Logotipo de Caja de ahorros con apellido del autor |
AUTOR: ÁNGEL AZNÁREZ (Notario)
B.-
PROTAGONISTAS HIPOTECARIOS O DRAMATIS
PERSONAE
Todo empieza
con un contrato, el de préstamo de dinero; continúa con otro, el que garantiza la
devolución del dinero prestado (garantía hipotecaria y, a más, la personal del fiador
o fiadores). Todo termina, unas veces bien, con la devolución de lo prestado, y,
otras veces, muy mal, como el rosario de la aurora, ejecutándose la hipoteca o los
bienes de los fiadores. Unos contratos que suponen la voluntariedad (a nadie se
le “obliga” a recibir dinero en préstamo y a pactar sus garantías) y unos contratos
que deberían presuponer una posición
equilibrada entre las partes contratantes, para que una de ellas no abuse
de la otra. Pero resulta que una de las partes contratantes o contraparte,
ordinariamente, es una institución financiera, un Banco o una Caja de Ahorros.
--Bancos y Cajas de Ahorros:
Y empiezan a
surgir dificultades: esa contraparte –en referencia primero a los Bancos-, es
de tal poder o manda tanto, que los Gobiernos son sus títeres, a los que
manejan y manipulan al antojo. ¡Cómo no van a tener un poder exorbitante –fuera
de límites y de lo racional- en la firma de un préstamo hipotecario, quienes
hasta lo tienen “de facto” (poder exorbitante) en el ámbito político,
claudicando los políticos en su ejercicio! Esto es una evidencia, que en el
caso de España es de apoteosis. La
notoriedad no precisa de mucha argumentación. Si salimos de aquí, nos
encontramos con apellidos de mucha autoridad que no dejan de repetir el poder
de la Banca y
del dinero: el primero Stigliz, premio
Nóbel y notorio social-demócrata americano; el segundo, el gran cineasta, azote
de dictaduras y de dictadores, Costa-Gavras,
que lo repitió con ocasión del estreno de su película El Capital. Si permanecemos aquí, basta ver “retratos” de un
banquero mostrando, de manera ostentosa, sus tirantes colorados. Por cierto: lo
de los tirantes o tirillas es muy interesante, pues son símbolos de poder y,
además o por lo contrario, son sostenes o sujetadores de la varonil “pantalonada”
y de las demás interioridades o intimidades. Y, como procede, el zapatero se postró ante el botín.
El poder de
las Cajas de Ahorro –en referencia segunda- no tuvo la dimensión del bancario,
sí bien entidades muy poderosas en las Comunidades Autónomas. Y hete aquí que,
como consecuencia de la crisis global que estalló en 2008, “han desaparecido”
del mapa y de los mapas. Eso es un escándalo de tales dimensiones –la
desaparición del más o menos 50% del sistema crediticio español- que los
historiadores de la Economía
habrán de investigarlo a fondo. Ya el politólogo Josep M. Valles se preguntó en
el El País el 26 de enero de 2011: Cajas,
¿la desamortización del siglo XXI? El escándalo aumenta por la grave
repercusión social que puede suponer la desaparición de la llamada obra social y
cultural de las Cajas -un 20% de sus beneficios-. ¡Qué gran negocio hicieron
los Bancos, sus competidores!
Lo escrito en
el párrafo anterior está muy relacionado con la actual crisis del sistema
hipotecario, causado en gran parte por las Cajas de Ahorros. Y a los efectos de
dar pistas a los futuros investigadores, apunto lo siguiente: se dice que el
hundimiento de las Cajas partió de la
Ley de Órganos Rectores de Cajas de Ahorros de 2 de agosto de
1985, que introdujo -según se dice- la Política en los consejos de administración. Advierto
que políticos siempre hubo en las Cajas, también en el Régimen de Franco, en
especial en aquellas Cajas de fundación pública (por ayuntamientos y diputaciones).
La novedad, muy dañina, se produjo en la década de los años 90 del pasado
siglo, debiendo responsabilizarse a las comunidades
autónomas, a su legislación específica, que trató por todos los medios de hacer
indefinida la duración de presidentes y consejeros de las Cajas en sus cargos,
violentando y con fraude la obligada temporalidad ordenada en la Ley básica estatal de 1985 –en
España no hubo desregulación a la americana; lo que aquí hubo fue otra cosa o
muchas, todas en ilegal dirección, con apoyo incluso de la Jurisdicción
constitucional.
Por
fraudulentas disposiciones de leyes autonómicas sobre Cajas de Ahorro, se ha
conseguido que presidentes y consejeros fueran, de facto, vitalicios. He ahí
una prueba más de la deriva enferma hacia el feudalismo y el cacicato,
corruptos, del sistema autonómico español. Fue posible saquear a Cajas de
Ahorros, como se saquearon, unas de manera estrepitosa y otras de manera más
engañosa o dulce, gracias a la manipulación de la duración en los cargos de los
consejeros y presidentes, para mantenerlos indefinidamente, naturalmente,
merced al apoyo del poder político autonómico. Unos directivos, en gran número,
que quisieron hacer de financieros y
banqueros, algunos notorios pisaverdes y gallipavos, y compradores de
voluntades. Y ello con la complicidad del Banco de España. ¡Cómo no va a exigir
Europa que la supervisión de Bancos y Cajas, la haga el Banco Central europeo!
Que se
estudien esas “leyes” autonómicas, sus disposiciones transitorias. Las Cajas mal
gobernadas –bastantes- son las más directamente responsables de la alarma y el
estrépito sociales por las ejecuciones de hipotecas y la crisis del sistema. Como
argumento de conocimiento y de “autoridad”, declaro haber participado en la
elaboración de la Ley
básica de 1985, en un tiempo en el que fui vocal del Consejo de Administración
de una importante Caja catalana, presidida entonces por el magnífico Serra
Ramoneda (no confundir con Narcís Serra). El logotipo de esa Caja aparece en la
fotografía adjunta, junto a mi apellido. De todo ello –créanme, estimados
lectores- se algo y mucho. Además “nací” en otra, de la que mi padre fue
Director General.
Déspota persa (foto del autor) |
Y lo que ha
ocurrido en España con las hipotecas, bien se podría calificar de “totalitarismo” hipotecario. Una parte
contratante, Banco o Caja de Ahorros, “se lo guisa y come todo”: impone las
cláusulas del contrato de préstamo y las del contrato de garantía; designa a la
empresa que ha de tasar los inmuebles; establece la compañía con la que se han
de contratar los seguros; determina la “empresa” encargada de “gestionar” la
escritura, una vez firmada (a todo ello haremos referencia más adelante, en
partes sucesivas). Y el llamado “totalitarismo” es así, tanto si se hace por
conocidas marcas bancarias –supuesto frecuente- como si se hace por
“fantasmales” sociedades interpuestas –supuesto menos frecuente-, dependientes
de aquéllas, que son una especie de ramplón y pedestre conglomerado de Shadow
Banking.
--Deudores hipotecarios y fiadores:
No sé que es
eso que se llama “la cultura financiera”. No se si la tienen los
autodenominados financieros, y no sé si la tengo yo mismo (no obstante las
horas que a lo financiero, lo económico y jurídico, dedico desde hace muchos
años). Si sé que miles y miles de personas, carecen de ella, especialmente
clientes tradicionales de las Cajas de Ahorros, que se fían (de fe) del bancario-cajero para
administrar su libreta de ahorros o su depósito dinerario. Éste, a mi juicio, es
un dato que hay que tener muy presente, incluso ahora en que la suscripción de
determinados productos financieros
están sub judice, y a los que se
acaba de referir en su último Informe, con crítica por malas prácticas, abuso y
conflictos de intereses, la
European
Banking Authority; lo cual, como entre
paréntesis, es fundamental a la hora de la aprobación de las capitalizaciones
de las entidades resultantes de las antiguas Cajas de Ahorros españolas.
En mi artículo
Los Mercados y las Hipotecas, publicado
el 18 de noviembre 2012, en el diario La Nueva España , en Religión
Digital.com y en Lasmilcarasdemi
ciudad.com, escribí: “la fase
inicial, de constitución o de subrogación de hipotecas, es de una cierta
alegría y felicidad; se adquiere con ilusión una vivienda, hecho vital
importante; un techo nuevo es causa natural de satisfacción; al comprador le
rodean el vendedor y el banco –a veces también la agencia inmobiliaria- y
todos, para sus intereses, animan y jalean la bondad de lo que se va a firmar;
a veces , hay hasta euforia. En ese momento, las explicaciones sobre las
cláusulas-suelo, los intereses moratorios al 29%, las consecuencias de los
afianzamientos de padre, madre, etc. tienen, desgraciadamente, escaso efecto
disuasorio. Es como si –permítase y discúlpeseme la comparación, a los que
contraen nupcias, el oficiante les reiterase los peligros y líos del fracaso
matrimonial, de los que nadie quiere oír; insistir en ello se consideraría improcedente, pues siempre se
considera que serán los demás los que fracasen…La psicología, más o menos
profunda, podrá explicar ciertos comportamientos” (fin de la auto-cita).
Foto del autor |
A ello, añado:
a).- El papel desempeñado en España por las agencias inmobiliarias, con
elevadas comisiones, no es comparable al de los Brokers mortgage, instrumentos decisivos para el estallido de las Sub-prime Mortage Lending y de la crisis
que siguió, que hicieron firmar a millones de hispanos y a personas que no
sabían leer ni escribir en inglés, unos contratos
de más de treinta folios. b).- Tal vez no exista en España, con tanta
intensidad, lo que en Norteamérica se llama “el gran sueño, llegar a ser
propietario”, pero algo, bastante o mucho de ello también hay, con el aliento e
impulso del propio Estado, por medio de sus políticas, las fiscales incluidas.
Uno de los
efectos perversos de la crisis hipotecaria española, consecuencia del estadillo
de la burbuja inmobiliaria y medidas desacertadas posteriores de los gobiernos
(españoles), ha sido que las fianzas o garantías personales sean en la
actualidad las preferidas por las instituciones financieras. A los Bancos y
Cajas de Ahorros ahora les resulta “mas
presentable” ejecutar bienes de los fiadores –saldos bancarios y segundas
residencias- que provocar el estrépito con la ejecución de la vivienda habitual
del hipotecante. Después de haber autorizado –notario- miles de fianzas, puedo
decir que no he conocido fiador o avalista que, al firmar la fianza gratuita (gratis
et amore), piense que su afianzado
o avalado no va a cumplir con su obligación de pagar, y siempre creyendo que él
está firmando por mero trámite, lo cual es de un optimismo temerario. Resulta
doloroso pensar en la situación de muchos familiares o amigos que, por ayudar
sin contraprestación, hoy están corriendo serios peligros de naturaleza
económica y psicológica. Y es que aquel optimismo puede arrastrar graves
consecuencias.
Fue imprevisible,
en la primera década del presente siglo, la gran escandalera provocada por las
ejecuciones hipotecarias, y que puede, a su vez, ella misma producir efectos
imprevistos. Eso acaso esté pasando con las fianzas personales, pues resulta
que ahora son más interesantes para
los Bancos y Cajas de ejecutar (ejecutar bienes de los fiadores) que perseguir
el bien hipotecado dado el escándalo provocado. Y hasta tal punto es así, que
Bancos y Cajas empiezan a utilizar para sus ejecuciones, no el estricto
procedimiento de los artículos 681 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil (“De
las particularidades de la ejecución sobre bienes hipotecados”), sino el
procedimiento ejecutivo general u ordinario para el embargo y ejecución de
bienes de los fiadores.
Acaso sea
frívolo, ante una prosa tan dramática, acudir a la lírica y recordar (cita de
memoria) al poeta Pedro Salinas, que
en un verso escribió: “El no tiene una revés que el que lo dice no lo sabe”.
Acaso resulte, que después de tanto griterío y clamor justificables, el no a
las ejecuciones hipotecarias, tiene un revés: ¡A por los fiadores o avalistas,
siempre, lo de ellos, mucho más discreto; a por ellos!
(Continuará, parte 3ª, que se publicará
el domingo 10 de febrero próximo, concluyendo con los fiadores y entrando en
otros protagonistas o dramatis personae,
que se indican en la Parte
1ª. Entre tanto, se puede consultar en Google: “Aznárez advierte que los
herederos de un avalista…”).
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