EL DISCURSO DEL PAPA (2ª PARTE)
Por su opción a favor del primado de la razón, el cristianismo permanece, aún hoy, siendo racionalidad.
Cardenal Ratzinger
(Conferencia en
Tres cuestiones previas respecto al discurso papal a los parlamentarios alemanes sobre los fundamentos de
Comenzaron sus reflexiones con relato del bíblico Libro de los Reyes (Jerusalen), si bien pudo también haberlo iniciado con la tragedia Antígona de Sófocles, siendo el conflicto entre Creón y Antígona clave para entender la política democrática (Atenas). Citó luego a San Agustín (Roma). El Papa Ratzinger -esto es importante- “tiene en San Agustín el punto de partida, esencial para comprender la prospectiva del jóven Ratzinger en referencia a la conexión entre teología y politica” (cita del libro de Giacomo Coccolini A la búsqueda de un ethos politico, Ed. Il Pozzo, 2011, página 67). La frase agustiniana, pronunciada en sede parlamentaria, fue la siguiente: “Quita el derecho y, entonces, ¿qué distinguen el Estado de una gran banda de bandidos”? Y escriba yo ahora que la política es la que hace el derecho en forma de leyes aprobadas por los parlamentos; que el derecho es a la vez acto de poder y límite del poder; que política y derecho, como casi todo lo humano, son duales: a un lado, el bien, la razón y la luz, y, al otro lado, la fuerza, la astucia, los intereses, incluso lo sombrío y tenebroso.
Muy acertadas las siguientes palabras del Papa:” Servir al derecho y combatir el dominio de la injusticia es y sigue siendo el deber fundamental del político”. Y muy acertada la referencia previa a los bandidos. “Bandidos”, que permitió recordar al perverso régimen de Hitler –simbólicamente, en el mismo Reichstag, el Papa recibió a representantes de la comunidad judía de Alemania-. También permitió recordar a otros bandidos, más contemporáneos; pues “banda de bandidos” son los dictadores de los países árabes, al otro lado del Mediterráneo, unos ya caídos y otros en trance de caída por la llamada “primavera árabe” –en la lista del bandidaje está el Presidente Ahmadineyad de Irán ¡Qué bruto, qué criminal y qué destino le espera en cosa de horas!-.
Cuestión diferente y preocupante es lo que está ocurriendo en este lado del Mediterráneo, en
Los políticos reciben su merecido: ser sustituidos por tecnócratas, una nueva “tecno-estructura”, regresando así a los años sesenta del pasado siglo. Hay más retrocesos: la grave crisis del parlamentarismo, base del sistema democrático, que tuvo de enemigos a todos los “ismos “del siglo pasado: al fascismo, al nazismo y al comunismo. Muy apropiada, pues, la estancia de Benedicto en el Parlamento. Carl Schmitt, al que nos referimos en el artículo El nacional-catolicismo de
Un Schmitt muy vinculado a España (cuento como anécdota que en los primeros años setenta del pasado siglo, se le podía ver paseando por las rúas de Santiago de Compostela, en la que vivía su única hija, Ánima, esposa del profesor Otero Varela, catedrático de Historia del Derecho en
El Papa, por natural cortesía, no se refirió a la crisis del parlamentarismo ni a la corrupción política, de la que Alemania no se libra. Habrá que recordar que el demócrata-cristiano Köhl, a finales de los años noventa hundió su prestigio al reconocer que campañas electorales de su partido político (CDU) fueron financiadas con fondos secretos llegados de Suiza, y que, más reciente, el presidente del Partido Liberal alemán, Guido Westerwelle, haya sido acusado de patrocinar una rebaja del IVA en el sector de la restauración (lo consiguió), después de haber recibido un millón de euros de regalo de la cadena hotelera Mövenpick.
A propósito de las grandes cuestiones humanas, de antropología o de valores fundamentales, que puede convertirse en derecho vigente, planteó Benedicto XVI una cuestión esencial: “Es evidente –leyó- que en las cuestiones fundamentales del derecho, en las cuales está en juego la dignidad del hombre y de la humanidad, el principio de la mayoría no basta”. En esta cuestión muy jurídica, el Papa no nos dio solución ni nos resolvió el problema, pues si la mayoría, incluso reforzada, no basta, sólo queda la unanimidad, que, además de imposible, es jurídicamente nula si se exigiese (el jurista austríaco Kelsen citado por el Papa analiza esto con precisión). Los acuerdos de las personas jurídicas, eclesiástica o civiles (un parlamento, por ejemplo), sólo pueden legalmente adoptar sus acuerdos por mayoría, que puede ser simple (el mayor número) o especial, que, a su vez, puede ser absoluta (más de la mitad) o reforzada (más que la absoluta, por ejemplo, dos tercios o tres quintos). Es verdad asimismo, y lo traemos a colación, lo que dispone el artículo 92 de
Por un básico principio de organización y funcionamiento, se excluyen las unanimidades, que son derechos de veto. La misma Iglesia Católica, para elegir al sucesor de Pedro en cónclave, establece la mayoría de dos tercios de los cardenales electores, excluidos los modos de elección per acclamationem y per compromissum (léase
Quiero destacar que la referencia del Papa Benedicto a las mayorías y minorías, incluso el texto del teólogo Orígenes, es casi idéntica a la que figura en la entrevista que le hizo Jaime Antúnez Adunate, siendo Cardenal y publicada en España en forma de libro Crónica de las ideas, editado por Encuentro Ediciones en 2001 (págs.
(A la pregunta del “¿Qué hacemos” y a la referencia al Derecho natural en el repetido discurso papal, con alguna reflexión práctica sobre instituciones y regulaciones de “familia”, dedicaremos la siguiente y tercera parte, procurando que ésa sea la última, aunque el autor lo sabrá cuando la escriba; eso tocará la semana que viene, si Dios quiere).
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