martes, 12 de julio de 2011

TOMÉ CAFÉ CON...

Con el escritor Víctor Alperi. Y eso me salvó la mañana. Víctor me rescató de la apatía que me producen los días de lluvia, de la tristeza de tener un ser querido agonizando en un hospital sin vuelta atrás, de la nostalgia que queda al dejar atrás el camino hacia un gran amor, de los dolores de cabeza que me genera mi madre porque no acepta que está envejeciendo, me reclama constantemente y me hace sentir culpable, de… De la vida misma. Pero había quedado con Víctor. Quiero regalarte un libro me dijo ayer por la tarde, de Dolores Medio para ser más exacta. Y ante un libro difícilmente me resisto. Reconozco que estuve a punto de llamarle para quedar otro día, no lo hice y me alegro. Víctor, amén de genial escritor, es un buen conversador. Habla pausado, con un tono de voz bajito, como si estuviera haciéndote una confidencia. Historias de su juventud, de su madre, de algunos de sus amigos y, por supuesto, de su gran amiga Dolores Medio. También de su vista cansada, que le impide leer todo lo que quisiera, de esa dificultad para bajar escaleras, de quien era y quien es, de la carga pesada que son sus ochenta años. Pero es un hombre feliz, tranquilo, pausado, con proyectos. Y eso se transmite. Ese café ha sido suficiente para que me sintiera bien. ¡Qué suerte poder contar con esos amigos!

1 comentario:

  1. Bonito escrito me llevo hasta el lugar justo donde tomabas café con Víctor.

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