miércoles, 7 de diciembre de 2011

"EL VIOLINISTA", artículo de José Marcelino García

DOMINGOS POR EL RASTRO


Con la cara adormecida contra el violín, con brazo largo en vaivén continuo, pone su música dulce, fina, desgarrada, de viejo enfermo y loco, ante los atrios del Rastro. Gemidos musicantes de miel, de amores, de danzas y agonías parecen preguntar al remolino de gente, a la marea alta que afluye al Rastro, si todavía conserva alguna pasión, alguna mujer u hombre que le pueda dar un beso de fuego, o algo de esperanza si mira en la noche una estrella verde. Pregunta, parece, si aún recuerda los años antiguos en que acaso disfrutaras de algún quimérico anhelo. Amigo del árbol, bajo su copa, sobre la hierba fría, casi solo sombra, inicia cada domingo un repertorio viejo de melodías perdidas, dolientes, divinamente puras y casi todas olvidadas, y que, como pisadas por el desorden de la gente, van muriendo en sacrificio a lo largo de la mañana. El violinista parece querer confeccionar un alma al Rastro con el sonido cíngaro de su violín fracasado. Siente acercarse el escuadrón apresurado de ciudadanos y comienza a interpretar su balada, a poner en el aire, con suave mano, los perfumes del bosque, la soledad del hombre, el brillo de brasa en los ojos de los amantes. Cerca de las cautivas aguas del Piles, va escribiendo con su arco, a veces con furia, a veces con languidez, los largos sollozos de su violín angélico. Quebrado el color de su cara, la mejilla izquierda parécele, sin embargo, arder de tanto acariciar con ella (como si nunca fuera suficiente) el talle curvo de su violín, mientras le susurra cosas que hagan salir de la bodega de su alma toda la música vieja que duerme en su memoria y en su infortunio.



(Publicado en EL COMERCIO, 7/12/2012)

3 comentarios:

  1. Me gusta el artículo,tanto como los músicos en la calle. En los días de invierno dan calor al alma y en los de verano alegría. Gracias, a los músicos y al autor del artículo.
    Lidia

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  2. Lidia, hermosa, y para la bloguera no hay nada... Es broma, por supuesto. A mí también me gustan los músicos que tocan en las calles, tienes razón dan alegría. Aunque debajo de mi ventana lleva instalado varios días un violinista que toca, toca, toca... y siempre la misma melodía.

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  3. gracias marcelino me encantan tus articulos que sensibilidad y hermosura no dejes de escribir un saludo

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