domingo, 12 de julio de 2009

CUANDO LAS ABUELAS NOS DEJAN

Africana, mi bloguera preferida, ha insertado en su Cajón desastre una foto familiar en recuerdo de su abuela que acaba de fallecer. Me consta, que está desolada por la pérdida de ese ser tan querido. Y también sé por experiencia, que con ella se ha ido una parte muy importante del rescoldo de su infancia. Por eso, en la foto familiar que nos enseña ella era muy niña. Estoy segura de que tiene otras con su abuela mucho más recientes, pero el subconsciente la ha llevado a colgar precisamente esa. Y es que las abuelas dejan huella en la etapa más feliz del ser humano: en la infancia.
Cuando las abuelas empiezan a irse es señal inequívoca de que hemos empezado otra vida: aquella que ya depende exclusivamente de nosotros mismos. Africana hace poco que terminó su flamante carrera, menos aún que se ha casado y –supongo- que no pasará demasiado tiempo sin que lleguen los hijos. Y, cuando esto suceda, surgirán nuevas abuelas. Tal vez para dar paso a otra generación, se ha ido la abuela de Africana; todo debe de seguir ese orden establecido sin nuestra voluntad. Pero las abuelas deberían ser eternas. Por qué sino cuando uno recuerda su infancia, surge siempre la figura de aquella mujer vestida de negro que nos parecía tan viejecita –sin serlo demasiado- que siempre nos libraba del cachete, que a hurtadillas sacaba de su delantal un puñado de caramelos y que paraba el primer golpe ante nuestros padres. Tener una abuela en la infancia –y mejor las dos- es una gran suerte de la que ningún niño para ser plenamente feliz debería de carecer. Desgraciadamente no depende de nuestros deseos, la vida viene como viene. Y se va sin avisar. Lo que no puede arrebatarnos es ese recuerdo entrañable que quienes tuvimos la suerte de tener abuela guardamos en nuestro corazón. El de Africana está hoy triste. Pero, niña, hay que seguir. Antes de que te des cuenta serás madre, y después abuela. Vívelo todo con intensidad ahora que eres joven, no desaproveches ni un instante. Con el paso de los años te sentirás cansada y –pese a ello y si Dios lo quiere- también serás abuela. Y deberás de hacerlo tan bien como lo hizo quien ahora se fue; por eso no olvides ninguno de los instantes felices que pasaste junto a ella. Esa era, sin ninguna duda, su última voluntad.

1 comentario:

  1. GRACIAS ISA!!
    Realmente espero que se cumpla el ciclo como tú lo propones y que lo veas muchos años!! algún día te haremos abuela, pero sin delantal, eh?
    Gracias...

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