viernes, 27 de mayo de 2011

POLÍTICOS/AS DE NUEVA GENERACIÓN

Hace varios días que la prensa no habla más que de las pasadas elecciones: los pactos que harán para poder gobernar, las razones de la derrota de unos y el triunfo de los otros y bla, bla, bla. Es decir: ahora toca repartir el pastel. Creo que no me interesa. Pero en una esquinita del diario me encontré una noticia que llamó mi atención, y que casualmente también habla de elecciones: las que han tenido lugar en Haití, el país más pobre del hemisferio norte para más detalles. Ha sido elegido presidente un cantante sin ninguna experiencia política, Michel Martelly –que no me suena de nada dicho sea de paso-, casi como sucedió en mi ciudad: nuestra Carmen Moriyón jamás estuvo metida en política. Estas coincidencias –aún tratándose de países y circunstancias muy diferentes- me hacen pensar que tal vez los ciudadanos del mundo, los pobres y los ricos, se han hartado –nos hemos hartado- de tanto político profesional, con demasiada frecuencia corrupto (digo demasiada, que nadie se sienta ofendido). Martelly, el cantante de merengue, reggae y soka ( ritmos caribeños), dicen que anima por igual las campañas políticas que los carnavales haitianos. En su currículo profesional, además de esta profesión de cantante, dice que fue obrero de la construcción, dependiente de supermercado y apostilla que todo lo que sabe lo aprendió solo –esperemos que sepa algo-. Circunstancias por la que la que lo critican sus oponentes: falta de formación, poca experiencia y algunos excesos en el escenario, comentan que un día que en una actuación, en pleno concierto, se bajó los pantalones. No está mal, la diferencia es que éste se quedó con el culo al aire y nuestros políticos nos dejan –a nosotros- con el ídem a lo mismo. Que les pregunten sino a los parados de nuestro país cómo están. Por el contrario, quienes le siguen admiran su capacidad de superación, que no sea un político de la vieja escuela y que haya prometido un gobierno honesto. Casi lo mismo que yo admiro de la futura alcaldesa; qué casualidades que tratándose de circunstancias tan diferentes y de personas, sin duda, muy opuestas, esperemos de ellas lo mismo: honestidad. Ignoro si los haitianos, que tanto necesitan que les organicen el país, habrán acertado con su elección, de lo que sí estoy convencida es que la señora Moriyón sí ha sido una buena elección. Otra cosa muy diferente es que los adláteres, que tendrá muchos, le permitan trabajar con, lo dicho: honestidad. También sé que si no es así, la sanidad recuperará pronto una excelente cirujana. Nosotros ganaremos siempre. Y que conste que ni conozco personalmente a esta señora, ni le pienso pedir nada. Por si alguien piensa lo contrario.

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