viernes, 3 de diciembre de 2010

"LOS CELOS NO SON UNA MUESTRA DE AMOR"



Los celos no son una muestra de amor, no lo he dicho yo, es una afirmación que hizo Paloma Cemillán, la responsable del programa mujeres en dificultad social de Cruz Roja, con motivo del Día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer que tuvo lugar esta semana. Como mujer es un tema que me preocupa, nunca he sufrido ningún tipo de maltrato –salvando, claro está, algunas decepciones, de esas que forman parte de las relaciones normales, pero que no pueden considerarse ni mucho menos maltratos, eso es otra cosa- Y, además, pienso que la mujer maltratada –que puede pertenecer a cualquier clase social- creo que tiene un perfil que no se ajusta a mi personalidad. Hemos sido dos hermanas y nos han educado antes como personas que como mujeres. No ha prevalecido en ningún momento ningún rol predeterminado por nuestro sexo. Eso es algo que les agradeceremos toda la vida. Por eso me cuesta bastante trabajo entender ese dominio enfermizo que algunos hombres ejercen sobres “sus” mujeres, y lo entrecomillo porque nunca tal vocablo tuvo tanta connotación de propiedad. Mucha tinta se ha vertido en todos los medios de comunicación del tema del maltrato y, para más justificación, las informaciones se complementan con hechos, con terribles desenlaces. Por esa razón lo que voy a decir –a escribir, más bien- a continuación puede resultar chocante, pero no es más que un hecho del que he sido testigo esta semana, y que habla de un hombre maltratado. Supongo que habrá algunos otros casos, pero son pocos los que salen a la luz, ignoro si porque no se producen o porque la sociedad le concede otra importancia. Me estoy refiriendo a las denuncias falsas. Me explicaré con un poco más de claridad, aunque no quiero dar demasiados datos, no debo de hacerlo para preservar el anonimato de la persona de quien hablo. El hombre a quien me refiero participó a una sesión de terapia en la parroquia. El lunes llegó desencajado, con los ojos vidriosos y mirando al suelo. Nos cuenta que trae un problema grave, sabido era que las relaciones con su mujer no eran buenas, tema que le consume hace meses, porque ella es muy celosa. Hasta tal extremo que le vigila de continuo –está claro que es una mujer enferma-, no le deja vivir, como puede lo iba asumiendo. Pero la semana pasada al llegar a casa –de dar una vuelta, nos contó- ella le arma un gran escándalo y él no se calla –asegura que no la toca, y como lo conozco lo creo: es tranquilo por naturaleza- , aunque supongo que en cierta medida habrá perdido los nervios y también habrá gritado. Su mujer le amenaza y le dice, pues ahora vas a saber lo que es bueno, y llama al 016 (creo que es el número) y dice que su marido la está maltratando. Lo que sigue es fácilmente imaginable: policía, comisaría, detención…Ahora está pendiente de un juicio rápido (no hay ningún tipo de lesión que indique agresión, sólo se puede hablar de maltrato psicológico), supone que le impondrán una orden de alejamiento. Alejamiento que, por otra parte, él quiere hacer de inmediato y que ella le amenaza con denunciar un nuevo maltrato en el momento que coja la maleta. Porque, lo que parece, es que simplemente quiere asustarlo. Él está literalmente –según sus propias palabras- acojonado, porque tiene el convencimiento de que si lo vuelve a denunciar va directamente a la cárcel. Y después de contarlo se echó a llorar como un niño totalmente perdido, como alguien que no sabe qué hacer. Y esa es otra cara de la moneda. Yo, que soy mujer, no quisiera ser hombre y mucho menos tener una mujer celosa. Porque como dice Paloma, Los celos no son una muestra de amor.
La vida tiene grandes casualidades, acabo de encender la televisión y me encuentro con un programa del corazón en el que están haciéndole una entrevista a una mujer llamada Maribel Sanz (parece muy conocida, pero no para mí que no sigo estos programas no lo es), que ha sido acusada de hacer una denuncia falsa contra su marido y por dinero está contándolo en la tele. El programa es deplorable y las declaraciones ya sin comentarios. ¡Qué le pasa a nuestra sociedad! ¡Qué pasa con esas relaciones de pareja! No entiendo nada.

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