(PUBLICADO EN LA NUEVA ESPAÑA, 3/10/2012)
Hay días en que una se exprime la cabeza para intentar encontrar algo bueno con que alegrarse o alegrar al personal y es incapaz de hallar nada. Éste es uno de esos días. Y no es que a una le pase algo especialmente malo en estos momentos, pero miras alrededor y se te cae el alma a los pies.
Por un lado, desastres naturales, bastante corrientes en esta época en ciertos lugares de España pero no por ello menos dramáticos y menos desgraciados para muchas familias. Las inundaciones en Málaga, Murcia, Valencia han destruido hogares, cosechas, han causado la muerte a varias personas y herido a otras. Tardarán en recobrarse.
Los otros desastres en que nos vemos sumidos son producidos por el hombre. No sirven de nada las llamadas de algunos de nosotros a la prudencia, la concordia, a arrimar el hombro, a la unión. Por un lado quizás sea entendible porque como los catalanes y los vascos parece ser que no hablan castellano, pues, claro, no nos comprenden. Cuando una pertenece a un país fantástico como es España y tiene la suerte de hablar una hermosa lengua que es de las más utilizadas en el mundo y renuncia a todo ello para hablar una lengua minoritaria que no entienden más que ellos, a mi entender demuestra una gran estulticia. Y cuando, para más inri, un gobernante anuncia un referéndum con la consulta de autodeterminación, algo totalmente inconstitucional y prohibido por nuestras leyes, pero a la vez pone la mano para que le demos dinero del nuestro es un despropósito añadido. Encima ese ejemplo de presidente nefasto se permite el lujo de hacer un desplante a nuestro Rey, que va allí a echar una mano. Voy a callar, llegado este punto, porque lo que diría no sería apropiado para publicar en un periódico.
Otra estupenda idea de algunos españoles: convocan a la toma del Congreso. No hace falta decir lo que eso significa. Afortunadamente, la mayor parte de los españoles comprende el horror de esta medida y sólo consiguen reunir a 6.000 personas. Por supuesto, se acordona bien la zona, se les deja una explanada grande para que protesten todo lo que quieran, pero intentan pasar la barrera de los policías y éstos tienen que repeler la agresión como sea. Insultan a los policías, los empujan, a algunos los tiran y los patean, mientras tanto cientos de fotógrafos en medio. Los policías se ven y se desean para controlar la situación, y los policías son personas normales y corrientes que están cumpliendo con su trabajo y con su deber. Por supuesto, su actuación tiene que ser contundente. Entonces empieza lo de siempre: los policías, malos y felones que atacan a pobres e indefensos ciudadanos. Empieza el circo mediático, la Kirtchner en la ONU, Amnistía Internacional que tiene tanto por lo que luchar en el mundo va a venir a juzgar a nuestros policías, imágenes de la algarada se ven en todos los rincones del planeta. Nuestra imagen se deteriora más cada día.
Aprovechando la situación, «The New York Times» publica un reportaje fotográfico realizado por un estupendo fotógrafo español, Samuel Aranda, «España, austeridad y hambre», las fotos son reales pero representan sólo una pequeña parte de nuestro momento histórico y podrían representar lo mismo en cualquier país del mundo. Un hombre viviendo en una caravana porque se ha quedado sin casa, en USA hay muchísima gente que tiene su vivienda permanente en una caravana. Gente cogiendo cosas de la basura, eso yo lo he visto en Estados Unidos, en Argentina, etcétera. Nuestro Rey, tan denostado, se va inmediatamente a Nueva York a reunirse con el consejo editorial del «New York Times» y explicarles la realidad. Algo que le tendríamos que agradecer.
Mientras tanto, aquí, en nuestra Asturias del alma, seguimos mareando la perdiz y sin llamar a las cosas por su nombre. Pensar que vivimos años y paños bajo un gobierno todopoderoso que hizo lo que le dio la gana sin el menor control, gastando el dinero que nos llegaba a manos llenas en proyectos absurdos que no han servido para nada y nos ha dejado en completa bancarrota y sin futuro. Pues ahora seguimos con los mismos gobernando, por culpa de la idiotez e incompetencia de los contrarios, y con la aquiescencia de la mayoría, muchos viviendo bien, gracias a los cargos y puestos conseguidos sin esfuerzo y por enchufe y otros por puro odio a lo que suene a derecha.
Así que si con todo esto puedo encontrar algo bueno para alegrarles, díganmelo porque me ayudaría a sobrellevar este velo de depresión que me ha entrado.
Hay días en que una se exprime la cabeza para intentar encontrar algo bueno con que alegrarse o alegrar al personal y es incapaz de hallar nada. Éste es uno de esos días. Y no es que a una le pase algo especialmente malo en estos momentos, pero miras alrededor y se te cae el alma a los pies.
Por un lado, desastres naturales, bastante corrientes en esta época en ciertos lugares de España pero no por ello menos dramáticos y menos desgraciados para muchas familias. Las inundaciones en Málaga, Murcia, Valencia han destruido hogares, cosechas, han causado la muerte a varias personas y herido a otras. Tardarán en recobrarse.
Los otros desastres en que nos vemos sumidos son producidos por el hombre. No sirven de nada las llamadas de algunos de nosotros a la prudencia, la concordia, a arrimar el hombro, a la unión. Por un lado quizás sea entendible porque como los catalanes y los vascos parece ser que no hablan castellano, pues, claro, no nos comprenden. Cuando una pertenece a un país fantástico como es España y tiene la suerte de hablar una hermosa lengua que es de las más utilizadas en el mundo y renuncia a todo ello para hablar una lengua minoritaria que no entienden más que ellos, a mi entender demuestra una gran estulticia. Y cuando, para más inri, un gobernante anuncia un referéndum con la consulta de autodeterminación, algo totalmente inconstitucional y prohibido por nuestras leyes, pero a la vez pone la mano para que le demos dinero del nuestro es un despropósito añadido. Encima ese ejemplo de presidente nefasto se permite el lujo de hacer un desplante a nuestro Rey, que va allí a echar una mano. Voy a callar, llegado este punto, porque lo que diría no sería apropiado para publicar en un periódico.
Otra estupenda idea de algunos españoles: convocan a la toma del Congreso. No hace falta decir lo que eso significa. Afortunadamente, la mayor parte de los españoles comprende el horror de esta medida y sólo consiguen reunir a 6.000 personas. Por supuesto, se acordona bien la zona, se les deja una explanada grande para que protesten todo lo que quieran, pero intentan pasar la barrera de los policías y éstos tienen que repeler la agresión como sea. Insultan a los policías, los empujan, a algunos los tiran y los patean, mientras tanto cientos de fotógrafos en medio. Los policías se ven y se desean para controlar la situación, y los policías son personas normales y corrientes que están cumpliendo con su trabajo y con su deber. Por supuesto, su actuación tiene que ser contundente. Entonces empieza lo de siempre: los policías, malos y felones que atacan a pobres e indefensos ciudadanos. Empieza el circo mediático, la Kirtchner en la ONU, Amnistía Internacional que tiene tanto por lo que luchar en el mundo va a venir a juzgar a nuestros policías, imágenes de la algarada se ven en todos los rincones del planeta. Nuestra imagen se deteriora más cada día.
Guillermo, Montse y su hija, 4 años viviendo en una caravana |
Aprovechando la situación, «The New York Times» publica un reportaje fotográfico realizado por un estupendo fotógrafo español, Samuel Aranda, «España, austeridad y hambre», las fotos son reales pero representan sólo una pequeña parte de nuestro momento histórico y podrían representar lo mismo en cualquier país del mundo. Un hombre viviendo en una caravana porque se ha quedado sin casa, en USA hay muchísima gente que tiene su vivienda permanente en una caravana. Gente cogiendo cosas de la basura, eso yo lo he visto en Estados Unidos, en Argentina, etcétera. Nuestro Rey, tan denostado, se va inmediatamente a Nueva York a reunirse con el consejo editorial del «New York Times» y explicarles la realidad. Algo que le tendríamos que agradecer.
Mientras tanto, aquí, en nuestra Asturias del alma, seguimos mareando la perdiz y sin llamar a las cosas por su nombre. Pensar que vivimos años y paños bajo un gobierno todopoderoso que hizo lo que le dio la gana sin el menor control, gastando el dinero que nos llegaba a manos llenas en proyectos absurdos que no han servido para nada y nos ha dejado en completa bancarrota y sin futuro. Pues ahora seguimos con los mismos gobernando, por culpa de la idiotez e incompetencia de los contrarios, y con la aquiescencia de la mayoría, muchos viviendo bien, gracias a los cargos y puestos conseguidos sin esfuerzo y por enchufe y otros por puro odio a lo que suene a derecha.
Así que si con todo esto puedo encontrar algo bueno para alegrarles, díganmelo porque me ayudaría a sobrellevar este velo de depresión que me ha entrado.
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