sábado, 16 de febrero de 2013

ECONOMÍA SUMERGIDA DE SUBSISTENCIA


Hoy ha sido un  sábado en la que no he tenido demasiados motivos para sentirme bien. Ya me levanté lastrada por una semana que se sucedió tristona, los días grises y lluviosos –y llovió de lunes a viernes- me sumen en un estado de apatía que me cuesta superar, y mi gran afición a escuchar la radio a primera hora  y leer la prensa me ponen al corriente de  las  cosas como suceden en este mi país y que preferiría ignorar por lo graves que me parecen. Esta semana cuatro personas se suicidaron por los desahucios, las cifras del paro son demoledoras,  los políticos… mejor no sigo.
Pues bien,  mi descontento no ha hecho más que aumentar. Una conversación con un amigo, a la vera de un café, me ha conducido a un estado de cabreo con el que  irremediablemente  me iré a la cama.
Empezaré diciendo que mi amigo milita en el PP de siempre, por tradición familiar o por posición social,  o por ambas cosas. Y también, o principalmente,  porque un pariente suyo ocupa un “puestín” en el partido. Cuestionaba mi amigo las cifras de parados, alegando que mucha gente se inscribía, pero luego practicaba la economía sumergida: trabajaba sin cotizar. Le hice ver que el paro dura un año y medio y que luego ya no se cobra. Y me sacó el subsidio de los cuatrocientos euros que cobran –de momento, añado yo- personas, siempre según él, que trabajan en economía sumergida y que no quieren incorporarse al mundo laboral. El argumento me parece tan impresentable que me da vergüenza que haya quien opina así, quien perteneciendo a un partido que en estos momentos tiene un grado de corrupción y robo de miles de millones, alegue que quienes cobran –caso de que lo cobren- cuatrocientos euros al mes trabaje “evadiendo” el impuesto de la chapucilla con la que puede –con un poco de suerte- llegar a fin de mes. Se cuestionan las cifras de parados y se censura al albañil, fontanero o limpiadora que intenta añadir a esos miserables cuatrocientos euros alguno más para poder subsistir. Cómo, me pregunto, se puede censurar la actuación del más pobre y tener en “casa” la mayor de las corrupciones. Que no digo que no haya que pagar todos los impuestos, y darse de alta, y cotizar, y… pero qué casualidad quieren empezar a aplicar las medidas por el de más bajo, por el que lo único que pretende es subsistir, tener un techo, dar de comer a sus hijos, pagar la luz… ¿Hay que empezar precisamente por ahí? ¿Habrá que perseguir únicamente a esos defraudadores, a los que si no hacen la chapucilla les cortan la luz, o no puede comer tres veces al día? Debería, mi amigo,  darse una vuelta por Cáritas y ver lo que hay. 
Y casualmente mi amigo pertenece al PP, pero no son las únicas personas que actúan así, o que piensan así, seguro que en otros partidos hay personajes de la misma opinión.  Y eso me indigna, porque me parece injusto, porque no entiendo los privilegios de algunas personas –que a estas alturas hasta puedo respetar-, pero quienes tenemos trabajo, quienes podemos seguir viviendo con cierta normalidad, tenemos que tener como mínimo la capacidad de ver la realidad y de no alienarnos con quienes ostentan el dinero y el poder y defraudan millones, hasta el momento impúnemente. Esos, ya sé, no están inscritos en las listas del paro y no contribuyen a incrementarlas. No lo necesitan, aunque se queden sin trabajo.
Este video, que ya han visto más de un millón de personas, está grabado por una joven del PSOE, pero lo que dice es aplicable a cualquier partido político. 

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