"El autor, pensando" |
Con el Papa ya
en el Trono, dando la espalda a la gran chimenea clementina, habló el Decano
Sodano, que volvió a repetir lo que últimamente tanto le preocupa, eso de que
el Buen Pastor, jamás, jamás, debe abandonar a sus ovejas; preocupación loable
y demostrativa de que no está dispuesto a dejar tranquilo al emérito Benedicto.
El Obispo de Roma, sentado con las piernas extravertidas, acaso en exceso, y
calzando unos “zapatones” negros (el “agudo” cardenal Lajolo, emérito Presidente
del “Governatorato” los miraba asombrado), en su alocución, volvió a mencionar
al diavolo (demonio en la homilía de la Sixtina ).
Es muy
interesante el pensamiento sobre Satana
(el Maligno), tanto de Pablo VI (Homilía del 29 de junio de 1972) como de
Benedicto XVI (Audiencia General de 21 de febrero de 2010 y conferencia de
Teología Política en 1962). Sólo destacaré, por ahora, la rapidez apresurada y la
reiteración de Franciscus en apuntar
a Lucifer -en pagano Belcebú o Belfegor; y explicable por dos hechos: Franciscus es jesuita –en los
“Ejercicios” de San Ignacio hay mucho de tentaciones y del Tentador, y el
dantesco Infierno ahí está con sus demonios-; además, los argentinos, acaso Franciscus también, son, de nacimiento,
apasionados por el psicoanálisis, que es, a veces, cosa de demonios y
endemoniados.
La
seguridad que está manifestando el Sumo Pontífice es total, lo que revela que
el apoyo en el Cónclave fue masivo por los electores, muy superior al recibido
por mi bendito Benedicto en 2005; ello milagro o gracia de Benedicto, del
Vaticanleaks, del IOR y de lo “otro”. También sabe el Papa que tiene el apoyo -ahí
estarán- de casi dieciocho mil jesuitas, y eso, no es “moco de pavo”
(perdóneseme el recurso a la ordinaria volatería). Y mientras tanto, el
cardenal Bagnasco, Presidente de la
CEI , afeitó su cabeza, pareciendo que allá arriba, lleva
colocada una cacerola en vez de un solideo o casquete. Y mientras tanto, el
purpurado español, que no votó a Francisco, ya empezó a hacer eso que se llama
“de la necesidad virtud”, y es que al Conclave concurren, además del Espíritu
Santo –esto con toda seguridad-, también y quizá, Satana y alguna “meiga” que, en masculino gallego, se llama
“meigallo”.
Y que todo sea,
como bien dijo Sodano --asimétrico, con el hombro izquierdo mucha más alto que
el derecho-- en su final de saludo al Obispo de Roma: Ad multos annos, y que así sea.
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