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Cuando me siento frente al
ordenador con la idea de pergeñar un articulillo que pudiera, si quienes
deciden así lo consideran, ser
publicable, me surgen temas de muy –o ninguna- actualidad, que simplemente tienen detrás un nombre y una labor bien hecha y que, además, ya casi
nadie recuerda. Como no me parece justa esa amnesia, y me consta que aún queda
gente de bien que no olvida a quienes de una u otra forma hicieron algo por
esta sociedad, pues por esa razón hoy voy a escribir de Pedro, de Pedro González
Fuentes. Un hombre grande, en estatura y bondad, que hace un tiempo dejó la
vida activa de servicio a la comunidad más necesitada que practicó hasta sus ochenta y cinco años.
He sido testigo de muchas
acciones altruistas en las que la mano derecha no sabía lo que hacía la
izquierda, como si perteneciesen a cuerpos distintos.
Podría contar diferentes
historias en ese sentido, pero me
centraré en su actividad en la Cocina
Económica. Entidad que presidió durante 30 años y que ahora
parece haberle olvidado, al menos eso deduzco por lo poco –o nada- que se le
nombra, concretamente cuando se habla de la herencia de Luis Evaristo Bango que
yo sé se le debe íntegramente a Pedro.
El millonario gijonés, Luis
Evaristo Bango, que residía en una casa señorial en Jove, dejó 30 millones de
euros -toda su fortuna- a la Cocina
Económica. Pero no fue una donación casual, pues el
acaudalado personaje desconocía en gran medida la actividad de la entidad a la
que donó su capital. Lo que se deduce con facilidad si se leen sus últimas
voluntades en las que decía que el dinero debía de destinarse a “construir una
residencia de ancianos para españoles no drogadictos ni alcohólicos”. Y
precisamente si a alguien da cobijo de manera especial la entidad benéfica es a
ese grupo desestructurado, muchas veces enfermo, que la sociedad rechaza de
drogadictos, alcohólicos y sin discriminación de nacionalidad. Está claro, el
señor Bango nunca en su vida pisó por la Cocina Económica. Parece, pues,
un poco extraño que dejara todas sus posesiones a algo que no conocía. Y ahí
aparece la figura de Pedro, la sombra de una buena persona que, como tal, visitaba todos los jueves a un
hombre vencido por la enfermedad que recibía pocas visitas, y menos aún
totalmente desinteresadas como la que Pedro le hacía. En ellas, lo supe
después, Pedro le hablaba de su Cocina Económica, de los apuros para dar de
comer y cenar a 200 comensales y de la situación en la que estaban si a las
necesidades de supervivencia unían que eran viejos. Pero Pedro no pedía nada,
ni se le pasó por la cabeza -así me lo contó él - que Bango fuera a soltar un
duro para la causa. Fueron varios meses de visitas semanales al enfermo
solitario, al personaje de pocos amigos.
Hasta que un buen día le pide al visitante que vuelva la semana siguiente con
un notario. Deseo que lógicamente cumplió,
y con él llegó la sorpresa: donaba todas sus pertenencias a la Cocina Económica. Pedro me
confesaba que nunca pensó que algo así pudiera suceder, porque lo único que
pretendía con las reiteradas visitas era hacer compañía a un hombre solo.
Y esa es la historia, de la que
se deduce que si Pedro González Fuentes no visita a su amigo, la Cocina Económica no tendría la
herencia. Así de sencillo. Por eso me duele que cuando se habla de la herencia de Bango
no se hable de Pedro, aunque también sé que es algo que él nunca
cacareó, ni tan siquiera se adjudicó el mérito de haberla conseguido. Pero el
logro le pertenece.
ISABEL MORO
Por supuesto Isabel .... que si no llega a ser por Pedro donde estariamos ahora lo bueno que La Cocina Economica se llevo el dinero es lo que importa y que mucha gente vive y quita penas gracias al dinero Luis Evaristo Bango pero que si no fuese por Pedro mejor Don Pedro esto no seria posible.-))
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