UN LUGAR IDÍLICO
JOAQUÍN PIXÁN Y SU NIETO ÁLVARO |
Lógicamente las actividades profesionales siempre han tenido
prioridad en mi vida, habida cuenta que amo el canto, no diré que por encima de
todas las cosas, pero sí en el mismo grado que a mi familia y a los buenos
amigos. Mi familia, mis amigos y el canto, son las cosas que dan sentido a mi
vida.
Dejando a un lado el canto, si ello fuera posible, diré que
el deporte me ha proporcionado una manera de vivir, una cultura de ocio que
reposa en una vida sana. Y ese puede practicarse en todas partes. Puedo decir
que mis raquetas de tenis y el tablero de ajedrez –los deportes que practico-
me acompañan allí donde voy. El tenis ha sido un nexo de unión con mis hijos, y
ahora lo es con mis nietos, Carlos, Álvaro
y Aitana. Y casualmente esa máxima de vida sana a través del deporte ahora, en
momentos de máximas dificultades de todo tipo, son precisamente los valores que
se potencian para que, más allá de las penurias económicas que atraviesa
nuestro país, los españoles tengamos un respiro. Ahí están nuestras
selecciones, colmadas de éxitos, hoy ya en los juegos olímpicos de Londres,
enseñando al mundo nuestro espíritu de superación por medio del deporte.
Ya regresando al principio, al lugar idílico para vivir, no
podría definir uno concreto como me han pedido. Todos son buenos para mí si sus
gentes lo son, si en él me siento como en casa. Por fortuna en muchos parajes,
en muchas ciudades, me he sentido cómodo. Se van dejando por el mundo amigos,
recuerdos, querencias… En un país lejano
uno tiene un amigo, o varios, que merecen
la pena, en Sevilla están mis hijos y mis nietos, en y en cualquier lugar de
Asturias más amigos. Siempre regreso a mi patria chica por razones que se me
antojan muy poderosas: porque tira la tierra, porque mi retina necesita
recrearse en sus montañas, en sus valles, en ese verde que lo impregna todo, ¡quién
sabe exactamente por qué…! No sé qué sería de de mí sin la naturaleza, sin el
deporte, sin poder complementar las largas horas de ensayo con un ocio
compartido –con hijos, con nietos, con amigos- con una raqueta de tenis en la
mano y en este paraíso que es Asturias. En mi caso, claro, cada cual con su
propio deporte y en ese lugar que sienta un poco suyo y, por tanto, será
idílico. Que si no me equivoco debería de ser el título de este pequeño
artículo: un lugar idílico.
JOAQUÍN
PIXÁN
(La "Nueva España, 2/08/2012)
(La "Nueva España, 2/08/2012)
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