Mañana martes, día 21 de junio, a las 12 de la noche en el programa Destino España podremos ver a la familia de nuestra amiga -lo es de todas las personas de bien que se le acerquen- Virginia Álvarez Buylla.
Pertenece, Virginia, a una saga de personalidades importantes -recientemente se le concedió el Premio Príncipe de Asturias al neurocientífico Arturo Álvarez Buylla-, que han estado presentes en todos los ámbitos culturales. Pese a ello -otro en su lugar lo haría- nunca la he visto alardear de su estirpe familiar. Y podría con todo derecho presumir de su arbol genealógico. En todo caso, ha heredado lo mejor: la humanidad, la sencillez, el altruismo, que lo que haga la mano derecha no lo sepa la izquierda. Cualidades, que me consta por quienes le conocieron, tenía su padre. La he visto trabajar por amor al arte, sin esperar nada a cambio, he sido testigo de grandes injusticias hacia su persona. Espero que un día, quienes la ofendieron -pobres diablos rastreros-, padezcan en sus carnes la ingratitud a la que la sometiron. Cosa que estoy segura ella no desea, pero como yo soy mucho peor que Virginia, pues sí lo espero. La he visto, no obstante, enorgullecerse de hijos y nietos. Por eso me ha enviado un correo en el que me dice que su familia saldrá mañana -tal vez ya hoy- en la tele. Os aseguro que puede presumir de su clan, posiblemente lo mejor que le ha salido en la vida.
Pertenece, Virginia, a una saga de personalidades importantes -recientemente se le concedió el Premio Príncipe de Asturias al neurocientífico Arturo Álvarez Buylla-, que han estado presentes en todos los ámbitos culturales. Pese a ello -otro en su lugar lo haría- nunca la he visto alardear de su estirpe familiar. Y podría con todo derecho presumir de su arbol genealógico. En todo caso, ha heredado lo mejor: la humanidad, la sencillez, el altruismo, que lo que haga la mano derecha no lo sepa la izquierda. Cualidades, que me consta por quienes le conocieron, tenía su padre. La he visto trabajar por amor al arte, sin esperar nada a cambio, he sido testigo de grandes injusticias hacia su persona. Espero que un día, quienes la ofendieron -pobres diablos rastreros-, padezcan en sus carnes la ingratitud a la que la sometiron. Cosa que estoy segura ella no desea, pero como yo soy mucho peor que Virginia, pues sí lo espero. La he visto, no obstante, enorgullecerse de hijos y nietos. Por eso me ha enviado un correo en el que me dice que su familia saldrá mañana -tal vez ya hoy- en la tele. Os aseguro que puede presumir de su clan, posiblemente lo mejor que le ha salido en la vida.
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