domingo, 7 de noviembre de 2010

LA VIEIRA DE BENEDICTO XVI


POR JOSÉ MARCELINO GARCÍA LICENCIADO EN ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS
El camino que durante diez siglos han recorrido los católicos de Europa, el Camino de Santiago, peregrinaje emprendido siempre con obstinación, arrojo y fe es el que, siguiendo las huellas de su predecesor, Juan Pablo II, ha emprendido desde la llamada primera Roma (la segunda es Santiago), José Ratzinger, el Papa de la vieira. De la vieira, digo, porque en el centro del escudo personal de este pontífice se destaca la concha del molusco bivalvo, concha muy gallega, típica de los peregrinos a esta tierra compostelana.
La católica España (como con frecuencia gustan de llamarla los papas), parece estar dentro de las preocupaciones más serias de Pontífice alemán, debido a su laicismo creciente, a su relativismo moral, a la pérdida de sus fuertes tradiciones cristinas y a su secularización más descarnada. Todo ello a pesar de las buenas relaciones entre la Santa Sede y el Gobierno de Zapatero.
Pero para el Vaticano ya no es la Francia de los enciclopedistas el país laico por excelencia, parece que este puesto (vale más tarde que nunca) lo ocupa la tierra de María Santísima, la que vino en carne mortal a Zaragoza a consolar, precisamente, a Santiago, el hijo de Zebedeo, que por aquí, según la tradición, estaba predicando el Evangelio. Ratzinger ha recorrido 8oo kilómetros para recordar en Santiago de Compostela las raíces cristianas de Europa y para promocionar una nueva evangelización que recupere para la Iglesia romana las viejas naciones de fuerte tradición católica. Ardua tarea esta para un Papa con pocas simpatías, con escaso carisma personal, con un lastre que lo vincula a su anterior cargo como jefe del antiguo Santo Oficio. Ardua tarea, por no decir imposible, en una sociedad actual para la que han perdido toda importancia los hechos de la vida anímica que en las sociedades, relativamente recientes, aún giraban en torno a Dios y a la Iglesia. Nuevas necesidades, nuevos cuidados, nuevos anhelos inundan los sentidos y el entendimiento de las masas. Aunque no ha desaparecido por completo la poderosa tensión en que, el cristianismo, supo poner el alma occidental, sin embargo, ahora, la juventud encuentra su compensación en otros aspectos, desviando su atención del misterio de la religión. Sólo el 13% de los católicos va a misa, y las bodas civiles superan ya a las religiosas. El Papa, este Papa, (a caso cualquier otro Papa del futuro) todo lo que al fin conseguirá en esta Europa y particularmente en España «reserva espiritual de occidente» será, con esta visita, atraer más peregrinos de bordón y botafumeiro a Santiago, más turistas japoneses y más protestantes americanos a la Sagrada Familia de Barcelona. De cualquier forma, los ángeles musicantes del maestro Mateo, tocaron el sábado en Santiago sus melodías más bellas, cuando el Papa celebró su misa sobre ese ara del cielo (Araceli), que es la plaza del Obradoiro. Melodías dirigidas todas ellas por mis amigos el Chantre de la catedral Fernando Beltrán y el Sochantre Leopoldo Torres, que interpretaron también, a dos veces, la antífona 'Tú eres Pedro', como solo ellos saben hacer. Algo es algo en esta España tan, otrora, martillo de herejes, tan, ahora, adalid del laicismo, en la que la más de la mitad de los jóvenes dan la espalda a una Iglesia a la que el Papa ha venido, con su vieira de peregrino, por tercera vez.(PUBLICADO EN EL DIARIO EL COMERCIO)

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