domingo, 1 de agosto de 2010

ARTÍCULO DE RAMÓN AVELLO

Una vez más traigo a mi blog un artículo publicado en el diario local, recoge datos y consideraciones que me parecen interesantes. Creo que el fenómeno del que habla no es nuevo. Sí lo es, es el hecho de que ahora la mujer tenga las mismas oportunidades de formación académica que el hombre. En mi juventud -y si me remonto un poco más en el tiempo, aún peor- a las mujeres se las preparaba para casarse y, a ser posible, con un buen marido. Una mujer que se preciara debía de ser buena cocinera, buena administradora, recatada y humilde, la tata de sus hijos y lo más importante: buena esposa. Esa era una tarea que se asignaba a las madres, que debían de preparar a sus hijas para el matrimonio. Con los hijos era otra cosa. Los chicos a estudiar y las chicas a bordar. Mira que lindo, hasta hace un pareado. Pero, por contra, aquellas mujeres que tenían la suerte de tener unos padres adelantados a su tiempo -por decirlo de alguna manera y no ofender a nadie- mandaban a sus hijas a la universidad y, qué casualidad, obtenían excelentes notas. No sin tener que salvar muchos obstáculos. Aún recuerdo algunas amigas de mi madre censurándola por darnos a mi hermana y a mí demasiada libertad. La libertad de ir primero al instituto y luego a la universidad. La libertad de pasar la tarde leyendo en lugar de aprendiendo a bordar. Y eso pasó hace cuatro días. Mis compañeras, aquellas que estudiaron conmigo, sacaban notas excelentes y muchas ocuparon -ocupan- puestos relevantes. En un porcentaje muy pequeño, ciertamente, porque las trabas que ponía la sociedad a la mujer independiente eran muchas. Hoy las cosas han cambiado mucho, aunque aún quedan demasiadas madres que no lo han entendido y siguen intentando que sus hijas reproduzcan sus modelos. Habrá que tener paciencia.


GALERÍA DEL NAUFRAGO
RAMÓN AVELLO

Podrá haber excepciones, pero la regla general, confirmada por los datos es que en la enseñanza, las niñas estudian mejor que los niños; las adolescentes mejor que los adolescentes y las jóvenes mejor que los jóvenes. En definitiva, las mujeres obtienen mejores calificaciones académicas en la escuela, colegios e institutos; acceden, mayoritariamente, a carreras universitarias que requieren, para entrar, las notas de selectividad más altas y esa primacía femenina continúa en lo que se denominan estudios de postgrado o doctorado. Si, por ejemplo, se cuentan las recientes concesiones de becas del MEC para la formación del profesorado universitario, otorgadas a los mejores expedientes académicos y a los más cualificados proyectos de investigación de doctorado, la suma es abrumadoramente femenina.
Frecuentemente, las explicaciones más simples son las más acertadas. La razón de esta firme feminización en la cumbre de las mejores notas académicas, no parece que proceda de una madurez más precoz de las chicas respecto a los chicos, o que estas sean más inteligentes -que yo no digo que no lo sean - o posean una mayor aptitud para la expresión verbal, sino por una realidad muy sencilla. Las mujeres obtienen mejores notas porque estudian más. Así lo demuestra el informe realizado por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense, bajo la dirección de María José Díaz- Aguado sobre el comportamiento académico de la adolescencia y la juventud. En este estudio, han participado trescientos treinta y cinco centros escolares, dos mil setecientos veintisiete profesores y algo más de once mil estudiantes de los últimos cursos de ESO, Bachillerato y Formación Profesional.
Los resultados son clarificadores: Frente al 46,6 % de varones que antes de los quince años han repetido curso, el porcentaje de alumnas de esa edad es el 36%. El 49,6 % de las chicas estudia durante el curso más de dos horas, frente al 24,4 % de los chicos. En cuanto al tiempo destinado a otras lecturas, al margen de los libros escolares, el 26,3% de mujeres dedica más de dos horas a leer, frente al 14,5% de los muchachos. En lo poco que salen bien librados los zangolotinos respecto a las muchachas en flor, es en la práctica del deporte, al que dedican los hombres más horas que las mujeres.
Y todo esto ¿qué enseña? Las mujeres obtienen mejores notas porque estudian más. Pero si nos preguntamos el 'porqué' de ese estudio, las respuestas se difuminan entre varias hipótesis, algunas de tipo psicológico -la madurez prematura o las diferencias de aptitudes- y otras de tipo sociológico, bastante evidentes, por la que los logros escolares son como un anticipo de la futura independencia y emancipación de las mujeres. Según esta hipótesis, la preocupación por el futuro es más precoz en las mujeres que en los hombres.
Sin embargo, la pregunta fundamental sería si las mujeres, tal como reflejan los expedientes académicos, ocuparán el lugar de las élites sanitarias, bancarias, culturales y artísticas de la futura sociedad. ¿O tal vez se las seguirá pagando menos que al hombre más mediocre, postergándolas en sus valores profesionales? Personalmente creo que tras estos expedientes femeninos ya no está en juego la emancipación y la independencia, sino el poder, que pasará, al margen de paridades, en poco más de diez años, a manos de las mujeres. Ya están estudiando para ello.

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