domingo, 1 de septiembre de 2013

"PUERTO DE VEGA, DONDE MURIÓ ENVENENADO JOVELLANOS", artículo del periodista MANUEL DE CIMADEVILLA

Foto cedida por el autor
En este apasionante camino por la costa occidental hay que hacer una parada de respeto en Puerto de Vega, un pequeño pueblo en el que Jovellanos se refugió huyendo de los franceses y donde murió posiblemente envenenado el 28 de noviembre de 1811. 
El historiador Manuel Álvarez Valdés y Valdés –apellido omnipresente en estas tierras desde que desembarcaron aquí los vikingos- en sus libros “Jovellanos: enigmas y certezas” y “Noticias de Jovellanos y su entorno” –ambos editados por la prestigiosa Fundación Alvargonzález- mantiene la tesis de que Jovellanos murió envenado con sal de plomo por orden de Godoy. El investigador Valdés y Valdés afirma que el que ejecutó la acción fue un criado suyo al que habían comprado con diez monedas de oro. La instigadora fue María Luisa de Parma, la reina consorte de Carlos IV, quien ordenó a su amante Manuel Godoy que acabase con la vida del autor del “Informe sobre el expediente de la Ley Agraria” que tanto había molestado a la Inquisición. Ya el 29 de noviembre de 1798 había escrito Jovellanos que “acabando de llegar de mi casa, después de haber dejado el Ministerio para salvar mi vida” advertía así de la persecución institucional de la que era objeto por ir en contra de los caprichosos mandatos de quienes ostentaban el poder absolutista. Desgraciadamente, la historia siempre se repite con todos aquellos que mantienen su independencia frente a la mediocridad de los poderes políticos.
Jovellanos fue uno de los grandes ilustrados asturianos que dos siglos después sigue siendo un gran desconocido no por su nombre que es utilizado para todo, sino por sus obras y sus planteamientos progresistas sin perder las bases tradicionales. Su famosa frase antes de expirar: “Nación sin cabeza” –tan vigente en la actualidad- sirvió de estímulo a los políticos asturianos quienes, en las constituyentes Cortes de Cádiz en 1812 volvieron a abrir las ventanas del país para desterrar los aires oscurantistas del absolutismo. Algo que, aunque pasen los siglos, sigue lamentablemente muy presente en la vida política de esta nación llamada España que sigue víctima del sectarismo de la partitocracia imperante tan cómoda en sus respectivos pesebres.
La Asociación Amigos de la Historia de Puerto de Vega ha sido la impulsora de la creación del Museo Etnográfico “Juan Pérez Villamil”, en una de las alas de una antigua fábrica conservera llamada “la Arenera”, que trata de ser un homenaje a la familia marinera y campesina, con una recreación de la casa tradicional, los oficios artesanales y la pujante industria conservera que tantas delicias gastronómicas marineras ha llevado a las mesas de todo el mundo para degustar los frutos de la mar.

En Puerto de Vega, se puede comer en “La Cofradía” donde ha arribado Pepe Santiago –medio siglo presente en la hostelería de Navia: “El Sotanillo”, “Los Pepes”, “Sidrería La Villa”, “El Galeón”- tratando de encontrar nuevos aires en el antiguo edificio que en el puerto tuvo la cofradía de pescadores. Y también merece la pena acercarse hasta el pueblo de Tox, a “Regueiro” donde Diego Fernández maneja el timón de la cocina con gran acierto y decisión.

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