Menuda semana de contrastes.
Primero nos arrugan el corazón con las escalofriantes cifras del paro, a
renglón seguido informan de una madre que se tira al río con su hijo en brazos
intentando suicidarse. Sólo pasan 24 horas y otra mujer se lanza al vacío
también abrazada a su hijo. Un padre y una hija de ocho años aparecen
apuñalados en su domicilio. El Gobierno anuncia nuevas medidas que nos harán
más pobres. La peluquería y la mueblería que hay debajo de mi casa cierran
porque no pueden aguantar más.
Han aumentado los pobres que piden en el paseo
de Begoña, y quienes buscan en la basura cuando cierra el supermercado
Alimerka.

Cada cinco minutos una familia pierde su casa y se queda en la calle.
Una ministra llama terroristas a quienes desesperados molestan a los políticos
manifestándose en las proximidades de sus casas, pobrecitos ellos, tienen más
derecho que nadie a ser respetados –me refiero la los políticos, claro-, los
desahuciados no merecen ningún respeto, no importa que los saquen a empujones
de sus casas, con los hijos detrás mirando asustados sin comprender nada… Una
amiga me cuenta que tenía depositados en un banco 48.000 euros y que al ir a
retirarlo le han dicho que se convirtieron en 18.000 euros, con unos argumentos
que ella no entiende, y yo tampoco. Los papeles de Bárcena dice la policía que
son auténticos, pero seguro que no le pasará nada, sigue paseando su chulería
como si nada. El Rey va al fútbol y Sofía visita a su hija en el palacete de
Pedralbes: Urdangarín y Cristina necesitan mucho apoyo, hay que entenderlo. Podría
seguir escribiendo mucho más, pero para qué, si todos estamos al hilo de lo que
pasa. Pero eso son historias de pobres. De ricos y privilegiados también las
hay.

Los príncipes se han desplazado a los Países
Bajos para asistir a la entronización de Guillermo de Holanda. Dos días de
fastos y lujos. Toda la nobleza con sus
mejores galas. Viéndolo nadie diría que la vieja Europa está atravesando una de sus mayores
crisis después de las que originaron las guerras del siglo XX. 2.400 invitados
de 18 casas reinantes del mundo hicieron una digna exhibición de modelos,
joyas, sombreros, cenas de gala, desfiles por alfombras reales, y un largo etcétera
que nos traslada a la época de los súbditos y los vasallos. El pueblo pasa penurias y la nobleza
disfruta ante sus ojos, como entonces. Dicen que la princesa Letizia repitió
modelo en la cena de gala, el mismo traje que lució en el 60 cumpleaños de
Carlos de Inglaterra en 2008. ¡Pues menos mal!, no es más que un vestido
buckingham en seda y muselina azul noche, con la espalda descubierta, del
diseñador español Felipe Varela
.
Añaden los medios –que son los que nos ponen al día de las cosas importantes-
que completaba su atuendo con un "clutch" (bolso de mano) en cristal
negro, también de Varela, su modisto de cabecera. Pero claro, no podía llevar
el mismo modelito a la cena, así que decidió un modelito, en esta ocasión de
estreno, de encaje negro chantilly con bordados de flores de azabache que
combinó con otro “clutch” negro, en cristal, de Felipe Varela y unos zapatos de
Magrit y una tiara de flores “vintage”, con incrustaciones de piedras
preciosas, eso sí, prestada ya que pertenece a la reina Sofía y según dicen fue
un regalo del Generalísimo. ¡Casi nada!

No sé después de lo visto, que sentiré
mañana al toparme al ir a trabajar con esa anciana que pide cada día a la
puerta del supermercado, o con ese muchacho que lo hace sentado en las
escaleras de CAJASTUR, también con el músico
que me alegra la mañana con su acordeón, y
con el vendedor de pañuelos de papel que se empeña cada día en que le
compre un nuevo paquete, y…con todas esas personas que malviven de las monedas
que nos sobran.
Es que seguimos con lo de siempre, reyes, príncipes, populacho y siervos, sino de la gleba porque no hay trabajo ni en el campo,de cualquier cosa que les dé dinero a ellos. Dinero, poder...
ResponderEliminarBiquiños