Mi nieto Nick se debate
en estos momentos entre
entre la vida y la muerte
en un hospital de Ohio;
sé que mi pequeño jabato
va a salir de ésta, muy lento
pero lo va a conseguir
Hoy copio el lema de mi
amiga Rosa –espero que no te importe- pero es que expresa la realidad de la
vida. En el mundo hay mucha más gente buena que mala gente, lo que pasa es que
la mala gente no tiene escrúpulos y es más agresiva, así se la ve más.
Hoy me refiero a esa
buena gente que está contigo en lo bueno y en lo malo, a lo peor la ves poco
pero está ahí y se hace visible cuando la necesitas. En este momento en el que
mi nieto Nick se debate entre la vida y la muerte en un hospital de Ohio, me
están haciendo llegar su cariño y sus palabras de apoyo me ayudan a seguir
adelante con el convencimiento de que mi niño saldrá de ésta. Yo quisiera estar
allí, con Tito cogiéndole de la mano y yo sosteniendo las de los dos entre las
mías. Mi corazón ya no me pertenece, está con ellos y espero que lo sientan
respirando al unísono.
Mientras tanto, me debato
entre el sufrimiento, la rabia, la impotencia. Cómo es posible que le pase algo
a un niño. A ratos pierdo la poca fe que tenía, a ratos la recupero porque Nick
la necesita y yo también. Camino como un zombi, parezco una persona normal pero
por dentro estoy llena de furia, por Dios a los niños, no, ya les espera
bastante dolor a lo largo de su vida, ahora no les toca.
Estoy en contacto con mi
hijo todo el tiempo por “what´s up”, bendito invento, lo tengo en la mano todo
el día y toda la noche, con cada mensaje revivo o me hundo, porque cada momento
es una cosa, una parada, ha salido, gracias a Dios, otra parada, ha vuelto a
resurgir, diálisis, ha mejorado, revivo. Una traqueotomía, está mejor. Una
transfusión de sangre, ha funcionado. Pero ahora ya sé que mi pequeño jabato
puede con todo, va a salir de ésta, muy lento pero lo va a conseguir.
Y mientras tanto, yo
sonrío porque los que me rodean no tienen la culpa de que esto suceda, mis
hijos y mis otros nietos tienen que disfrutar estos días de fiesta, así que
celebramos el día de Reyes como siempre y como siempre fue magia con los niños,
esa excitación, esa carita de felicidad, esas palabras cuando se dirigen a mí:
mira abuela voy a pintar este osito de colores y su cara iluminada me devuelve
a la vida.
La otra cara de la
moneda, el otro día voy a un estanco a comprar unos caramelos para los niños y
estando allí entran unos cuantos jovencitos de unos catorce o quince años, bien
vestidos, con una actitud ofensiva, maleducada, insolente y le piden al
dependiente una máquina para picar o aplastar marihuana, no entendí bien; les
contestaron que no tenía y marcharon lanzando improperios y dando un portazo.
El dependiente comenta que son los terceros que habían entrado en l atienda con
la misma actitud, se ve que está harto y no me extraña. Un cliente simpatiza
con el empleado y ante mi sorpresa una señora que estaba en la cola replicó que
pobres chicos, que eran el resultado de la situación de crisis que estábamos
viviendo, que no tenían ilusión porque sus padres tampoco la tenían e intenta
darnos una charla sobre Rajoy y los recortes. La corto en seco y por poco me
lanzo a darle una bofetada, Dios mío, qué agresiva me he vuelto. Pero es que no
aguanto más estupideces.
Esta juventud está
desilusionada, cierto, no ve futuro, vale, pero cómo fue la nuestra y no nos
paramos a pensar que sufríamos tanto, hicimos lo que teníamos que hacer, cumplir
con nuestro deber, prepararnos, estudiar, aunque hubiera asignaturas que no nos
gustaban, aunque muchos profesores no nos motivasen. Ahora es todo, probrecitos
alumnos, tienen traumas, no se les puede castigar. La solución es que los
profesores se pongan de felpudo, ¿no? Y los alumnos consuman toda clase de
porquerías que les vana pasar factura a lo largo de su vida, que se
emborrachen, que se corten con cualquier cosa que parece es la última moda. No,
y mil veces no. Lo que tienen que hacer es estudiar y prepararse como lo aha
hecho todo ese personal sanitario que está luchando por salvar la vida a mi
nieto. Sin ellos yo no tendría esperanza.
Así que acabo con esa
actitud de justificación de lo injustificable. La educación debe mejorar,
cierto, pero mientras tanto hay que sacar el mayor partido posible de lo que
hay y hay mucho.
No quiero acabar con
enfado y desprecio, quiero terminar con un gracias muy grande para la buena
gente que ha estado y está con nosotros. Entre ellos y nosotros lo
conseguiremos, volveremos a ver la amplia sonrisa de Nick, sus rabietas también
porque es un chico con carácter, oiremos sus risas y sus llantos porque cuando
llora tiene una voz tan potente que s ele oye en todas partes, ¡ojalá pudiera
oírle ahora! Despierta Nick, mi amor.
Vicky fue mi profesora, y como tal me enseño cosas de la vida. Desde aqui, le mando un abrazo muy fuerte. Estoy seguro que Nick poco a poco ira a mejor, y lo tendras en tus brazos muy pronto.
ResponderEliminarJ.
Querida Virginia, es la primera noticia que tengo sobre este drama. Lo siento inmensamente, de verdad. Ánimo, seguro que está en inmejorables manos y desde aquí, y desde todos los corazones buenos, le enviamos nuestra fuerza.
ResponderEliminarUn abrazo, lo que dices sobre la juventud es eso exactamente. Tampoco mucha gente tenía nada después de las guerras, la Mundial, las dos, y la Civil de aquí, y no era culpa suya... De eso hay para escribir folios a porrillo.
Pero ahora mismo, lo que importa es tu niño y vuestra esperanza. Yo soy de esas amigas casi invisibles, pero sabes que, si me necesitas, estoy aquí.
Un abrazo enorme, cálido y cargado de buenos augurios.
De Ángel Aznárez a Virginia Alvarez-Buylla
ResponderEliminarQuerida Virginia:
Tu dolor, que es muy de dentro, no es comparable al que sentimos los de fuera. La enfermedad un niño, que además desciende de tí, es una barbaridad, pues enfermedad y niñez son "contranatura". Lo es y hasta tal punto, que, por eso mismo, muchos -no sé si con acierto o desacierto, han dejado de creer en Dios y en su bondad. ¿Un Dios bueno puede permitir el disparate de que un niño enfermo sufra, y tan prematuramente? Importante asunto.
Relacionado con la otra parte de tu texto, sobre la educación de los jóvenes, te diré que acabo de leer un libro de una norteamericana -tú la entenderías muy bien- que considera esenciales cuatro normas: A): Educarles en el gusto, sabores y valoración de la alimentación. B): Educarles en ser pacientes y saber esperar: C): Educarles para que sean autónomos. D) Y educar a los padfres para que aprendan a decirles no, no y no.
Un fuerte abrazo, hoy más "chicarrona" Buylla que "chica-Buylla.
Ángel Aznárez.
Muchas gracias Angel como siempre me das ánimos y encuentras la palabra adecuada, hoy estoy más animada porque Nick ha conocido a Tito, su padre y le ha sonreido, hoy estoy segura de que saldrá de esta y volveré a disfrutar de sus risas y sus llantos.
EliminarVirginia
Querida Viky:En estos momentos dolorosos, las palabras de consuelo de las personas que te queremos van dirigidas con todo cariño.Añadidas con la confíanza en la medicina y qué los niños tienen un poder de recuperación increible. Creo firmemente que así será, (aunque sea lento), cojerás su mano, sentirás sus lloros, sus risas y juegos.¡Animo abuela!
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo
Delia