miércoles, 26 de enero de 2011

INÉS HURLÉ Y "LA BROCHA", artículo de PURA FRESNO


Hace pocos días fallecía nuestra amiga INÉS HURLE y la pintora PURA FRESNO le ha dedicado este artículo, publicado en el diario EL COMERCIO, que lo dice todo y pongo hoy a vuestra disposición, porque estoy segura que todos los que conocimos a INÉS hubiésemos querido escribirlo. Pura lo ha hecho por nosotros: gracias.

Tú, que durante veinte años escribiste ríos de palabras que desembocaban en la revista de arte 'La Brocha', bien te mereces, Inés Hurlé, que, como homenaje póstumo, escribamos ahora nosotros algo para ti como prueba de agradecimiento. 'La Brocha', con sus luces y sus sombras como todo, fue la linterna que alumbró todos los rincones del panorama artístico de Asturias. A través de ella, los artistas podíamos informar y éramos informados siempre puntualmente de todo lo que acontecía en el mundo de las Bellas Artes. Nunca se supo valorar lo suficiente el gran esfuerzo que suponía para ti sacar adelante todos los meses esa revista que escribías, maquetabas, conseguías la publicidad, la llevabas a la imprenta y la repartías por galerías museos, comercios, etcétera, para su distribución gratuita. ¿Quién da más?
Los críticos de arte promocionan a los pintores que les interesan y aprovechan cualquier pretexto para dedicarles un espacio en la prensa, pero ignoran generalmente los logros de los demás. En tu revista, sin embargo, cabían todos. ¿Qué artista no vio alguna vez su nombre escrito en 'La Brocha'? Cada semana recorrías todas las salas de exposiciones y no quedaba nadie que estuviese exponiendo sin que le dedicases un comentario, ni tampoco dejabas de publicar toda la información que te hacíamos llegar sobre cualquier evento artístico.
Hasta que un día, cansada ya de tanto peregrinaje, decidiste colgar la lámpara y dedicar tu tiempo a disfrutar de tu nieto, lo cual te hacía absolutamente feliz. Eso me dijiste unos días antes de morir, cuando yo no podía ni sospechar que estuvieses tan cerca del final, ni que te ibas a ir tan rápido y tan silenciosamente como lo hiciste.
Te mereciste un reconocimiento público, que los pintores, los poetas y otras entidades nos descuidamos en ofrecerte en vida y que todos los que fuimos tus amigos lamentamos no haber hecho. La ingratitud es una condición humana demasiado frecuente.
Ahora tenemos una deuda contigo y no sabemos cómo pagarla.

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