De
Merleau-Ponty El ojo y el Espíritu:
Solo se ve aquello que se mira
Estimada
María Luisa:
Contesto a su comentario que figura al pié de mi artículo El cerco ferroviario a Oviedo, valle y pozo.
Me interesa hacer notar, desde el principio, que una vez publicada una
escritura, su autor debe callar; a él no pertenece por ser ya de otros, los
lectores. Pero usted, María Luisa, en su comentario recordó a mi madre, que,
por llamarse Amor, sus amigas llamaban “Amoritos”;
ante eso, ante ese recuerdo tan importante para mí, no puedo guardar silencio. ¡No
se imagina usted, María Luisa, la que en mí armó! Por ello, no sólo hablaré
sino que me despelotaré –anuncio el despelote- a su vista y a la del gran
público.
Me gustó que usted se fijara en las fotografias (unidas al texto). Son
efectivamente importantes, mucho. No debo atribuirme mérito, pues las “encuentro”
con mucha facilidad; no me suponen esfuerzo, y le aseguro que son fotos por mí
realizadas (Internet me utiliza, no al
revés); unas son de aquí o de cerca, y otras lejanas. Paso, ahora, a
explicar la fotografía que en mi artículo aparece con el nombre de “Señoras”.
"Procesión el día de Todos los Santos (2013) al Cementerio en el pueblo de San Miguel del Valle (Zamora)" |
La semana pasada, puente de “Todos los Santos”, me recluí en un pueblo zamorano, profundo de la Castilla-León
profunda; en mi casa hecha con adobes y no con ladrillos. Me dediqué a ver ovejas y machos con barbas chivas para
preparar mi próximo artículo “Vueltos a casar y con apetito”, dedicando la 3ª
parte a “lo pastoral”, que se publicará aquí y en Religión Digital, el domingo
17 de noviembre. El viernes día 1, después de participar en la procesión al Cementerio
de San Miguel del Valle y de rezar
el requiescat
in pace, me acerqué a una Villa zamorana próxima, distante a quince
kilómetros. El nombre de esa Villa, cuya primera letra es B y con topicazo
falso de “Buena Villa y mala gente”, dejo que lo encuentre el lector o lectora
–soy juguetón-.
"Colegiata de Santa María", en villa zamorana" |
En lo alto de la Villa
empinada hay una Colegiata románica, dedicada a Santa María, la cual visito
cinco veces al año, encontrando cada vez algo diferente que me fascina (esta
vez encontré en la Sacristía ,
de artesonado del siglo XVI, una mesa camilla, mueble genial para la pastoral
matrimonial). Paseé con tranquilidad –la prisa es de horteras- por el parque
que se llama “Jardines de La Mota ”
(es localidad zamorana, no Medina del Campo, isabelina y vallisoletana) y
llegué al estanque con hojas de
nenúfares, que aspiro con humedad y que tanto me inspiran. Antes, a la
izquierda, en dirección al Castillo (hoy Parador), vi que debajo del quiosco de
la música, una puerta estaba abierta; por mi curiosidad pecadora, sacrílega,
entré; y resultó que eran los retretes: el
de Señoras a la derecha y el de caballeros a la izquierda; del anuncio del de
Señoras es la fotografía. Así claro y simple.
La fotografía del payaso,
que también está en el artículo, data de 1993; fue realizada en una actuación
callejera en Edimburgo (Escocia), durante el grandioso Festival (el del año
1993) –en ese año asistí a una interpretación excepcional de la tragedia Los
Persas de Esquilo-. Otra
foto: la de la máquina negra, de vapor, forma parte de mi colección
ferroviaria; esa máquina fue regalo de mi amigo Carlos P., gran periodista de El Comercio, hijo de mi buen profesor de
Historia del Derecho y nieto de un notario ejemplar, de Gijón con apellido de
Oviedo, Álvarez Buylla.
"Sacristía con mesa-camilla en Colegiata", también parroquia". |
Creo, María Luisa, que con esto, sólo con esto –no sigo con más fotos-,
su pregunta indirecta habrá sido contestada. Y ahora paso a lo de la calle
Sacramento. Es curioso; su vecina Teresa
Álvarez que vive en el Prado Picón (la quinta casa o chalet a la derecha
subiendo hacia el Seminario (no por las escaleras desde La Plazuela , sino arriba, desde
la calle Sacramento), en llamada telefónica, me hizo la misma observación,
dudando de lo del número 20 de Sacramento.
Le reitero la exactitud de lo del número 20. In illo
tempore, el número 20 correspondía a uno de los tres portales del
llamado “El bloque”, de dos portales mirando a Muñóz Degraín y de un tercero a Sacramento,
el mío o 20. Entre ese portal y el 18 (chalet pintado de blanco y con rayas
azules en el que murió el canónigo don Benjamín
Ortiz) había un solar, con una cochera en que se guardaba el coche oficial
de don Agustín de Saralegui, Director General entonces de la Caja de Ahorros. El coche era
un lujoso Vauxhall de la época, que conducía el chofer llamado Rodrigo.
Desde la cocina de mi casa presencié cómo en ese solar se edificaba lo
que hoy son los portales números 24, 26 y 28 de la calle Sacramento; por eso,
hoy, lo que fue mi portal, el número 20, es el 30 (acompaño fotografía del
esquinado número 20; arriba, en la quinta planta, en la terraza jugué, regué
geranios inodoros y asusté –me veían y salían corriendo- a las Madres Carmelitas, simulando con mis
manos tener potentes anteojos para romper su rígida clausura (el convento
estaba delante, en Muñoz Degraín) ¡La caraba, la caraba! Mi dormitorio era el que corresponde a la
quinta ventana contando desde la derecha; en ese cuarto todos los días era
despertado por el primer tren del Vasco que llegaba a Oviedo desde Collazo,
reiterando que el segundo era el que procedía de San Esteban de Pravia.
No tengo la mínima duda y lo repito, desde aquí, a don Álvaro Iglesias Fueyo, nuevo rector de la Iglesiona
gijonesa, que días pasados, cerca del Muro, me lo discutió. Anoto que no
conocía a don Álvaro, y que me causó una magnífica impresión y de mucho gusto;
ahora comprendo el desconcierto de los desconcertados fieles de la “bizantina”
iglesia ovetense de San Juan (siempre pensé que esa Iglesia es lo único que de
Bizancio queda en Oviedo, pues Menodora
o doña Dora, como emperatriz bizantina, fue escribana municipal en Gijón, en Gijón). Y
don Álvaro, además, se tapa con clergyman, que así me gusta por ser
lo procedente.
¡Fíjese, doña María Luisa, hasta dónde llegamos! Aquí debo parar. La
imagino, usted, entre visillos, cual dama
de Martínez Gaite, observando mis andanzas por Sacramento y el Prado Picón.
Ruégole que haga lo de la antedicha Teresa
Álvarez, amiga, que, lo que pareció atrevimiento, resultó ser hospitalidad, la
cual, desde su balcón, me llamó diciendo: ¡Angelín,
sube, que te invito a un café! Naturalmente que subí y hablamos mucho, y
recordamos a los Pérez Montero viendo su chalet, y a otros, a otros muchos, y
también a mis padres.
Sólo me queda avisar a mis lectores y lectoras para que sepan que, si
me importa el pasado, es para el presente todo y en parte para el futuro, con la seguridad de que no
padezco neurosis ni soy un Peter Pan
que se niega a crecer. No.
Recibe usted esta carta, doña María Luisa, como prueba de mis respetos,
y con la esperanza de que el resto de leyentes lo hayan pasado bien. Quedo en
preparación para el lunes próximo, día 11, que, con mis amigos “humanitarios”,
estaré en Moreda, por lo de San Martín, y subiré a Collanzo en tren.
LAS FOTOS QUE ILUSTRAN LA CARTA SON DEL AUTOR
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La foto y el texto que sigue no pertenecen al notario, se trata de una curiosidad: Y tratando don Ángel con tanta frecuencia temas del Papa, pues la publico aquí, detrás de su texto. Esperando que no se me enfade, no es más que una anécdota tan divertida como entrañable.
EL PAPA Y LA NARIZ DE PAYASO
Para apoyar a una organización solidaria que trabaja con niños
Redacción, 07 de noviembre de 2013 a las
11:26
Cuando bajaban por las escaleras, Francisco aprovechó el
encuentro para apoyar su lucha caritativa colocándose el símbolo universal de
la comedia
El papa Francisco volvió a demostrar su gran sentido del humor al
colocarse una nariz roja en la boda de dos miembros de una organización
solidaria que utiliza payasos para animar a los niños, según el portal Daily Mail.El Sumo Pontífice apareció en el Vaticano para felicitar a los novios de
Como es habitual, al final de
Cuando bajaban por las escaleras, Francisco aprovechó el encuentro para apoyar su lucha caritativa colocándose el símbolo universal de la comedia.
Más temprano, había sorprendido al mundo cuando, al término de la audiencia general en
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