viernes, 15 de agosto de 2014

"UN CARDO DE ORO", artículo de ÁNGEL AZNÁREZ RUBIO



ANDANZA Y CORRIDA DEL CELEBRE AUTOR DON LAZARIO DEL TOMILLO.
    "Bien predica quién bien vive y yo no sé otras TOLOGIAS".
               (Don Quijote)
   
Girasol zamorano

   Ando por Tierra de Campos; ahora estoy sentado, en cómoda postura, sobre una encina muy picuda, teniendo cerca una zarza sagrada, que todas las zarzas son divinas.
    No veo, como vio Moisés, el desierto del Sinai; veo la espadaña, con cigüeña, de la iglesia adobada de Roales de Campos --soy cofrade y amor de la Virgen del Socorro en pobladura vecina--.
No veo, como vio Moisés, arder la zarza cuando lo de las Tablas de la Ley o lo de los Mandamientos por decenas.  ¡Menudo «cristo» con lo de las Tablas, que aquello fue un auténtico TABLAO bíblico de mucho cante, cantejondo, jondísímo!
En aquella zarza de fuego empezó todo, la de dios y los dioses, que sí Yahve, Alá o la Santísima Trinidad.
    Y veo lo que no vio Moisés: un ejemplar del Quijote, en el suelo, rodeado de hormigas enlutadas y de ancho abdomen; de moscas verdes que parecen esmeraldas;9 de mariposas amarillas: "capullitos, capullitos de alelíes; que capullito eres tú" cantó el poeta de amorios o amoritos imposibles--.
    Lo del Quijote tiene su porqué, pues he de conferenciar, en tarde de otoño, sobre "Un  único quijote y muchos panzas", que tratará (tararí-corneta) de ricachos nuevos y de ricachas, de muchas cachas.
    Antes habrá que escribir sobre Tauromaquia, sobre toreros (torerismo) y sobre tancredos (tancredismo). Eso sí, de la Tauromaquia me gusta todo, a excepción de las corridas de toros -de eso nada-. Hasta me gustan los y las de las Peñas taurinas de Gijón, que, en fotografía de periódico, me excitan como los y las de Hoolywooood.
    Casi hasta aquì ¡Ancha es Castilla! llega la plaga de esas chicas teñidas o pintadas de rubio rabioso, como cardos de oro, secos y resecos; que conducen "Minis" descapotados que parecen huevos encapotados; que escuchan "Kiss FM", y que se  bañan ellas, las chicas rubias, en la «pisci» de la urbanización.
   
    Por lo del Quijote, lo de Tomelloso, o por ser yo del Tomillo, no sé sí llamar a esas ninfas de color tocino, o Marcelas,o Doroteas.
    La mía, que es de lecho honrado, se llama Hortensia.
    Fdo. Lazario del Tomillo.
   
Un cardo de oro






La sombra del caminante
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