(Publicado en "RELIGIÓN DIGITAL")
4ª Parte
4ª Parte
SATANÁS CONTRA DIOS
Jesús le replicó:
-Si he hablado mal, demuéstrame en qué; pero si he hablado bien, ¿por
qué me pegas?
Del Evangelio de San Juan
No es preciso
rebuscar o hurgar; muy al principio del Anuario
Pontificio, libro oficial de la Ciudad del Vaticano y de roja cobertura, se
enumeran los “títulos” papales: Vicario
de Jesucristo, sucesor del Príncipe de los Apóstoles, soberano pontífice de la Iglesia universal,
patriarca de Occidente, primado de Italia, arzobispo y metropolita de la Provincia romana,
soberano del Estado de la ciudad del Vaticano. Unos títulos me agradan más
que otros; por ejemplo nada me gusta lo de “soberano pontífice”, que es más
título exclusivo del Derecho romano, el pagano e imperial, que del cristianismo
(puestos a copiar, alguno se pasó en lo mimético). He ahí, muy resumida, una
parte muy importante de la la complexio
oppositorum, característica de la Iglesia católica que escribiera el católico Carl
Scmitt en 1923. En 2011, eso mismo, lo acaba de escribir el reconocido
constitucionalista italiano Gustavo Zagrebelsky.
En el libro La felicità della democrazia (editado en
2011 por Laterza), escrito en forma de diálogo por el periodista Ezio Mauro y
Zagrebelsky, éste, en la página 124, escribe: “ Una religión como la de Jesús de Nazareth, que es una religión de la
libertad, me parece macroscópicamente en contraste con la Iglesia católica romana como
institución de poder”; y en la página 130 continúa el constitucionalista
italiano:”la Iglesia como organización
de poder busca su conveniencia, no así toda la comunidad cristiana que, más que
en el poder, está empeñada en el trabajo de la caridad cristiana y en la
evangelización de las conciencias”. Poder, cuya suprema ley es el mandar o/y
gobernar -que es muy grande aunque se materialice en el muy pequeño, casi
liliputiense, Estado de la ciudad del Vaticano- y Religión, cuya suprema ley es
la cura animorum de los fieles. Poder político de un lado y vocación
espiritual de otro.
La pregunta surge
inevitable, aunque es vieja de siglos: ¿son ambos, Poder y Religión, compatibles?
¿Es la lógica de armonización de ambas la del doble juego? Ya mencionamos en
anteriores artículos, cómo el Poder en la Iglesia , concretado en una estructura jurídica
copiada del Bajo Imperio romano, fue determinante (con la ayuda del Espíritu
Santo, naturalmente) para la sobrevivencia durante siglos de la misma Iglesia. Muy
lejos nos llevaría analizar los porqués de que ni en el judaísmo ni el Islám
precisan para seguir “ahí” de un Vaticano o asimilado, incluso valientemente, sin
clérigos, excepción hecha de los musulmanes chiítas).
Es normal que
la simbiosis de Poder y Religión, tan presente en el catolicismo romano, cause
tantos problemas, antes y “muy” ahora. Es normal que lo santo de la Religión esté en continuo
combate con lo diabólico del Poder. Es normal que Satanás esté al acecho
tentando (“tentazioni diaboliche”) sin
parar y con zumbidos (ruidos sordos) de mosca grande. Esto, lo de la lógica de
Dios y la de Satanás (del Poder), no sólo lo escribe un laico, éste mismo, al
que, por ser sólo eso (laico), los fariseos del “templo” o del cortijo, lo quieren
callado, sin entrometimientos meticones. Es que ¡Oh sorpresa! el mismo Papa, mi
bendito Benedicto, no deja de predicarlo desde que a finales de 2008, por
“lógicas de Poder” –entendido “poder” en sentido amplio, que incluye dineros-,
quisieron reenviarlo a la “Casa del Padre”.
Los testimonios de declaraciones y escritos
papales denunciando el “carrerismo” y la diabólica “lógica del Poder” en la
Iglesia son muchos. Palabras innumerables, que “suenan” a manera de constantes
advertencias y a súplicas para que la caja de los truenos ni se abra ni se
rompa. Citemos sólo algunos testimonios con datos muy precisos para facilitar su
consulta, y que aquí se dan por reproducidos. Entre otros: Carta a los Obispos
de la Iglesia
católica sobre la remisión de la excomunión de los cuatro obispos consagrados
por el Arzobispo Lefebvre (10 de marzo
de 2009); Disertación sobre Santo Domingo de Guzmán en la Audiencia general (3 de febrero de 2010); Alocución en el Angelus (21 de febrero de 2010; Discurso a los nuevos Embajadores(11) ante la Santa Sede con ocasión
de la presentación colectiva de las Cartas Credenciales (15 de diciembre de 2011); Alocución en el Angelus (29 de enero de 2012;
y Discurso con ocasión del Consistorio ordinario público para la creación de
nuevos cardenales (18 de febrero de 2012).
Muy interesante sería un trabajo de tesis sobre lo siguiente: “El poder y su
lógica en el pensamiento teológico y político de J. Ratzinger”.
Un Poder, el
eclesiástico, que, como otros y por su lógica, usa del secreto. Con el
espantajo al fondo de Maquiavelo y de la “razón de Estado” (alguno, eclesiástico
y S.J., hace siglos prefirió llamar la “razón de establo”), el secreto es
necesario; a efectos de claridad, señalo el parentesco etimológico entre secretum
y excrementum (a los que deseen profundizar en esto pueden
consultar el libro Evolución etimológica
y semántica de la palabra “secreto” de Arnaud Levy (1976). Todo viene del
latín secerno y cerno y acabando en orificio. Eso de que en el mismo sitio en el que
hay secreto haya también excremento,
es rico en conclusiones. Y aquí surge una novedosa complexio oppositorum que no se pudo imaginar Carl Schmitt en 1923:
Resulta por una parte que el Papa necesita del Poder y de su lógica, entre
otros del secreto, tal como lo está probando la escandalera del “Vaticanleaks” (las cosas terribles que
puedan pasar cuando se sabe lo que no debería saberse), pero, por otra parte, al
mismo tiempo y en estos tiempos, el Papa y su Curia se exponen, se muestran, se
enseñan con presencia continua en la televisión, que es mucho más que indiscreta:
es un espejo y una lupa de muchos aumentos. Para ver ya no hace falta estar
allí, sólo tener paciencia a la espera de recibir los vídeos, los muchos
vídeos.
Por esa lupa, acoplando accesorios de
precisión, se pueden ver cosas muy humanas y no anecdóticas, aunque pudieran
parecerlo: la evolución de manchas sospechosas en los rostros del blanco papal
y de los colorados cardenalicios; se pueden ver los mejunjes o pringues que un
purpurado --príncipe y principal, primero ocupado con los “Textos” y ahora
preocupado con los pretextos—emplea para teñir sus canas; también las suelas de
los zapatos gastadas por tanto deambular por los escondites del Palacio
Apostólico; incluso se ve el aburrimiento de algunos con entretenimientos varios,
uno de ellos meter los dedos en la nariz (esto es especialmente visible en
audiencias y recepciones). Las “cosas” van a una velocidad vertiginosa: del tiempo del Beato Juan XXIII, que, por
salir unos metros un par de veces del Vaticano, las pérfidas lenguas de los
purpurados romano-curiales le motejaron de Johnny
Walker, pasamos al tiempo del Beato
Juan Pablo II, al que el sociólogo y pensador Jean Baudrillard, llamó “el Papa de Disneylandia (Diario El País, jueves de 17 de septiembre de
1987, página 30). Me apresuro a declarar que las maledicencias, lo de Johnny
Walker y lo de Disneylandia, no las debo compartir, pues soy creyente, a
diferencia de aquéllos y de Baudrillard.
Tan inadecuado
e injusto es escribir que en la jerarquía de la Iglesia Católica ,
institución divina y humana, todo es Poder, como escribir que todo es Amor;
muchos se dedican a lo primero y muchos más, personas ejemplares, a lo segundo.
La cuestión está en eso, desde el principio de la Filosofía , conocido como
la armonía de los opuestos. Razón tuvo Carl Schmitt al escribir en su Catolicismo romano y forma política
(1923), como ejemplo de complexio
oppositorum (en la Iglesia ),
con cita de Dupanloup, que el último pastor de los Abruzos puede llegar a ser
papa, lo cual nos introduce en el complicado asunto del Cursus honorum de los célibes clérigos católicos, unos
con apoyo de cordate y otros sin cordate.
El afán de Poder o Satanás vuelve a luchar con
el afán pastoral o de Dios, y desde muy pronto, desde encabezar una mitra auxiliar o auxiliar mitra (obispo),
hasta más tarde, con ocasión de la electio
per scrutinium en el Cónclave para elegir papa. Jamás, jamás esto se
reconocerá en público, aunque en privado es de público conocimiento y patente,
y es que al Poder no le basta el secreto, también necesita de la hipocresía.
(Continuará)
NOTA: El
pasado domingo 22 de julio, vista primero y revista después la celebración
eucarística en la Catedral
de la Almudena ,
presidida por monseñor Rouco, Su Eminencia Reverendísima, acaso por
considerarse “sobrado” en el arte homilético o ciencia de la predicación, dijo
lo siguiente: “…Se retiraba (Jesús) para orar con los suyos para volver después a hacer el papel de una
forma entregada y exhaustiva, y agotador de ser Pastor…” (la trascripción
es literal, revisto y reoído el video de la ceremonia). Me dejó perplejo lo de
“hacer el papel”. ¡Cuánto lo siento!
RECUERDOS a mi
amigo Javier Morán, periodista de La Nueva España de Asturias, de mucho rigor y
vaticanista en el Golfo de Vizcaya, desde la Diócesis Munilla
hasta la de Mondoñedo y Ferrol.
(FOTOS DEL AUTOR)
Poco puedo opinar de tu artículo. Tengo un barullo cerebral tremendo con esto de la religión. Fui educada en un colegio de monjas con la consabida saturación de fervor religioso, asistencia a misa todos los días, rosarios etc. Nunca tuve mucha fe, analizaba demasiado y ahora no soy practicante ni siquiera se si soy creyente, lo único que se es que soy muy respetuosa con todas las religiones y procuro no ofender a nadie. Me molesta la manía persecutoria de los socialistas contra la Iglesia Católica que es verdad que hizo muchas cosas mal y con las mujeres siempre nefastos, pero también hizo muchas cosas bien. La pompa del Vaticano me repatea bastante pero como arte me encanta visitarlo. La lucha por el poder es humana pero indigna de una creencia que promueve el bien y la igualdad.
ResponderEliminarBueno me voy a Valdore ( para mi el pueblo) con la familia hasta fin de mes así que no entraré por estos lares ni tendré el placer de leer tus doctos y superioes artículos de los cuales esta chica de Gujón aprende tanto.