Llueve sin parar, más que siempre
(tal vez como cuando yo era niño), sobre esta tierra verde del mismo color de
la mar en días de sol y playa. Llueve sobre Gijón y su anegada campiña, llena
en nuestra ilusión, de xanas de las fuentes y del silbido de mirlo sobre
laurel. Llueve (llovió) todo el marzo cuaresmal, y lo que llevamos de mes, y lo
que te rondaré morena. Llueve sin cesar sobre los tejados, y hace frío, y se
pasa uno las tardes leyendo a grandes escritores asturianos: Carmen Gómez Ojea,
Luis Fernández Roces, Víctor Alperi, José Antonio Mases, Ricardo Menéndez
Salmón… o camina hacia los Yelmo de La Calzada a ver, con entrada barata y triste, de
jubilado, un estreno de tetas, culos, guerras, historias y amores. Llueve y
brotan otra vez los angustiosos
manantiales de aldeanos de Gijón. Y el Piles, casi siempre escaso de
ropaje, baja ahora con las alforjas llenas, como río manriqueño, hasta los
suburbios de la San Lorenzo ,
hacia la mar de su sueño, a dispersarse y morir. Ya se sabe: “nuestra vida son
los ríos que van a dar a la mar…”. Llueve a Dios dar, cae agua, y no hay más
que mirar los periódicos para ver que diluvian fechorías.
Y uno, que es muy melancólico y temperamental, casi se pone a llorar de rabia, pena, miedo y tristeza ante tanta lluvia ácida: narcos gallegos, recibos de golf (fos), reales imputados, banqueros de ruina y juzgado(nada hay menos sagrado que los depósitos de los bancos), “renedos”, “eres”, desfalcos, robos, evasiones, estafas …Los ríos de España bajan turbios, desbordados, con el color de la inmundicia.
Y uno, que es muy melancólico y temperamental, casi se pone a llorar de rabia, pena, miedo y tristeza ante tanta lluvia ácida: narcos gallegos, recibos de golf (fos), reales imputados, banqueros de ruina y juzgado(nada hay menos sagrado que los depósitos de los bancos), “renedos”, “eres”, desfalcos, robos, evasiones, estafas …Los ríos de España bajan turbios, desbordados, con el color de la inmundicia.
Lluviosa primavera ésta sobre un país lleno de asco, indignación y
cómo no decirlo, de mucha indiferencia
por parte de las nuevas generaciones. Esta riada ya sube por encima de la rodilla y nos está llegando al cuello.
La economía asturiana se desplomó el año pasado y está en situada a la cola de
España, nación, país o lo que diantres sea, con una multitud de parados
engañando el hambre con los chismes de la tele, en el que parece que sólo el
que roba, recalifica, evade, unta y mama del teto triunfa y manda. ¿Y qué más…?
Pues… que, como escribió nuestro Juan Ramón Jiménez, “la lluvia deja solitarios
los jardines/ y las hojas adornan de amarillo los bancos”. De amarillo, digo yo
(y ustedes perdonen), cloaca.
José Marcelino García (10/04/2003)
Impecable en todos los aspectos.Escribir con estilo, con enjundia, con belleza... Eso es literatura para reflexionar y para extasiarse.
ResponderEliminarAurora