miércoles, 26 de diciembre de 2012

"LA VIDA ES UN ABSURDO", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ BUYLLA publicado en LA NUEVA ESPAÑA


 Recuerdo cuando estaba en la Universidad y tuve que estudiar el teatro del absurdo, con gran dolor de mi corazón porque no me gustaba nada y porque a mi padre le encantaba, de hecho escribió su tesis sobre él y, ya se sabe, cuando se es joven no se quiere dar la razón a los padres.
Eugène Ionesco (Slatina, Rumania, 1909-París, 1994)

Me acuerdo muy bien de aquel movimiento de escritores, principalmente franceses e ingleses que empezaron a escribir obras sin explicación lógica y sin sentido. Creo que el crítico Martin Esslin en 1962 fue el primero que los definió como participantes del grupo. Ionesco y su «Rinoceronte» Samuel Becket, Tom Stoppard, Harold Pinter. Yo no entendía nada de nada, aunque esperaba que al final de la obra tendría alguna respuesta lógica, pero no sucedía así porque dejaban que los lectores sacasen sus propias conclusiones, lo cual no está mal, siempre es bueno dejarle una puerta abierta al lector, pero tanta puerta abierta me abrumaba. La verdad, me parecía que me estaban tomando el pelo. Acabé desesperada de tanto absurdo y nunca más volví a releerlos.

Pero hete aquí que las cosas han cambiado o he cambiado yo, no lo sé, de repente la situación actual de este mundo que vivimos y la vida que llevamos se han convertido en un absurdo continuo, nada tiene sentido, no hay explicaciones para la mayor parte de las situaciones que se desarrollan a nuestro alrededor. Esta mezcla de corrupción, falsedad, maldad, odio conviviendo con solidaridad y amor no tienen mucha lógica.

¿Alguien puede encontrar alguna explicación a la terrible masacre ocurrida en Sandy Hook Elementary School de Newtown, Connecticut? ¿Por qué un chico como Adam Lanza, que había asistido a esa misma escuela y vivía allí mismo, teniendo a muchos de los asesinados como vecinos, pudo cometer tal atrocidad? ¿Es que no se le había notado nada antes? ¿Ni su familia ni los conocidos? Como siempre se llenarán ríos de tinta, pero no llegaremos a ninguna conclusión práctica ni lograremos evitar algo parecido.

Seguiremos viviendo como siempre hemos hecho, viendo venir las señales del desastre y sin prestarles atención. Se intenta encontrar explicaciones a tanta falta de coherencia. Tarea imposible. Parece tan absurdo ir a comprar regalos cuando no sabes qué te va a pasar al día siguiente, festejar con comidas y saraos estas fiestas, claro, los que pueden, los otros ni siquiera. Pero realmente tampoco se puede dejar de vivir, sentarse a llorar por todas las tragedias que están sucediendo y las que nos pueden caer.

Quizás lo mejor será retomar nuestra vida desde la consciencia de lo que está sucediendo alrededor. No cerrar los ojos, ayudar en la medida de nuestras posibilidades, con dinero cuando se pueda, pero mejor con la entrega de uno mismo, que es lo mejor que tenemos. Acompañar a los conocidos, o amigos que estén solos, hacerles llegar nuestro apoyo e intentar no estropear nuestra vida con esfuerzos casi imposibles para conseguir metas absurdas.

Por ejemplo, el otro día pasé delante de un gimnasio y vi una colección de pósteres de machos musculosos que daban grima, o por lo menos a mí me la dan. De esos que tienen unos brazos como jamones y un torso y unos hombros que cabe un camión ahí. También pasa en los culebrones sudamericanos, en los que hace poco los «protas» eran morenos, guapos, fuertes pero de proporciones normales y ahora no caben en las pantallas. Todo ello a base de machacarse en los gimnasios y tomar esas pócimas mágicas que les deshacen el estómago y lo demás. En estos tiempos que corren, perder el tiempo con eso es tan absurdo como el teatro de lo absurdo.

Abres una revista o ves una película y está llena de chicas depauperadas, con unos brazos y unas piernas que parecen huesitos. Muchas actrices jóvenes empiezan en el celuloide guapas y sanas y con cada actuación van perdiendo cinco kilos y sus miradas son cada vez más tristes. Para ello, vida de sufrimiento constante, sin comer y sin vivir. Lo malo es que esa moda ha invadido la calle y ha destruido la vida de muchas de nuestras chicas. Hay que empezar a preocuparse de lo esencial e intentar vivir una vida difícil, porque la vida es así, pero no hacerla nosotros peor de lo que es.

Este es un momento de dejar a un lado la tristeza, de reunirse con seres queridos y celebrar, de tener presentes a los que se han ido sin dolor, de festejar la Navidad, sí, digo Navidad, ¡Qué osadía la mía! Pero ya se sabe, soy políticamente incorrecta. Este lío de lo laico y no laico y los follones que se organizan por una simple felicitación de Navidad sería un buen tema para una obra de Pinter o de Ionesco.

Yo os deseo a todos unas Navidades inolvidables y un año 2013 en que seamos mejores, y si es así, todo mejorará.

1 comentario:

  1. Creo que, aparte del tipo de absurdeces, el mundo lo ha sido siempre; bueno,no el mundo sino nuestros actos.
    Pero si no tenemos remedio. Todo es más viejo y está más gastado que ya no cabe más depauperada realidad. Pero me temo que sí, que nos quedan muchos sinsentido por ver, a ver si de paso, también sabemos apreciar la otra cara que, a pesar de todo, nos empuja a vivir.

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