lunes, 6 de septiembre de 2021

ORDENACIÓN EPISCOPAL EN MONDOÑEDO (LUGO), por ÁNGEL AZNÁREZ RUBIO ( publicado en "Religión Digital" (4 de septiembre de 2021)


Y toma de posesión de la Diócesis Mondoñedo-Ferrol



I.- El burgalés Fernando García Cadiñanos, ya es Obispo:



Caritas de Burgos dijo adiós a su querido don Fernando, sacerdote, que salió de allí, lugar en el que nació, de tierras secas, de la épica castellana y de cantares de gesta, y que llegó a aquí, a Mondoñedo para ser Obispo, a tierras húmedas de pueblo, de la lírica gallega, de poetas de versos y de cantigas. Don Fernando habrá recordado a los santos obispos de las Merindades burgalesas, y encontró aquí, en tierras mágicas, a otros milagreiros, como San Gonzalo, que, desde lo alto del monte, mirando a la mariña, Ave María que rezaba, nave vikinga que se hundía. ¡Y qué decir del siempre recordado San Rosendo, que desde lo alto de la Catedral, todo lo ve, lo que está encima y debajo de los tejados de pizarra de las casas!



Y una centena de burgaleses, con compromisos socio/caritativos, sin hacer ondear pendones castellanos, invadieron la Villa, preguntando, por las empanadas del país y las tartas de O´Rei, que en paz descanse. Los burgaleses desplazados estuvieron acompañados por el nuevo “Mío Cid, el Campeador”, el inteligente y hábil, Monseñor Iceta, con Palio de Metropolitano, titular de la Sede de Burgos, antes obispo de la Iglesia sufragánea de Bilbao, ahora de monseñor Segura, también presente aquí hoy. Conté 19 mitras de obispos asistentes en la Ceremonia, incluida la de Monseñor García Cadiñanos.

 


Llegué pronto a la Plaza de la Catedral, abajo en Mondoñedo, antes de las nueve horas, desde lo alto del Cementerio antiguo, en una mañana de sol y de nieblas, típicas de la mariña lucense. Me acerqué y toqué la estatua de Cunqueiro, que sentí sonriente, y que tanto habló y escribió sobre obispos mindonienses. Volví a subir a la Praza do Concello para ver la llegada del Obispo a la Casa do Concello, procedente del Santuario de Los Remedios. Precisamente en esa Plaza, en un local comercial, se pudo leer, lo siguiente esperanzador: “La belleza salvará el mundo”. Y a la Praza de la Catedral llegó el nuevo Obispo acompañado del Arzobispo de Santiago, su auxiliar y monseñor de las Heras, ahora Obispo de León y antes de Mondoñedo, rezando todos en la Capilla catedralicia del Santísimo Sacramento, viéndolo todo la Virgen inglesa que allí está. En el Palacio episcopal, anexo a la Catedral, entraban excelentísimos, reverendísimos y una eminencia (Monseñor Blázquez), para vestir las ropas litúrgicas e iniciar la procesión. 


Es natural que en Diócesis de tanta antigüedad, haya habido antes otros burgaleses obispos; al parecer, hubo cinco (uno de ellos fue don Ponciano de Arciniega)  y algunos están retratados en la Sala Capitular de la primera planta. Desde la Plaza, junto al Museo de don Álvaro Cunqueiro, mirando a la galería del palacio (pazo) episcopal, recuerdo que antes allí hubo obispos navarros y asturianos, como don Manuel Fernández de Castro, llamado el obispo santo. Recuerdo en especial a uno de los últimos de Mondoñedo-Ferrol, al valenciano que fue y que se llamó Monseñor José Gea Escolano. Y lo recuerdo por la injusticia cometida contra él, pues los que tanto le criticaron por ultra y conservador extremo, los mismos, se asombraron, cuando ya emérito, en 2006, se fue a tierra de Misiones a evangelizar. Lección y ejemplo. 


  II.- Teología del oficio episcopal: Tradición y nuevas exigencias


Los tratados de Eclesiología estudian el episcopado dentro del denominado “ministerio apostólico”, y en la ordenación episcopal de don Fernando García Cadiñanos lo deberíamos tener en cuenta. Son suficientes los textos conciliares del Vaticano II: la Constitución dogmática Lumen Gentium sobre la Iglesia, capítulo III sobre los obispos, y el Decreto Christus Dominus sobre la función pastoral de los obispos, de enseñar, santificar, regir y apacentar. Ser podría añadir el Decreto Ad gentes divinitus, sobre la actividad misionera de las iglesias particulares. Aconsejamos su lectura.






 
Y en una Ordenación episcopal también se debería pensar –ya nada es como antes-- en la crisis que atraviesa la Iglesia en estos tiempos; en la Iglesia local de Mondoñedo-Ferrol, cuya importancia resulta de las 424 parroquias, habiendo impulsado el anterior obispo, el P. Ángel de Las Heras, actual de León, con la sabiduría y bondad del sacerdote don Antonio Rodríguez Basanta, las llamadas “unidades pastorales”. Es natural que “tranquilice” la creencia en la perennidad de la Iglesia por la acción mantenedora del Espíritu Santo, pero también que haya confusión e incertidumbre, también en este noroeste hispánico, ante una secularización radical e imparable, con ya ruptura de la transmisión de creencias cristianas entre las generaciones. 


Recientemente el dominico Fray Jesús Díaz Sariego, Prior Provincial de la provincia de Hispania, dijo, preguntándose: ¿“Ante la falta de remplazo vocacional, qué nos está pidiendo hoy Dios”? La nueva situación obliga a que los obispos acumulen más trabajo, se anticipen a los hechos, es decir, se añadan requisitos nuevos a los ya previstos en el canon 378. Y aquellos que siguen pensando que el anillo y la mitra forman parte de un “cursus honorum”, lejos de la labor evangélica de transmisión de la fe, están equivocados desde la raíz. Las pompas y fiestas por una Ordenación episcopal, esplendorosa como la de hoy, no deben hacer perder la conciencia de la situación.   


III.-La Basílica-Catedral de Nuestra Señora de La Asunción:


Siempre el nombre de la catedral, que es la primera iglesia de la diócesis, explica mucho de ella. La denominación de la Basílica de Mondoñedo, Nuestra Señora de la Asunción, remite a la Constitución apostólica de Pío XII, que proclamó, con infalibilidad, el Dogma de la Asunción al cielo, en alma y cuerpo, de María, en el año de 1950;  Asunción que está en el Retablo mayor y en otras capillas catedralicias. Hoy se pudo ver esplendorosa la Catedral. Y si las agujas maravillosas de una Catedral gótica como la de Burgos, son “agujas -según un poeta- como de alma humana que rasgan las nubes cargadas con el rayo divino”, nada de parecido hay en la Catedral de Mondoñedo, que carece de agujas, siendo llamada la “arrodillada” por tener los “cielos” bajos, románicos y no góticos, pero que facilitan la oscuridad o la luz imprescindible, el recogimiento, el silencio y la imaginación, sustanciales a lo religioso. 


IV.- Volteo solemne de campanas durante la procesión:




Y las torres guardan las campanas con sus badajos, instrumento religioso como el órgano, que tocan, claman y vibran durante la procesión episcopal camino del Altar de la Consagración, y que, al ser volteadas, peligrosamente, hacen sonar, tanto himnos de alegría por la elección de un nuevo obispo, como de penas, de réquiem por su muerte. Y el artista e interprete es don Valentín Ínsua (al que se le puede ver en You Tube), conocedor excelente de su oficio, campanero, y de los mecanismos musicales, muy grave el sonido de la campana Paula y de sonidos agudos las demás, que hacen bailar a las torres mismas y a la Catedral entera, como cambiándola de sitio.


Impresiona, desde la Plaza, la conjunción de la belleza de las piedras y de las músicas de las campanas; ejercicios de sensibilidad que son de ver y oír; y emociones humanas de Arquitectura y de Música, que, por ser sublimes, son atributos de lo divino. No dudo que Dios estará en todas partes, también en el Altar.   

 

V.- Rito o Liturgia de ordenación y de toma de posesión:


La procesión en la mañana del día 4 de septiembre de 2021, en Mondoñedo, la presidió el Arzobispo de Santiago de Compostela, el zamorano don Julián Barrio, ordenante principal, estando cerca el sacerdote Fernando G. Cadiñanos .G.C., obispo electo y aún no diocesano. Llegó la procesión al Altar Mayor de la Catedral, formando la comitiva sacerdotes de las diócesis gallegas, seguidos de los también obispos ordenantes, que fueron el Nuncio apostólico y don Fidel, Arzobispo emérito de Burgos, y demás con/celebrantes; una veintena de obispos, de Galicia y de otras diócesis, total, 15 obispos, más 3 arzobispos metropolitanos, incluido el cardenal Blázquez, único cardenal presente. Muchos se preguntaron ¿Cómo no vino el cardenal Rouco Varela a la que fue su Diócesis de nacimiento y de primeros estudios eclesiásticos? 

 


Viendo la procesión me vino al pensamiento lo que dijo el Padre Báñez, confesor de Santa Teresa: “Teresa es grande desde los pies a la cabeza. Pero de la cabeza para arriba es incomparablemente más grande” (locura de pensamientos que, descontrolados, van y vienen, acaso con poco son y menos tono). La ceremonia litúrgica tuvo dos fases principales, celebradas en el curso de una Santa Misa, iniciada bajo la presidencia del ordenante principal, el Arzobispo de Santiago, asistido de los otros dos ordenantes y concluida bajo la presidencia del nuevo obispo, ya Excelentísimo y Reverendísimo, dualidad que es peculiaridad canónica muy interesante.


A.-La Ordenación episcopal: que comenzó con la exhibición y lectura de las Letras apostólicas o Bula papal del nombramiento, firmadas por el Santo Padre el pasado 1 de Julio último. Acreditado lo cual, según el canon 382 del Código de Derecho canónico, y siguiendo después la Tradición, ante el pueblo fiel, el ordenado, don Fernando, a preguntas del ordenante principal, hizo las promesas de su querer de obispo, pronunciando firmes: “Si, quiero”; luego se postró en el suelo, mientras el coro invocaba a los santos; concluida la “imposición de manos” de los obispos con/celebrantes, la “imposición del libro de los Evangelios y la unción con el Santo Crisma, se le entregaron las insignias episcopales (Evangelio, anillo, mitra y el báculo).


B.-La toma de posesión: tuvo lugar exactamente en el momento en que el Nuncio de su Santidad –no el Ordenante principal- invitó al nuevo obispo a sentarse en la Sede episcopal o Cátedra, teniendo lugar la toma de posesión, al sentarse en la Cátedra el nuevo obispo, momento en el que los fieles presentes aplaudieron (pocas ocasiones hay para aplaudir en un templo católico) y le abrazaron los obispos con/celebrantes. Y siguió la celebración eucarística, ya en el Ofertorio, presidida por el ya Obispo diocesano.      



 
VI.- Las palabras del administrador diocesano, la Homilía del Arzobispo y la primera alocución del nuevo obispo al final de la misa: 


El saludo de bienvenida, al inicio de la ceremonia, corrió a cargo del Administrador diocesano, don Antonio Valín Valdés, miembro del equipo sacerdotal de la Unidad Pastoral de Foz, elegido en su día, para tal cargo, por el Colegio de Consultores de la Diócesis. El Administrador diocesano permaneció en la primera parte de la ceremonia, en la grada, acompañando al sacerdote don Fernando García Cadiñanos, nuevo obispo, junto al hermano de éste. El sacerdote, que fue Vicario General con el obispo Ángel de Las Heras, don Antonio Rodríguez Basanta, párroco moderador de la Unidad Pastoral de Ferrol-Centro, estaba en el presbiterio con los demás miembros del Colegio de Consultores. 


El administrador apostólico pronunció palabras, en gallego y en castellano, de salutación y de bienvenida al nuevo obispo, diciendo: “Conjugaremos nuestro ser gallego con su ser burgalés, y seguro que poco o a poco se irá convirtiendo en gallego de Burgos”.


El ordenante principal, el Arzobispo don Julián Barrio, pronunció la Homilía de la Misa, en castellano y gallego, antes del rito de la Ordenación, recordando la función que corresponde a los obispos en el ámbito de las iglesias locales, y que el ministerio episcopal es un don de Dios. Y añadió: “O episcopado non é una honra”.


El ya nuevo obispo pronunció, en gallego y en castellano, al final, la primera alocución dirigida a sus nuevos sacerdotes y fieles, ya desde la Cátedra. Dijo entre otras cosas que “el Señor me envía para una misión: ser servidor de esta Iglesia milenaria y de hondas raíces”. Y añadió que hoy se necesitaban discípulos misioneros apasionados de Cristo. Concluyó dando las gracias. 


No puedo omitir las palabras del Nuncio, pronunciadas después de la ordenación episcopal, destacando que la misión episcopal no es fácil, pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen. 


VII.- Final


Todo concluyo, con perfección, con el canto, muy emocionado, de la Salve Raiña.


Y hemos de recordar que la divisa prelaticia del Obispo de Mondoñedo-Ferrol es In omnibus caritas. Caritas, que por ser palabra tan importante para la Iglesia y para Monseñor Fernando García Cadiñanos, la utilizamos al principio de ésta Crónica y en este ya final.


Mañana, si Dios quiere, añadiremos una adenda.


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