viernes, 29 de noviembre de 2013

ÁNGEL AZNÁREZ SIGUE ANUNCIANDO -esta vez para el próximo domingo, 1 de diciembre- dos artículos. UNO EN LA PRENSA CONVENCIONAL Y OTRO EL LA DIGITAL, "RELIGIÓN DIGITAL"


El de la convencional es como un cajón de afilador de pianos; tiene púas, alicates, tornillos y botones, teclas, sujetadores de corbatas, corta-uñas, y dulces para chuparse los dedos, muy importantes en un afilador de pianos. Para que los futuros lectores se hagan una idea, siempre aproximada, del contenido del artículo, empieza con caballerías culonas y termina con el cantante Antonio Molina. En medio, otros cantantes, Los Sabandeños, con su Pajarito, Pajarito, Pajarito, canario, canario.
"UN TRENECITO PERSA"
El de la Digital, también muy serio; es la 4ª Parte de una serie sobre “Los Divorciados y la Comunión”. Tiene profundidades de Altura, con arrebatos de Teología. Eso no ha de impedir –al contrario es muy apropiado- que tal artículo vaya acompañado de una fotografía importante e interesante, en la que se ven muchos espárragos, muchos, incluso para freir.


"EL REY JERJES ENTRE HUMOS"
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Una vez escrito lo que antecede, vuelve a repetirse el rinrinrin del teléfono, como el de la semana pasada y a la misma hora; ronco como un ronquido.

--Diga, diga, dijo ella.

--No, no, diga usted, que es la que llama, dijo él.

--¿Cómo esta usted?, dijo ella.

--Yo muy bien, cariño mío, dijo él.

   Y dijo ella:

--¿Por qué me dice lo de “cariño mío“, si no sabe quién soy ?

Dijo él:

--Porque me gusta ser siempre cariñoso al principio, a ciegas como las citas, siempre al principio, no al final, que es difícil, pues quedo en ese vacío, como de romanos (vacuuuuum), y que los hombres tratamos de llenar con humo, mucho humo.

…Dijo ella:

--¿Usted cree que el vacío ese -el vacuuuuum, suyo o de los romanos. se llenará a partir de ahora con humos de vapor, de esos nuevos cigarrillos, que más que pitillos parecen plumas, plumas estilográficas?

Dijo él:

--¡Ay, ay, mucho humo de vapor, mucho estilo y poca grafía, no obstante tanto espontáneo escritor, pero nada, nada, humo sin carbonilla, como el Sporting y ese Sandoval, el entrenador, tan de Ruiz Mateos y de su familia!

Dijo ella:

--Pues a mí no me gusta nada, nada de nada; ahí en la esquina mi pareja o aparejo, en la tumbona, a calzón quitado, y ahora con plumas en la boca, y yo en la mesa camilla caliente por el brasero…

Y ella, cambiando bruscamente de tema tan desagradable, preguntó:

--¿Y lo de ese tren tan raro –la foto- tan pequeño y con tantos elefantes?

            ...Volvió a responder él:

--Ese tren es de mucho enigma. Si toca usted la tecla del aparato para aumentar la imagen, verá, en el cartón marrón, debajo del tren, unas palabras muy raras, rarísimas, que son palabras persas, del país de Khomeini.

Dijo ella:

--No entiendo nada

Dijo él:

            --No me extraña, “mi” tampoco comprender.

Y continuó él:  

--Es mas extraño aún si le cuento que, por fotografiar ese tren, en una calle de Teherán hace tres años, me detuvieron unos Guardianes de la Revolución durante unas horas, pensando que yo era enemigo de ellos, un Yanqui, o Yankee. 

Dijo ella:

            --¡No me diga!

Dijo él:

--Pues como lo oye

Preguntó ella:

--¿Y para qué fue allí?

…Dijo él:

--Para poner una flor en la tumba de Xerxes I, rey de Persia, hijo de Darío, sin parentesco con mi excelente compañero de tertulia en la Televisión del Principado hace mucho llamado Darío, asesor y economista de no sé si de CC.OO o UGT.

…Volvió a decir ella: 

--No me diga.

Volvió a decir él:

--Pues como lo oye

Volvió a preguntar ella:

--¿Y como se libró de los ayatollahs?

Contestó él:

--Rezando, vida, rezando.

Y continuó él:

--Anda, amor, no me preguntes más ¿tienes un cigarrillo de los de humo y carbonilla, no de los de pluma y vapores de agua?

Y transcurrido un ratito, él preguntó a ella, como con temor:

--¿Gozaste, vida?

Respondió ella:

.--¡Ay, ay, uf, uf, uuuufff! Tengo que colgar el aparato; tengo una clase en un taller de literatura en el que me apunté y hoy toca que nos expliquen cómo hacer pareados!

Dijo él:

--Déjese de pareados y que le expliquen los tercetos, siempre los tercetos, que son más entretenidos, estén encadenados o no, y sobre todo no olvide los infinitivos: antes de dejar entrar, dama mía, siempre y previamente, dejar salir; en caso contrario ¡qué barullo!

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 FOTOS DEL AUTOR

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