Ponme rápido otro cubalibre,
chaval, que no gano para disgustos. Siempre me ha mirado torcido la vida, pero
esto de ahora es ya la guinda. No le ha bastado a quien maneja los hilos con
haberme arrancado de cuajo del hogar de mis padres siendo yo aún niño, ni con
sufrir luego un rosario de traslados y presiones. Todo lo aguanté con entereza,
pero hoy me descubrí en la ducha un tatuaje en plenas partes. Cuando me lo vea
la parienta, que lo verá, me abrasa, porque, a ver, dime tú, ¿quién diablos
será esta “Viuda de Angelón” que me han grabado ahí a sangre y fuego?
Pues como no lo sepas tú, amigo... Muy bueno el relato, y también estupendos los del libro. Aurora
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EliminarLa benevolencia del lector siempre es un consuelo para quien garabatea. Gracias por tus palabras y por la acogida del cuadernillo "Algunos microrrelatos" (Lisboa, Apenas Livros, 2010). Son las recompensas del aprendiz en este duro oficio de vivir escribiendo.
EliminarLos dos comentarios que dicen: "Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog", quede claro que el "administrador del blog", he sido yo. Los he eliminado porque, por esos fallos que tienen estos artilugios, el mismo comentario se repetía tres veces. Lo aclaro, para que nadie piense que censuro nada. Es más, aprovecharé la ocasión para decir que el relato me gustó mucho, y aclarar que la única aprendiz de escritor/a que hay aquí soy yo.
ResponderEliminarDe eso nanay, querida Isabel. Tú no eres ni nunca has sido aprendiz/a de escritor/a. Eres una escritora como la copa de un pino y, como todos/as, alguien que mantiene las antenas muy receptivas y trata de aprender todos los días un poco de nuestros/as semejantes. Quien así actúa no precisa de pedestales porque su magisterio lo ejerce desde el mejor púlpito de todos, el de la comunión compartida de ideas y sentimientos.
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