Que unos van y otros vienen; que unos suben y otros bajan; que unos andan y otros paran; que unos son expresos y otros "burra"; que unos tienen cabeza y otros cola; que todos son de Renfe y ninguno de Alsa; que unos caminan por carriles y otros descarrilados; que unos andan bien de catenarias y otros mal de pantógrafos; que unos sudan vapores y otros chispas; que unos son serios y otros de risa; que unos son como de hierro y otros como de papel; que el Psoe acabó con unos y el PP con otros; que unos salen cerca de Andrín y otros de Chamartín; que unos cantan el "chucuchucu" y otros el "chacachaca"; que unos son limpios y otros llevan recochineo; que unos son Ave a secas y otros Ave María; que unos van por variantes y otros que jamás irán por variantes.
Que los de risa, recochineo, Ave María y que no van ni irán por variantes son los asturianos: los de la Variante de Pajares o del Apocalisis, así llamados porque no los verán ni los que vivan en el "final de los tiempos" o tiempos de parousía, y que no serán ni cuatro, como los jinetes del Susodicha.
Lo acabo de decidir: cuando sea mayor, quiero ser ferroviario.
Pues quién lo iba a decir, que don Ángel fuese un hombre de vocación frustrada... Ya entiende esta bloguera de donde le viene esta afición de coleccionar trenes. Por supuesto, todos son de su privada propiedad. De eso doy fe yo misma, sin necesidad de tirar de notario. Es obvio, que nada tengo que ver con el texto que precede, aunque su autor no le haya estampado la firma... digamos, como la gente de aldea: se vende solo. Y una última cosa: tiene muchos más. Trenes, quiero decir.
ResponderEliminarYa me gustaría a mí verlo aupando el trenecito que había entre Ribadeo y Puentenuevo, cuando descarrilaba, que era todos los días. Ya vería lo que es tener trenes de verdad. Pero son bonitos, vaya si lo son. Una colección preciosa.
ResponderEliminarDe Angel Aznárez a doña Aurora:
ResponderEliminar¿Se acuerda usted de "LA Payoza" bodas y bautizos, a unos 20 KM de Lugo?. Pues ahí tuve que que dormir una noche, camino de Lugo, por un incidente que tuve en Puentenuevo, para mí un lugar triste y gris. Por ser pueblo de mucha madera, a un camión se le cayo la madera que portaba, y mi coche, que iba detrás, quedó hecho trizas; yo me salvé gracias a mis brujas de Mondoñedo.
Al llegar a "La Payoza", la grúa que nos trasportaba, se le acabó la gasolina, pero nada pude hacer no obstante mi mucha gasolina y golosina. Estando usted estudiado por entonces en Las Jesuitinas de Lugo y ser, una ninfa como la Galatea, es normal que no coincidiesemos en "La Payoza", de tantos pecados.
Saludos y a dormir, que ya es hora (lo digo por mí y para mí).
De ÁNGEL AZNÁREZ a sus lectores y lectoras, en la madrugada, que, para él, ya es casi mediodía:
Eliminar--¿Se han dado ustedes cuenta de que la máquina de vapor tiene como dos cuernitos en su cabezón? Por eso la llamo "el torito".
--¿Se han dado ustedes cuenta de que los ojos de mis máquinas "suizas" tienen la mirada melancólica? Es que, como suizas que son, sólo les gusta el chocolate.
--¿Se acuerda don J.M.G "Chema", del día que me regaló el gorro de Jefe de Estación? Yo también e inmerecido.
--¿Se acuerda don Carlos P. del día que me regaló el "torito". Yo también e inmerecido.
--Y a todos tranquilidad, que, aunque miren mucho, nunca serán mirones.
Pues yo vi los cuernitos, pero a eso en mi tierra, de toda la vida, les llamábamos parachoques. Y nuestra máquina, de nuestro tren Ribadeo-Puentenuevo-Ribadeo (del que el revisor decía: "sabemos a qué hora salimos pero no a la que llegamos"), también los tenía, y los niños d aquellos tiempos sabíamos algo de trenes. Yo cuando era pequeña y lo oía pitar, allá por Villarbetote, salía al corral, me subía a la pared del huerto y lo veía pasar con el delantal delante de los ojos porque me parecía un monstruo. Con miedo y todo, no me podía resistir a la magia de verlo con su chimenea misteriosa y su fufufufufú vía adelante, que parecía que iba escupiendo algo que se le había atragantado.
ResponderEliminarTenga usted buen día, buen hombre.
De Angel Aznárez a doña Aurora:
ResponderEliminarEstimada doña Aurora:
Concluida mi jornada matinal y laboral, y antes de tomar unos vinos con mis amigos -hoy es viernes y me toca siesta- le cuento:
Mi "torito" tiene parachoques abajo y arriba los "cuernitos", en su cabezón, pero tiene usted razón, pues los parachoques son también cuernitos aunque se llamen parachoques. Claro que también parecen orejas, pero no lo son, que para nada las precisa. Y todo, doña Aurora, con imaginación, que por abundante, nado en ella.
¡Cuántas historias de trenes podría contar! Sólo una y breve: por haber vivido en la calle Sacramento de Oviedo, esquina a Muñoz Degraín,todas las mañanas me despertaba el tren del Vasco, que a las 7,4o horas llegaba a Oviedo, procedente de Collanzo. El humo de la máquina se veía nada más salir el tren de la estación de La Manjoya;y al haber una ligera cuesta hasta el tunel de San Lazaro en el que entraba, el "chucuchucu" de la máquina, lo que usted llama "fufufufufú", era potente.
Poco después, pasaba otro trén por el mismo sitio, que llegaba a Oviedo a las 7,50, procedente de Pravia, siendo de máquina menos ruidosa por ser más señorita y verde. ¡Qué despertares mas ferroviarios tuve y qué bien!
Reciba mis abrazos.
Es que yo, cuernos no le veo... Pero no me haga usted caso porque en lo referente a cuernos, me da como cosa y me cuesta reconocerlos hasta en los machos de las cabras, es decir, los cabrones.
ResponderEliminarPues tenga usted feliz siesta y feliz fin de semana.
Para mi miguiña Isabel: la lectura es el día siete, febrero, a las ocho, no el día 2, es que me confundí; el día 2 voy a Coaña. Bicos mil.
ResponderEliminar