3ª PARTE
AHORA, LO PASTORAL
Solo se ve aquello que se mira.
(Merleau-Ponty)
“El ojo y el espíritu” (ed. Minima Trotta, 2013, pág. 21)
En la 1ª y
2ª parte se separaron lo jurídico, lo pastoral
y lo sacramental en el tema de la Eucaristía de divorciados,
casados de nuevo; ahora, de entrada, sobre aquel tríptico, deseo matizar. Estoy
convencido que el clasificar y el poner el 1, 2 y 3, o la A ), B) y C), son meros recursos
o técnicas para tratar de entender la realidad de las “cosas”; son recursos o artificios para comprender,
para entender con más facilidad, si bien lo nuclear y esencial es uno, que
muchas veces se esconde a los ojos del ver. Hay clasificaciones que hicieron
historia, por ejemplo, las de Aristóteles, que tan aficionado fue a ellas, no
obstante, me .declaro monista.
¡Qué cosas hay que ver! |
He de
relativizar, pues, la clasificación entre lo jurídico, lo pastoral y lo
sacramental: lo esencial y único es la Salvación y el Reino, el
de Dios. A manera de ejemplo, discuto una clasificación que ha hecho
fortuna: la del fondo y la forma. ¿Dónde está la diferencia –es un ejemplo-
entre el fondo y la forma en un consentimiento, en el matrimonial o en el
testamentario. El consentimiento es declaración de voluntad, que nace en el
interior y que se manifiesta en el exterior donde ha de ser recibida (declaración
recepticia). El interior querido tiene una envoltura protectora, que, cuanto
más protectora, más garantiza lo realmente querido.
Quien recibe, sea
(por ejemplo) sacerdote o notario, una declaración de voluntad -el fondo-, en
caso de no respetar el cauce protector –la forma- será cómplice de atropellos
al verdadero querer. Un notario, embarullador o atolondrado, será responsable
de que el papel firmado por un testador, nada tenga que ver con su verdadera voluntad
mortis causa. No es posible, a mi
juicio, un fondo sin forma. Por ello mi ortodoxia en lo litúrgico, que nada
tiene que ver con espectáculos teatrales o de mimo (algunos ritos tridentinos).
Al Código de
Derecho Canónico, para el consentimiento (el
fondo) le basta con que no haya ignorancia en lo básico del matrimonio: un consorcio
permanente entre un varón y una mujer, y para la procreación. (Es curioso que
un Código tan preciso y en materia tan concreta, la matrimonial, añada lo de la
prole a la procreación, que es defecto por redundancia ¿hay procreación sin
prole? y que sea tan indefinido en lo sexual: una cierta –dice- cooperación
sexual -cooperatione ALIQUA sexuali-. Más adelante, en el canon 1108, número 2, se determina,
correctamente, la forma: “…El asistente
(Ordinario, párroco, sacerdote o diácono delegado), que, estando presente, pide
la manifestación del consentimiento de los contrayentes y la recibe en nombre
de la Iglesia ”.
Y ¿qué es lo pastoral? A dicho efecto, pensando
naturalmente en el tema que nos ocupa -calificado por el Arzobispo G. Müller en
su La Forza
della grazia de problema pastorale di
vasta portata; il piu grave problema
pastorale- escribiré dos apartados; el segundo el más importante.
Primero: Es lo pastoral también
un ministerium de Jesucristo, luego
de la Iglesia ;
pero sin los límites tan imperativos y fijos como lo jurídico y lo sacramental.
Es más elástico o flexible. Por ello los papas siempre han tratado de tensar o
centrarlo. Juan Pablo II, cuya doctrina sobre el matrimonio es muy interesante,
digna de estudio, en su Discurso a la Rota Romana el 18 de enero de 1990, a propósito de la
inseparabilidad en la Iglesia
de lo jurídico y pastoral, advirtió:” No es verdad que para ser más pastoral,
el derecho deba ser menos jurídico. El Papa Benedicto XVI, en su primer
Discurso a los miembros de la
Rota romana el 28 de enero de 2006, después de destacar que
las sentencias eclesiásticas (nulidades), pueden influir en que muchos fieles
pueden o no recibir la
Comunión eucarística, denunció una oculta y supuesta
contraposición entre derecho y pastoral.
Eso es muy interesante, para no olvidar; pero se debe recordar también lo
escrito en la 2ª parte: un “forzar” lo jurídico, puede ser peligroso para la
propia Iglesia, que ha de ser cuidadosa con “privilegio concordatario” (?), como
pudiera ser el asunto de la eficacia civil de las sentencias canónicas de
nulidad (otras confesiones religiosas carecen de él).
El Papa
Francisco, volando de Río a Roma, en relación a la Comunión de los
divorciados vueltos a casar, arriesgó mucho hablando únicamente de la pastoral
matrimonial:” hay que tratarlo –dijo- en la pastoral matrimonial profunda”. Un
mes después el Arzobispo Prefecto G. Müller, en su artículo de L´Osservatore
Romano, parece que quiso dejar las cosas más próximas al sitio debido. Y al Papa
Francisco volveremos más adelante.
Segundo: Lo pastoral es
esencial en cuestiones matrimoniales, pero no se basta; excluido lo jurídico,
queda lo sacramental. Y es esencial pues el ministerio pastoral no tiene otra
finalidad que Jesucristo, que reiterativamente repitió: “Yo soy el Buen
Pastor”. Y por Jesucristo vino la
Salvación y el Reino de Dios, que todo lo demás es
instrumental.
En este mismo
año (Éditions du Cerf), se ha publicado el magnífico Dictionnaire Encyclopédique d´Éthique Chrétienne, bajo la dirección
de los profesores Lemoine, Gaziaux y Müller. Me interesó especialmente la voz Salut
(Salvación), a cargo de Olivier Riaudel (páginas 1803 a 1811). Después del
estudio etimológico, se analizan las diferencias sobre su sentido (Salvación) en
el Nuevo Testamento, terminando con la elaboración de una reflexión (nueva) sobre
el Cristo Salvador. Un Cristo –se lee- que anuncia la salvación a los que acoge
en su llegada (conversión de Zaqueo); que salva en situaciones de impasse (la
mujer adúltera), y que purifica de las enfermedades (la lepra). Y un San Juan que,
en su Evangelio (3,17), escribe: “Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgarlo,
sino para que el mundo sea salvado por él”.
Y ahora
volvamos al Papa Francisco: desde hace años vengo denunciando –en ocasiones mal
comprendido- el fenómeno contemporáneo de la denominada “papolatría” (adoración a los papas), muy del siglo XX y del XXI. Y
lo denuncié porque es una manera de idolatría, que es un pecado; un pecado muy
grave si se es fiel a la
Historia Sagrada (el mismo Papa Francisco no deja de
denunciarlo). Pues bien, del mismo modo que no me agradaron en exceso las
palabras del Papa en el avión, regresando de Río de Janeiro, por sus
imprecisiones (tampoco me gustaron las de mi bendito Benedicto en el avión con
destino a Camerún y Angola en el año 2009), en la mañana del último 3 de noviembre, por la predicación previa al
Ángelus de ese día, el Papa Francisco me conmovió. Fue una maravilla de
predicación, que, por ser eso, la grabé, y a la que volví varias veces.
Fue con
ocasión del episodio evangélico (San Lucas) de la conversión de Zaqueo, que,
como dijo el Papa, era “una oveja perdida, despreciada, un ex comunicato”; Jesús va a la casa del pecador y los habitantes de
Jericó le critican por eso -¿cómo entra en la casa de un pecador? se
preguntaron-. Y el Papa añadió:” Dios no olvida a las personas que ha creado,
es el Padre, siempre vigilante…Jesús, reconociendo el deseo de Zaqueo de
acercarse, se puso a su lado, y con su perdón hizo más fácil la conversión”. El
Papa Francisco terminó su predicación: “¡Jesús no te desilusionará, no deja de
perdonar, perdona siempre. Lasciati
guardare da Gesù”! (con gesto de firmeza).
Para analizar
el tema de la pastoral matrimonial, en referencia especial a los divorciados
vueltos a casar y con deseo de Eucaristía, tenía preparadas citas del
Magisterio conciliar y de los papas, empezando por Pío XII. Incidentalmente
digo: vuelvo a reivindicar la lectura de los documentos de Pacelli, de muy alto
nivel y olvidados; un Papa jurista, que precisamente por ello fue equilibrista,
de piruetas en el suelo, tan equilibrista que se pasó en lo del espinoso tema de
sus silencios respecto a los judíos; el Papa Benedicto, por teólogo, es un
trapecista, de piruetas en las alturas, siendo su renuncia de eso, de
trapecista y no de equilibrista-. ¡Cómo no entender a Pio XII, jurista, que en
mi propio trabajo de tal –aunque modestísimo- no hago otra cosa que debatirme
continuamente entre la ética de convicción y la de responsabilidad (Max Weber)!
La predicación
del Papa Francisco hizo innecesarias aquellas citas. Uno puede “ver” –prodigio
de la inteligencia- al pecador Zaqueo
subido, ridículamente, al árbol sicomoro (higuera salvaje), y también puede
“ver” al Hijo de Dios pidiendo que se acerque para darle la mano salvadora. Por
ello, por ello, uno puede imaginarse
también a un pecador que quiere comulgar, y no se imagina a Jesús diciéndole
NO. Ese sería el no de los escribas y fariseos, o sea, el de los presuntos
guardianes de las esencias y de la
Ley.
La clerecía y la jerarquía de la Iglesia , una Iglesia que, precisamente, es
sacramento fundamental de salvación (SIGNO de SALVACIÓN), no puede
desempeñar el papel de aquellos guardianes. Claro que para ello, en la
jerarquía católica ha de separarse lo que es ministerio o servicio pastoral de
lo que es poder puro, en el significado más detestable: afán mundano de mando y
de dominación sobre los demás y sus conciencias. Falta harán “sanitarios” para
limpiar roñas, y fístulas pestíferas y/o ponzoñosas.
¿No es, por
otra parte, esencia del cristianismo (no así del judaísmo) que la Fe y la Gracia son dones gratuitos
de Dios? ¿La fe cristiana no es un hecho divino, es decir, un acontecimiento en
el que Dios tiene la iniciativa, que va de Dios al hombre (Teología) y no del
hombre a Dios (Antropología)? Sobre esto, sin poder extenderme ahora, remito al
filósofo, antropólogo y “profeta” judío
Yeshayahou Leibowitz.
No tengo duda
que por exigencias pastorales, los divorciados y vueltos a casar pudieran recibir
la Eucaristía ;
pero pido cuidados. Ya escribí en la 1ª parte, que el rigor y no las “trágalas”
son necesarios. A dicho efecto “lo sacramental” es necesario, la doctrina
sacramental cristiana, que ha de abrir la vía a lo necesario pastoral. Unos
sacramentos que “divididos” en siete (Concilio de Trento) –para entendernos- son
uno: Don de Dios en Jesucristo para el
Reino. Regreso, pues, al monismo proclamado al principio.
Para lo
sacramental (varios sacramentos están implicados), tema de la 4ª parte, viajaremos
a Freiburg im Breigau; nos encontrarnos con Karl Rahner S.J.
Las fotos de las ovejas y de la paloma fueron realizadas por el autor el 1 de noviembre de este mismo año. Si el lector, curioso, quisiere saber en qué exacto lugar, deberá releer la Respuesta en forma de carta a María Luisa. Las fotos de la esculturas las hizo el escribiente en una de sus frecuentes estancias de estudio en Jerusalem, cerca de un museo muy importante para el mundo judico.
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