JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, EN 1912 |
En estos tiempos en los que
impera el batiburrillo lírico, el órdago falsificador, el pasmarote figurativo
y la anemia sensitiva, no estaría de más recurrir a las marcas imperecederas
que se remozan cada día que pasa. Una de ellas es JRJ.
El escritor moguereño y Nobel de
Literatura Juan
Ramón Jiménez publicó en 1912 un poemario redactado en los dos años
anteriores y titulado Melancolía
(Madrid, Tipografía de la
Revista de Archivos, 240 páginas). Dentro de una de sus seis series,
la rotulada “La voz velada”, incluye,
como pieza número V, una composición en cuartetos que talmente parece trazada
en nuestros días, pues, aparte de una construcción impecable, constituye un
modelo ético admirable, una guía vital asumible por quienes busquen la paz
interior frente a los oropeles vacuos y pudribles. Paladeémosla:
No me tienta la gloria. Sólo una vida en paz,
rica de los tesoros del amor y la lira,
en una estancia dulce, solitaria, serena,
llena de libros bellos, con flores, encendida!
Estancia adonde, a veces, la amistad se llegara,
a llamar a la puerta con mano noble y limpia,
retiro adonde, a veces, se asomara el amor
con la mirada extraviada y conmovida...
Que el lujo y el rumor se queden para otros...
a mí me basta con mi fe en las armonías,
en una estancia plácida, alejada, callada,
llena de libros bellos, con flores, encendida!
(Artículo exclusivo para el blog Las mil caras de mi ciudad)
(Artículo exclusivo para el blog Las mil caras de mi ciudad)
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