lunes, 13 de febrero de 2012

"CLEO", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ-BUYLLA publicado en LA NUEVA ESPAÑA



Cleo, mi sexta nieta y la primera niña, ha abierto los ojos al mundo. Ha nacido en un momento en que nuestro país sufre una crisis económica escalofriante, en una tierra dividida, y en general, con unos ciudadanos desilusionados con la situación, con poca fe en sus políticos y sometidos a informaciones contradictorias por todos lados. Pero yo resucito mi espíritu optimista pensando en ella y recuerdo que muchas veces se han vivido épocas convulsas y tantas otras veces hemos salido de estas trifulcas entre hermanos, propias de nuestra idiosincrasia belicosa y mediterránea. Que tantas veces la humanidad ha pasado por etapas peores, porque los hombres no cambian, y seguimos cometiendo los mismos errores que nuestros antepasados, y tantas veces hemos corregido el rumbo. 

Cleo, mi vida, afortunadamente lo único que puedes ver a tu alrededor es amor. El amor de tus padres, Silvia, mi niña, la pequeñita de la familia, que va a ser una madre estupenda, tierna, cariñosa y dulce, que nunca levanta la voz, y Seve, que te mira con arrobo, y sabe todo sobre los niños, cree él, porque ha leído todos los libros del mundo, yo no quiero desengañarle, pobrecito mío. El amor de tus abuelos, tus tíos, tus primos, que es lo más importante, es lo que te ayudará a sobrellevar las penas, a esquivar los escollos que te encontrarás en tu camino. Es inevitable, no puedo pedir que no tengas sufrimientos, que tu vida sea un camino de rosas, porque incluso las rosas tienen espinas, pero sí que con nuestra ayuda y tu fuerza los superes. 

Te miro y pienso por sexta vez cómo es posible que se produzca este milagro de convertir a una plácida señora madura en una mezcla de amor inmenso y a la vez en una leona que en su deseo de defender incluso mataría o moriría para proteger esta vida que tengo en mis brazos. Yo pensaba que había llegado el momento de permanecer en la retaguardia, en mis cuarteles de invierno, vamos. Pero, no, voy a seguir en la brecha por ti y todos mis nietos, voy a luchar y participar para que las cosas cambien. Voy a estar allí donde haga falta, incluso aunque no quieran que esté. Sé que voy a conseguir poco, pero muchos pocos hacen algo grande. 

Mi único dolor es que no me queda mucho tiempo, no voy a verte convertida en una mujer, pero sé que vas a sentir mi presencia. Yo seré esa especie de hada madrina, de defensora, esa presencia que te advertirá cuando vas por mal camino, ese consuelo y ese cariño que percibirás aunque no sepas de dónde viene. Esa vocecita que te dirá que no te preocupes, que es normal lo que te pasa, que cuando llueve aparecerá el arco iris al final del camino, que no estás sola. 

Vas a ser una mujer de valía que honrarás a todas las valiosas mujeres de la familia que te han precedido. Vas a ser una mujer orgullosa de ser mujer. Vas a trabajar por tu ciudad y por Asturias y las vas a querer tanto como lo ha hecho tu familia durante muchas generaciones. Probablemente no serás ni famosa ni rica, como sucede a muchos miembros de nuestra familia, porque serás demasiado honrada y sincera, pero no importa, serás importante para nosotros. 

Cleo es un nombre griego que significa «celebración», así que te deseo que tengas más celebraciones que vigilias, más alegrías que penas, más amigos que enemigos y más amor que desamor. Hasta siempre, mi niña, mi amor. (La Nueva España, 8 de febrero de 2012).


Nota de la bloguera: Virginia nos ha enviado a sus amigas una foto de Cleo entrañable. Yo sé que esas fotos íntimas no deben publicarse, pero me apetecía hacerlo. Busqué manera de justificarme, pensé que una foto de Virginia la he publicado muchas veces y no encontré razón para no publicar la de un ángel: la de Cleo. Si hay algún problema, la retiro.

1 comentario:

  1. Es una foto preciosa y un artículo lleno de esperanza. Y es verdad que, no hace tanto, se han vivido épocas difíciles. Estoy segura de que Cleo, como Sara, mi nieta, sabrán salir adelante y encontrar su sitio en el mundo. Un beso a Cleo y otro a Virginia.

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