Hoy me voy a olvidar de España en general y de Asturias en particular y me
voy a dar un garbeo por esos mundos de Dios.
Estoy encantada porque la reina Isabel de Inglaterra ha salido del hospital King Edward VII de Londres, en donde había estado ingresada unos días por culpa de una gastroenteritis. Se la veía tan estupenda como siempre; a punto de cumplir 87 años, está erguida y regia. No puedo decir que elegante porque en mi humilde opinión su gusto en el vestir está a muchos años luz de la elegancia y el glamour: sus bolsos en cabestrillo, sus sombreros que cambian de color pero parecen siempre el mismo, y su perenne peinado no la convierten en un icono de la moda; pero sus súbditos la respetan y la aprecian, y eso es lo más importante.
Cambiando de tercio, me voy a Italia, que últimamente es un foco de noticias importante. Roma se va a convertir en la capital del mundo durante quince días a causa de la celebración del cónclave en el que se elegirá un nuevo papa para sustituir a Benedicto XVI, el papa emérito que ya descansa en Castell Gandolfo, intentando permanecer al margen de todo después del susto que nos dio dimitiendo. Realmente fue una noticia impactante cuando anunció que se retiraba por problemas de salud que no le permitían ocuparse del gobierno de la Iglesia católica como él creía que debía hacerse. La verdad es que yo no podía creérmelo. Llevaba tiempo oyendo que la actitud tan honesta del Papa, reconociendo los casos de pederastia en la Iglesia católica y pidiendo perdón por ello y por otras acciones lamentables llevadas a cabo por algunos miembros de la Iglesia en el pasado, no habían gustado a algunos altos prelados y muchos miembros de la curia romana que se habían convertido en sus enemigos. Quizá su salud tan deteriorada no le permitía enfrentarse con la fuerza necesaria a esos personajes. Nunca lo sabremos. Hoy se han reunido por primera vez los cardenales que van a elegir al sucesor de Benedicto XVI, un hombre íntegro, inteligente y culto al que echaremos de menos.
Siguiendo en Italia, en donde se organizó un follón de aúpa en las últimas elecciones que no produjeron un claro ganador y sí un resultado que hace imposible formar Gobierno: para mí que a veces los votantes votan con los pies. Que después de todo lo que ha hecho un personaje vanidoso, mujeriego y corrupto como Berlusconi, que se ha convertido en una caricatura de sí mismo, todavía consiga votos es inexplicable. No sé si es que hoy en día se admira la desfachatez, el dinero, a un hombre rodeado de prostitutas jóvenes, gastando dinero en cirugías estéticas, en comprar a todo el mundo. La honradez, la hombría de bien, el trabajo bien hecho no se llevan. Por culpa de todo esto el señor Monti ha enviado una carta a Grillo, a Bersani y a Berlusconi para que acudan por separado a una reunión para un cambio de opiniones sobre la UE y, así, preparar el congreso que se celebrará en Bruselas el 14 de marzo. Monti pretende encontrar elementos de consenso entre ellos para presentar en el congreso, y que éste no se convierta en una pesadilla para Italia. Creo que Monti tiene buenas intenciones, pero no sé si conseguirá algo con estos tres personajes. Y todos pagaremos por ello.
Voy a volver a la aristocracia: Charlène y Alberto de Mónaco se dedican a viajar y a presidir galas de beneficencia, pero los niños no vienen y la princesa está triste y apagada. Se dijo en su día que Charlène quiso dar marcha atrás a su boda y que no la dejaron. No sé si fue cierto o no, pero en la vida he visto una novia más triste que la princesa Cherlène el día en que contrajo matrimonio con el príncipe Alberto. Otro misterio que nunca sabremos.
Voy a volver a España: se ha abierto la veda que protegía algo a la Familia Real y estamos asistiendo a una embestida en toda regla por parte de los republicanos, que ya sueñan con la III República. Como siempre que una prohibición -velada o no- se termina, se produce el efecto contrario y entonces todo el mundo puede opinar, mentir e inventar falsedades para denigrar a quien antes estaba protegido. Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía han sido unos buenos monarcas para nuestro país, nos han representado con gran dignidad y nos han sacado de algún atolladero internacional. Es cierto que don Juan Carlos tiene la pestaña alegre como todos los Borbones, lo que habrá producido muchos disgustos a doña Sofía; pero ella, educada para ser reina, escogió callar y proteger a su familia y a la monarquía; respetémosla por ello. Tuvieron mala suerte con su yerno, lo de Urdangarín no tiene nombre -ni apellido-, pero en muchas familias hay algún miembro indeseable y los demás no tienen la culpa. Es normal que la Reina quiera ver a su hija y sus nietos; lo hace siempre que puede, y yo me alegro de que lo haga. Con todas estas cosas, don Juan Carlos no levanta cabeza. Con tantas operaciones y tantos disgustos, está muy deteriorado; además la aparición y declaraciones de la cortesana Corinna, que me parece un personaje de opereta que debería estar calladita y en su casa, no ha hecho más que empeorar las cosas. De todos modos, ella va a salir perdiendo porque se le ve tanto el plumero que va a tener que buscar financiación en otra parte.
A los españoles nos queda otra baza: los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia. Ellos no han estado envueltos en ningún escándalo y están dando ejemplo de matrimonio intachable, enamorado y totalmente volcado en sus hijas y sus labores para con su país. El mismo «Paris Match» los considera la esperanza de España. Puede que tenga razón.
Estoy encantada porque la reina Isabel de Inglaterra ha salido del hospital King Edward VII de Londres, en donde había estado ingresada unos días por culpa de una gastroenteritis. Se la veía tan estupenda como siempre; a punto de cumplir 87 años, está erguida y regia. No puedo decir que elegante porque en mi humilde opinión su gusto en el vestir está a muchos años luz de la elegancia y el glamour: sus bolsos en cabestrillo, sus sombreros que cambian de color pero parecen siempre el mismo, y su perenne peinado no la convierten en un icono de la moda; pero sus súbditos la respetan y la aprecian, y eso es lo más importante.
Cambiando de tercio, me voy a Italia, que últimamente es un foco de noticias importante. Roma se va a convertir en la capital del mundo durante quince días a causa de la celebración del cónclave en el que se elegirá un nuevo papa para sustituir a Benedicto XVI, el papa emérito que ya descansa en Castell Gandolfo, intentando permanecer al margen de todo después del susto que nos dio dimitiendo. Realmente fue una noticia impactante cuando anunció que se retiraba por problemas de salud que no le permitían ocuparse del gobierno de la Iglesia católica como él creía que debía hacerse. La verdad es que yo no podía creérmelo. Llevaba tiempo oyendo que la actitud tan honesta del Papa, reconociendo los casos de pederastia en la Iglesia católica y pidiendo perdón por ello y por otras acciones lamentables llevadas a cabo por algunos miembros de la Iglesia en el pasado, no habían gustado a algunos altos prelados y muchos miembros de la curia romana que se habían convertido en sus enemigos. Quizá su salud tan deteriorada no le permitía enfrentarse con la fuerza necesaria a esos personajes. Nunca lo sabremos. Hoy se han reunido por primera vez los cardenales que van a elegir al sucesor de Benedicto XVI, un hombre íntegro, inteligente y culto al que echaremos de menos.
Siguiendo en Italia, en donde se organizó un follón de aúpa en las últimas elecciones que no produjeron un claro ganador y sí un resultado que hace imposible formar Gobierno: para mí que a veces los votantes votan con los pies. Que después de todo lo que ha hecho un personaje vanidoso, mujeriego y corrupto como Berlusconi, que se ha convertido en una caricatura de sí mismo, todavía consiga votos es inexplicable. No sé si es que hoy en día se admira la desfachatez, el dinero, a un hombre rodeado de prostitutas jóvenes, gastando dinero en cirugías estéticas, en comprar a todo el mundo. La honradez, la hombría de bien, el trabajo bien hecho no se llevan. Por culpa de todo esto el señor Monti ha enviado una carta a Grillo, a Bersani y a Berlusconi para que acudan por separado a una reunión para un cambio de opiniones sobre la UE y, así, preparar el congreso que se celebrará en Bruselas el 14 de marzo. Monti pretende encontrar elementos de consenso entre ellos para presentar en el congreso, y que éste no se convierta en una pesadilla para Italia. Creo que Monti tiene buenas intenciones, pero no sé si conseguirá algo con estos tres personajes. Y todos pagaremos por ello.
Voy a volver a la aristocracia: Charlène y Alberto de Mónaco se dedican a viajar y a presidir galas de beneficencia, pero los niños no vienen y la princesa está triste y apagada. Se dijo en su día que Charlène quiso dar marcha atrás a su boda y que no la dejaron. No sé si fue cierto o no, pero en la vida he visto una novia más triste que la princesa Cherlène el día en que contrajo matrimonio con el príncipe Alberto. Otro misterio que nunca sabremos.
Voy a volver a España: se ha abierto la veda que protegía algo a la Familia Real y estamos asistiendo a una embestida en toda regla por parte de los republicanos, que ya sueñan con la III República. Como siempre que una prohibición -velada o no- se termina, se produce el efecto contrario y entonces todo el mundo puede opinar, mentir e inventar falsedades para denigrar a quien antes estaba protegido. Los reyes don Juan Carlos y doña Sofía han sido unos buenos monarcas para nuestro país, nos han representado con gran dignidad y nos han sacado de algún atolladero internacional. Es cierto que don Juan Carlos tiene la pestaña alegre como todos los Borbones, lo que habrá producido muchos disgustos a doña Sofía; pero ella, educada para ser reina, escogió callar y proteger a su familia y a la monarquía; respetémosla por ello. Tuvieron mala suerte con su yerno, lo de Urdangarín no tiene nombre -ni apellido-, pero en muchas familias hay algún miembro indeseable y los demás no tienen la culpa. Es normal que la Reina quiera ver a su hija y sus nietos; lo hace siempre que puede, y yo me alegro de que lo haga. Con todas estas cosas, don Juan Carlos no levanta cabeza. Con tantas operaciones y tantos disgustos, está muy deteriorado; además la aparición y declaraciones de la cortesana Corinna, que me parece un personaje de opereta que debería estar calladita y en su casa, no ha hecho más que empeorar las cosas. De todos modos, ella va a salir perdiendo porque se le ve tanto el plumero que va a tener que buscar financiación en otra parte.
A los españoles nos queda otra baza: los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia. Ellos no han estado envueltos en ningún escándalo y están dando ejemplo de matrimonio intachable, enamorado y totalmente volcado en sus hijas y sus labores para con su país. El mismo «Paris Match» los considera la esperanza de España. Puede que tenga razón.
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