a la vecindad del Cantábrico, que pinta el Cantábrico, pero que no se conforma con quedarse en los perfiles de estos acantilados. Espíritu andariego, también gusta de buscar los mares remotos -Londres, Ámsterdam, Venecia, Alejandría- para seguir desentrañando su eterno misterio, y volver a su patria, donde nos nuestra su obra en exposiciones de las que ya dimana una justa notoriedad."""""
ResponderEliminarSobre Joaquín Alonso Bonet tenemos más amplia información en nuestros archivos, pero ya no están en nuestro poder. Los hemos donado al "Museo Casa Natal Jovellanos", al "Archivo de la Muralla Romana", y al "Museo del Ferrocarril". De todas formas, no tenemos tanta información como D. José Luis Campal, que nos ha dejado impresionados con su conferencia, por su profundo estudio de la figura de Joaquín Alonso Bonet.
ResponderEliminarGracias, Isabel Moro, por tu trabajo continuado, Eres digna hija de tu padre.
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