A Mario, en su cuadragésima
primavera
Detrás
de cada puerta
asoma
su carta el destino,
incitándonos
a vaciarla de tinta,
señalándonos
la ruta que nos vencerá de cansancio.
Detrás
de cada puerta
la
edad inagotable de la vida
acierta
siempre que nos clava sus ojos sabios
porque
el largo camino que, como licor delicioso, nos ofrece
en
nada será comparable al liviano paseo que dejamos a la espalda,
borroso
en sus marcas, mero entrenamiento para el devenir futuro.
24/VI/2012
Magnífico poema.
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