Por
segunda vez ocurrió el milagro. El milagro de la primera vez fue entre los
meses de agosto y octubre de 1978: en pocos días se pasó de la tristeza
angustiosa del Papado de Pablo VI al contundente “no tengáis miedo” de Juan
Pablo II -con el intermedio de la sonrisa “interrupta” del Papa Albino y
Luciani-. El milagro de la segunda vez acaba de ocurrir, entre febrero y marzo
de 2013: en pocos días se paso del Papado teológico (“trapecista”) y estético
(no obstante tanto desorden) de Benedicto, al Papado jesuítico y franciscano del
“paz y bien” de Francisco. Desde la Sociología no se explica cómo una “estructura”
burocratizada y de ancianos –gerontocracia vaticana- puede tener tantas
energías juveniles; sólo se puede entender desde la Teología : acción de la Santísima Trinidad
y punto
Papa Francisco
bajó de su “Sede”, en la Sala Clementina ,
y pisando el suelo, aunque de precioso mármol, dio abrazos, algún beso, a los
cardenales en Colegio allí presentes. Tranquilizó al cardenal Law, muy
angustiado; dio instrucciones precisas y tajantes al cardenal Ouellet (prefecto
para los Obispos durante Benedicto); aguantó los susurros de monja del cardenal
Comastri; puso firme al de Australia; escuchó con atención al cardenal Amigo,
que no lleva bien que se aceptara su renuncia con tanta rapidez (Sevilla),
mientras Rouco ahí sigue (Madrid), llamado eso “agravio comparativo”. Podríamos
seguir pues muchos abrazos y de tantos, darían para mucho.
Pero lo más
importante estaba cerca, muy cerca., pues así estaba Georg Gánswein, el
Secretario de Benedicto y, por ahora, el Prefecto de la Casa Pontificia de Francisco,
auténtico “pontífice” (puente entre los dos papas). El interés estaba en ver
qué cardenal saludaba también a Georg y qué cardenal “pasaba” de él, pues en
ese saludo se manifestaba la animosidad o adversidad hacia el Papa de la
renuncia y su Papado. Normal que los cardenales Sodano, Ré y Sepe, muy a
disgusto con Benedicto, no se acercaran a Georg ni le mirasen. Aclaro lo que mis
lectores y lectoras ya saben: yo, siempre, de mi bendito Benedicto; ahora bien,
me uno a la queja de Sódano, Ré y el “napolitano” Sepe (don Crescencio).
Resulta que Papa Benedicto, tanto denunciar i
mali del carrierismo e della recerca del potere personales (Audiencia
General de 3 de febrero 2010 (alocución sobre San Domenico di Guzman), y el
monseñor que más carrera rápida hizo en esos años fue, precisamente, su
secretario Georg, también amado por Vanity
fair y “la Versace ”.
Creo, con toda
modestia, que una cosa es que el nuevo Papa sea argentino y otra que quiera
tener al lado un “Teatro Argentino”. Luego, su Excelencia Reverendísima, el
Arzobispo Gánswein, ha de ir preparando las maletas. No me sorprendieron las
atenciones al Arzobispo Gánswein por parte de monseñor Rouco; si me sorprendió,
en cambio, que el cardenal James Harvey, hasta hace unos meses Prefecto de la Casa Pontificia de Benedicto,
pasara sin mirar a su sucesor. ¡Yo que pensaba que eran amigos! ¿Por qué se
habrán enfadado?
Y mientras eso
y muchas cosas más ocurrían, tres sediari
pontificios, antes palafreneros, con su Decano
di Sala al frente, colgando todos collares y cadenas de plata, y con
pajaritas blancas de corbata, repartían papelitos para lo del martes, antes,
antes, llamado La Coronación.
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