martes, 14 de julio de 2009

LA CHICA DEL G-8



Su nombre es Mayara, tiene 17 años, vive en una favela y “encantó” a Obama
Viajó en la comitiva oficial de Lula como representante junior de Unicef. Vive con sus padres en un barrio pobre de Río de Janeiro y trabaja en la difusión de los derechos de la niñez. Quiere estudiar Trabajo Social. Sin quererlo, ganó fama mundial después de que el presidente de los Estados Unidos y Nicolas Sarkozy fueran pescados mirando atentamente el final de su espalda.

La garota no es de Ipanema sino de Santa Cruz, un barrio obrero de Río de Janeiro. La cola de Mayara Rodrigues Tavares saltó a la fama gracias a las indiscretas miradas que se posaron en ella durante la reciente cumbre del G-8 que finalizó el viernes, en Italia. Y su foto, de espaldas, recorrió el mundo.
La imagen no dejaba lugar a dudas: las cámaras habían registrado el instante en que los ojos de Barack Obama se posaban impúdicos sobre su trasero. Sin embargo, las cámaras de televisión lo disculpan mostrando que en realidad se daba vuelta para tenderle la mano a otra muchacha que pretendía bajar hasta su escalón en la grada para la foto grupal. Un verdadero caballero en definitiva también es un ser humano. ¿Miró o no miró durante la maniobra? El video que pretende disculpar al presidente de los Estados Unidos muestra la poca sutileza de su par francés, Nicolas Sarkozy, que se echa hacia atrás y estira el cuello para impedir que la galantería de Obama obstaculice el deleite de seguir observando a la brasileña.
¡Es una nena! Mayara tiene 17 años –detalle incómodo para los presidentes mirones– y llegó a Roma como una de las colaboradoras junior de Luiz Inácio Lula da Silva. Nació en la favela Barro Vermelho, a unos 50 kilómetros del centro de Río de Janeiro. Ella lo ha descripto como un barrio “bueno para vivir pero no para estudiar, porque las escuelas quedan muy lejos”. Está acostumbrada a su violencia. Participó en la Plataforma de Centros Urbanos, un programa coordinado por Unicef para la divulgación de los derechos de los niños en las zonas pobres de Brasil. Esa organización la escogió para representar al país en una cumbre de jóvenes paralela a la del G-8. Estuvo reunida con otros 56 adolescentes de todo el mundo con los que discutió sobre seguridad, educación y desarrollo. Ninguno tuvo tanta repercusión como ella.
O Globo la entrevistó en su casa antes de la partida: “Es una sensación inexplicable. No pensé que podía pasar algo así. Sentía que luchaba en vano por los derechos no respetados”, aseguraba mientras armaba la valija bajo la atenta mirada de su padre, Eduardo Tavares, que participa junto a ella en la iniciativa de Unicef. El año pasado realizaron una encuesta en la zona que mostró la falta de acceso a espacios de esparcimiento y la deficiencia en los programas de educación sexual.
El jueves Eduardo recibió el llamado de su hija en su casa de Barro Vermelho: “Me llamó y me dijo que Lula me enviaba un abrazo y que le había presentado a Obama”. Ese instante también está registrado: el presidente brasileño tiene su mano entrelazada con la de la adolescente. Cuando se aproxima el estadounidense, la acerca hasta él tomándola del brazo. Obama al fin la conoce de frente. Unas horas después, el padre de Mayara reconoció la cola de su hija en esa foto que miles de sitios de Internet reproducían en los cinco continentes. Mientras el teléfono no paraba de sonar, la sorpresa dio paso al orgullo: “No sólo es hermosa, es educada, muy segura y comprometida con el trabajo, que es su sueño”, ponderó el padre. El interés del mundo no estaba precisamente en la habilidad como disertante de la nena y él supo rescatarla sin quitarle mérito a su belleza: “Es cierto que tiene éxito con los varones”, concedió antes de remarcar que su hija estaba allí para defender los derechos de su comunidad. “Quiero trabajar por las generaciones futuras. Espero poder ir a la universidad y estudiar Trabajo Social”, había dicho Mayara en su llegada a Italia.
Mayara Rodrigues Tavares no llevaba pancarta alguna y tampoco sospechaba que su figura la ayudaría a difundir su causa. Su simple vestido strapless y sencillas sandalias sin taco lograron eclipsar sin esfuerzo a Michelle Obama y Carla Bruni, la esposa de Sarkozy. Las primeras damas son íconos de moda y estilo y suelen captar la atención de miradas expertas que analizan sus vestuarios. Esta vez, pasaron completamente desapercibidas. Ayer, el nombre de la carioca arrojaba más de 43 mil resultados en Google.
En los Estados Unidos, la foto circuló rápidamente y levantó polémica. ¿Es condenable la mirada del presidente? Más allá de la edad de la adolescente –que suscita un problema adicional–, los norteamericanos no son benévolos con ciertos impulsos de sus líderes. Por su parte, los familiares de Mayara dijeron que, de cruzarse con Obama y Sarkozy, les darían “un tirón de orejas”.

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