jueves, 1 de diciembre de 2011

ALGO NO FUNCIONA, por el periodista JOSÉ DE ARANGO



Dice un refrán rural que “por los Santos, nieve por los campos”. Este año –esta seronda que al otoño la llaman así en los pueblos- todavía no llegaron los fríos ni se congelaron las cañerías. Paso por delante de la vieja casa de sindicatos de esta mi ciudad y veo a un hombre de luenga barba y pertrechado de vieja y sucia zamarra preparando su lecho de cartones para pasar la noche. Es uno más de los sin techo que me supongo que tiene plaza fija ya para todo el invierno en el soportal de la sindical. Algo no funciona en mi ciudad. Algo no funciona en mi comunidad autónoma. Algo no funciona en mi país. Algo no funciona en esta Europa. Algo no funciona en este mundo. Por los otrora barrios industriales de la ciudad hay carteles puestos en las puertas de viejas factorías, almacenes y naves industriales vacías –de ahí el galopante paro- donde se anuncia el alquiler de todo ello. Va a ser que no. Sin embargo, en esta mi ciudad, cuando se está discutiendo si habrá cotillón pagado por el Ayuntamiento en la Plaza Mayor en la última noche del año, nadie piensa en dedicar unos reales para alquilar una de esas kilométricas naves vacías, adecentarlas, dotarlas del mobiliario imprescindible y darles un techo sin cartones a los sin techo.
Dentro de unas semanas felicitaremos y nos felicitarán con frases rimbombantes pero con los tópicos de siempre. Nos desearemos paz, felicidad, bienestar, salud y todo lo demás. Y pasaremos por delante de los sin techo mirando para otro lado. E intentaremos acallar nuestra conciencia respondiendo, en nuestro interior, que el solucionar el problema de los sin techo es de los otros, de los que mandan, de los que acaban de pedirnos el voto, de los de siempre. Pero tras otra vuelta de tuerca a nuestras con ciencias –si es que apretamos un poco más- llegaremos a la conclusión de que el problema es de todos, nos afecta a todos y como no hay nada seguro en esta sociedad de consumo pues muy guapamente podemos ser un día cualquier un sin techo mas. Torres más altas ya cayeron. Y como aviso para navegantes léanse esos anuncios que comienzan a proliferar y que dicen: “Se alquila habitación con derecho a cocina”. A los mayores, nos suena de algo.

Me niego a que me feliciten. Y me niego a felicitar a nadie. Pero eso si, daré mi mano a cuantos voluntarios deseen unirse a una cruzada –a una estaferia que se diría en el pueblo- para, a modo de indignados, tomar posesión de una o varias naves de esas que están vacías, acondicionarla y prepararla para que los sin techo puedan dormir sin los cartones este invierno ya. Para Navidad, por ejemplo.


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