Publicaba esta entrada en febrero de 2012, y cuando esto escribí el interesado me dijo que nada de esto sucedería, que pensaba fijar su residencia en Gijón muy pronto, porque aquí había dejado grandes amigos. Y aquí nos quedamos sus amigos, esperando. Yo también decía, que probablemente no volveríamos a verle.Y así fue. No hay nada como el tiempo para dar la razón, esa que algunas veces nos quitan, probablemente para confundir, probablemente para enmascarar aquello que uno sabe que no cumplirá. Pues nada, D. Rafael, como dice mi madre, "la ausencia de noticias son buenas noticias", allí donde esté, sea usted feliz.
Uno de mis mejores amigos, Rafael, cumple años y le ha llegado la jubilación. Y con ella el regreso a su patria chica: Limpias, un pueblito muy cerca de Santander. Lo que significa que se va y que lo voy a echar de menos. Por eso he tenido que ponerle a mi ya viejo y deteriorado corazón una nueva tirita. Estas cosas que tocan a los afectos son las que peor llevo. Hemos tomado muchos cafés juntos, charlado de lo divino y de lo humano, discrepado en opiniones -sin que la sangre llegara nunca al río-, pero por lo que siempre le recordaré será por su sentido del humor. Probablemente parezca frívolo, pero no lo es, al menos para mí que no concibo la existencia sin la alegría, sin la risa –muchas veces tonta y por nada-, sin ese toque de complicidad que es reírse juntos y por las mismas cosas. Nos hemos prometido no perder el contacto, pero los dos sabemos que cumpliremos durante un tiempo la promesa, luego el mismo tiempo y la distancia irán espaciando la comunicación y, aunque él no esté dispuesto a admitirlo, cabe la posibilidad de que no volvamos a vernos. Así es la vida. Por eso he colocado una nueva tirita allí donde me duele. Suerte, amigo, para disfrutar la nueva etapa.
El texto que sigue es una entrevista de Cuca Alonso publicada en La Nueva España (29/01/2012)
El texto que sigue es una entrevista de Cuca Alonso publicada en La Nueva España (29/01/2012)
Rafael González Crespo. Coronel de Infantería
«Que Asturias es España y lo demás tierra conquistada será tópico pero es realidad»
«Que Asturias es España y lo demás tierra conquistada será tópico pero es realidad»
«Los rusos tienen un gran parecido con los españoles, como si fuéramos primos hermanos; son caóticos, juerguistas y de gran sentido del humor»
«Que Asturias es España y lo demás tierra conquistada será tópico pero es realidad»
Se define simplemente como «Rafa, un soldado de España feliz y orgulloso de serlo» y deja que sus nietos le llamen colega pero la realidad es que Rafael González Crespo es coronel de infantería y actual director de la Residencia Militar «Coronel Gallegos». O por lo menos lo será hasta el próximo tres de febrero, fecha de su jubilación tras 44 años ininterrumpidos de servicio.
POR CUCA ALONSO
Después de una brillante hoja de servicios, quién iba a decirle a este cántabro, sociable, culto, e inteligente, que su último destino le atraparía sin remedio. La jubilación ha llamado a su puerta, y se va, pero se queda en Asturias, su tierra de promisión descubierta en la postrer etapa de su actividad castrense. Siempre ameno, su charla es como un manantial de ideas, ingenio, información, y gracia. Podríamos hallarnos ante la entrevista interminable. En la actualidad es director de la Residencia Militar «Coronel Gallegos»
-Por favor, defínase
-Soy Rafa, un soldado de España feliz y orgulloso de serlo. He tenido la suerte de cumplir 44 años de servicio ininterrumpidos, hasta el próximo 3 de febrero en que me jubilo; la mitad de mis compañeros de promoción se quedaron en el camino, muchos a causa del terrorismo, otros por los avatares de la vida.
-¿De pequeño jugaba a las guerras?
-Pertenezco a una generación en cuyas casas no se hablaba ni de política ni de guerra. Creo que mi padre había quedado harto de ambas; tenía dos cruces rojas ganadas en combate, pero no era un militar al uso. Le atrapó la guerra siendo músico y luego se quedó en el Ejército. Yo no jugué a las guerras pero siempre quise ser militar.
-Así que vino al mundo en 1947...
-Sí, en Santander, la única ciudad del Norte de España que está orientada al Sur. Donde las obras de un visionario llamado Juan Hormaechea son hoy la base del Santander y Cantabria modernos, dando grandes frutos de todo tipo. Desde Cabárceno a las grandes infraestructuras, todo lleva la firma de este ex presidente.
-¿Alguna vez pensó en Asturias como plaza definitiva?
-No, hice la carrera en la Academia Militar de Zaragoza, y posteriormente tuve varios destinos, Burgos, Vitoria, Navarra, Madrid... En 2000 me nombraron Delegado de Defensa del Principado de Asturias, de rebote. Digo esto porque me habían prometido otro puesto y de pronto me vi en el BOE, con destino a Oviedo. Así que algo que en principio me sorprendió fue el inicio de la mejor época de mi vida, en lo profesional y en lo personal.
-¿Está felizmente casado?
-Sí, tengo dos hijos, chico y chica, que han contraído matrimonio con asturianos. Luego, mis dos nietos también lo son. Ambos me llaman colega.
-¿Cómo explica que pese a la proximidad geográfica, cantabros y asturianos seamos tan diferentes, según se comenta?
-Yo diría que nos parecemos más de lo se nos reconoce. Hace siglos, las Asturias de Santillana formaban parte del Principado, pero alguien decidió trazar una línea y separarnos. ¿Esa línea nos hace diferentes?
-Es usted un experto en historia y cultura rusas, incluso habla su idioma, ¿qué le hizo aproximarse a este pueblo?
-Inicialmente las aventuras de Miguel Strogoff que leí en la adolescencia. Luego se dieron una serie de circunstancias, como encontrarme en Elizondo con un oficial que tenía un método para aprender ruso, sin esfuerzo, decía. Al principio lo tomamos a risa, pero luego lo estudiamos en serio. He trabajado cuatro años en una ONG cerca de Chernovyl, tengo muchos amigos rusos y he viajado infinidad de veces a Rusia; estoy loco por volver, la última vez fue en 2004.
-¿Qué le atrae de ese país?
-El gran parecido con nosotros, como si fuéramos primos hermanos. Rusia en un pueblo meridional que vive en el Norte. Son muy latinos; caóticos, informales, juerguistas, de gran sentido del humor, como los españoles. Y prácticos. Los científicos norteamericanos investigaron el porqué los bolígrafos no funcionaban en las naves espaciales; los rusos llevaron lápices. De otro modo, San Petersburgo quizá sea la ciudad más bonita del mundo, aunque yo me siento más cómodo en Moscú. Moscú en Rusia; San Petersburgo recuerda más a Francia.
-¿Y de Asturias, qué le seduce?
-Todo. Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Es un tópico, pero obedece a la realidad. Aquí he tenido realizaciones de todo tipo que me han hecho absolutamente feliz, como la gestión del primer convenio que se firmó en España, entre el Ejercito y el empresariado, para recolocar a los soldados que dejaban las armas. Hemos tenido una actividad universitaria importante, que aún sigue. El estand del Ministerio de Defensa en la Feria de Muestras nos dio días inolvidables; era precioso. Iniciamos las exhibiciones aéreas en la playa de san Lorenzo el día de Begoña... Y respecto a lo que no se ve he puesto mi granito de arena para desalojar los viejos atavismos referentes a los militares; hoy se nos considera como personas normales y cercanas.
-Llega el día de su jubilación, 3 de febrero, ¿qué hará?
-Es difícil vivir con el cuerpo en un sitio y el corazón en otro; aquí están mis hijos y mis nietos. Mis amigos, mis gratitudes, mis querencias... Esta tierra me enganchó. Asturias engancha. Así que me voy temporalmente, pero mi propósito es vivir en Asturias.
-¿Qué le supone abandonar la dirección de la Residencia Militar «Coronel Gallegos»?
-Desde un punto de vista práctico, nada. Desde el punto de vista emocional es mi última trinchera.
-¿Cómo será la ceremonia de su despedida?
-Sencilla. Un acto castrense íntimo que deseo no dure más de cinco minutos, para que las emociones sean llevaderas. Asistirán cuatro generales, amigos míos.
-¿Piensa que España tiene arreglo?
-España, sí; los españoles más difícil.
-¿Qué no puede soportar?
-La traición. Llevo varias navajas cachicuernas clavadas en la espalda, pero..., lo olvidaré mañana mismo. Digo, como José Martí, que «Cultivo la rosa blanca, / para el amigo sincero que me da su mano franca. / Y para el cruel que me arranca / el corazón con que vivo / cardo ni ortiga cultivo; cultivo la rosa blanca».
-¿Con qué pecado es más indulgente?
-Con la ira, dados mis propios cabreos.
-¿Se atreve a calibrar los últimos siete años de Gobierno?
-Un militar no debe hacerlo, pero sí puedo decir que los perfiles políticos de esos años quizá han sido muy bajitos.
-¿Qué hará con tanto tiempo libre, acaso seguir publicando libros?
-Si, y leer... Rajoy ha suprimido ministerios, el puesto de inspector de nubes ya está ocupado, no sé... Seguiré escribiendo.
-¿Desea despedirse?
-Sí, quiero enviar un abrazo al incontable grupo de amigos, ya que no puedo hacerlo de un modo individual. Pero no es un adiós, sino un hasta pronto.
Después de una brillante hoja de servicios, quién iba a decirle a este cántabro, sociable, culto, e inteligente, que su último destino le atraparía sin remedio. La jubilación ha llamado a su puerta, y se va, pero se queda en Asturias, su tierra de promisión descubierta en la postrer etapa de su actividad castrense. Siempre ameno, su charla es como un manantial de ideas, ingenio, información, y gracia. Podríamos hallarnos ante la entrevista interminable. En la actualidad es director de la Residencia Militar «Coronel Gallegos»
-Por favor, defínase
-Soy Rafa, un soldado de España feliz y orgulloso de serlo. He tenido la suerte de cumplir 44 años de servicio ininterrumpidos, hasta el próximo 3 de febrero en que me jubilo; la mitad de mis compañeros de promoción se quedaron en el camino, muchos a causa del terrorismo, otros por los avatares de la vida.
-¿De pequeño jugaba a las guerras?
-Pertenezco a una generación en cuyas casas no se hablaba ni de política ni de guerra. Creo que mi padre había quedado harto de ambas; tenía dos cruces rojas ganadas en combate, pero no era un militar al uso. Le atrapó la guerra siendo músico y luego se quedó en el Ejército. Yo no jugué a las guerras pero siempre quise ser militar.
-Así que vino al mundo en 1947...
-Sí, en Santander, la única ciudad del Norte de España que está orientada al Sur. Donde las obras de un visionario llamado Juan Hormaechea son hoy la base del Santander y Cantabria modernos, dando grandes frutos de todo tipo. Desde Cabárceno a las grandes infraestructuras, todo lleva la firma de este ex presidente.
-¿Alguna vez pensó en Asturias como plaza definitiva?
-No, hice la carrera en la Academia Militar de Zaragoza, y posteriormente tuve varios destinos, Burgos, Vitoria, Navarra, Madrid... En 2000 me nombraron Delegado de Defensa del Principado de Asturias, de rebote. Digo esto porque me habían prometido otro puesto y de pronto me vi en el BOE, con destino a Oviedo. Así que algo que en principio me sorprendió fue el inicio de la mejor época de mi vida, en lo profesional y en lo personal.
-¿Está felizmente casado?
-Sí, tengo dos hijos, chico y chica, que han contraído matrimonio con asturianos. Luego, mis dos nietos también lo son. Ambos me llaman colega.
-¿Cómo explica que pese a la proximidad geográfica, cantabros y asturianos seamos tan diferentes, según se comenta?
-Yo diría que nos parecemos más de lo se nos reconoce. Hace siglos, las Asturias de Santillana formaban parte del Principado, pero alguien decidió trazar una línea y separarnos. ¿Esa línea nos hace diferentes?
-Es usted un experto en historia y cultura rusas, incluso habla su idioma, ¿qué le hizo aproximarse a este pueblo?
-Inicialmente las aventuras de Miguel Strogoff que leí en la adolescencia. Luego se dieron una serie de circunstancias, como encontrarme en Elizondo con un oficial que tenía un método para aprender ruso, sin esfuerzo, decía. Al principio lo tomamos a risa, pero luego lo estudiamos en serio. He trabajado cuatro años en una ONG cerca de Chernovyl, tengo muchos amigos rusos y he viajado infinidad de veces a Rusia; estoy loco por volver, la última vez fue en 2004.
-¿Qué le atrae de ese país?
-El gran parecido con nosotros, como si fuéramos primos hermanos. Rusia en un pueblo meridional que vive en el Norte. Son muy latinos; caóticos, informales, juerguistas, de gran sentido del humor, como los españoles. Y prácticos. Los científicos norteamericanos investigaron el porqué los bolígrafos no funcionaban en las naves espaciales; los rusos llevaron lápices. De otro modo, San Petersburgo quizá sea la ciudad más bonita del mundo, aunque yo me siento más cómodo en Moscú. Moscú en Rusia; San Petersburgo recuerda más a Francia.
-¿Y de Asturias, qué le seduce?
-Todo. Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Es un tópico, pero obedece a la realidad. Aquí he tenido realizaciones de todo tipo que me han hecho absolutamente feliz, como la gestión del primer convenio que se firmó en España, entre el Ejercito y el empresariado, para recolocar a los soldados que dejaban las armas. Hemos tenido una actividad universitaria importante, que aún sigue. El estand del Ministerio de Defensa en la Feria de Muestras nos dio días inolvidables; era precioso. Iniciamos las exhibiciones aéreas en la playa de san Lorenzo el día de Begoña... Y respecto a lo que no se ve he puesto mi granito de arena para desalojar los viejos atavismos referentes a los militares; hoy se nos considera como personas normales y cercanas.
-Llega el día de su jubilación, 3 de febrero, ¿qué hará?
-Es difícil vivir con el cuerpo en un sitio y el corazón en otro; aquí están mis hijos y mis nietos. Mis amigos, mis gratitudes, mis querencias... Esta tierra me enganchó. Asturias engancha. Así que me voy temporalmente, pero mi propósito es vivir en Asturias.
-¿Qué le supone abandonar la dirección de la Residencia Militar «Coronel Gallegos»?
-Desde un punto de vista práctico, nada. Desde el punto de vista emocional es mi última trinchera.
-¿Cómo será la ceremonia de su despedida?
-Sencilla. Un acto castrense íntimo que deseo no dure más de cinco minutos, para que las emociones sean llevaderas. Asistirán cuatro generales, amigos míos.
-¿Piensa que España tiene arreglo?
-España, sí; los españoles más difícil.
-¿Qué no puede soportar?
-La traición. Llevo varias navajas cachicuernas clavadas en la espalda, pero..., lo olvidaré mañana mismo. Digo, como José Martí, que «Cultivo la rosa blanca, / para el amigo sincero que me da su mano franca. / Y para el cruel que me arranca / el corazón con que vivo / cardo ni ortiga cultivo; cultivo la rosa blanca».
-¿Con qué pecado es más indulgente?
-Con la ira, dados mis propios cabreos.
-¿Se atreve a calibrar los últimos siete años de Gobierno?
-Un militar no debe hacerlo, pero sí puedo decir que los perfiles políticos de esos años quizá han sido muy bajitos.
-¿Qué hará con tanto tiempo libre, acaso seguir publicando libros?
-Si, y leer... Rajoy ha suprimido ministerios, el puesto de inspector de nubes ya está ocupado, no sé... Seguiré escribiendo.
-¿Desea despedirse?
-Sí, quiero enviar un abrazo al incontable grupo de amigos, ya que no puedo hacerlo de un modo individual. Pero no es un adiós, sino un hasta pronto.
Lo de la tirita....me llega al alma,alma de viejo soldado que debiera estar curtido en mil batallas pero que no lo está.Ya ves solo es pura fachada,soy un blando....Ten la seguridad de que volveré muy pronto porque es mi deseo vivir aqui y volveremos a tomarnos esos cafes que calientan el cuerpo pero que acompañados de alegria vivifican el aire que respiramos,ese aire que nos llega del Cantabrico por la puerta de San Lorenzo.Jo, ya hablo como de "gijon de toda la vida"
ResponderEliminarBueno, yo espero que solo sea un "hasta luego", y que vuelva pronto por nuestra tierrina, y podamos tomarnos algo, y aun nos debe una comida, jajaja.
ResponderEliminarpero mientras tanto, que disfrute de esa merecida jubilacion, de los hijos, los nietos, su tierra, etc.
un abrazo del bloguero vecino !!
J.
Asi sera Johuapa y pagare la comida.Oye que memoria tieness¡¡¡¡
EliminarNo lo creas, Jorge, no ha cumplido ni una. En el Ateneo seguimos esperando para visitar la residencia. Sin comentarios.
ResponderEliminarHoy me he enterado que se va Rafael, como dice Isabl es de esas personas que relajanh sus canversaciones porque ya su tono de voz lo dice , le conocí poco tiempo pero puedo asegurarte que te recordare, espero que aunque los españoles no tengamos arreglo0 ,tus amigos asturianos intentan disculparse porque a veces tu honradez fué apagada por algunas personas que aunque asturianas no te entendieron ( o no quisieron hacerlo ), Un saludo muy de verdad.Marisa
ResponderEliminarLos elogios dedicados a Rafael no me sorprenden. He coincidido con él en contadas ocasiones, desde el día que me lo han presentado. Y esos cortos momentos fueron suficientes para corroborar cuanto de él decís .Cómo él mismo dice, ha puesto su granito de arena para considerarlos cómo personas normales y cercanas. Lo de cercanas, es lo que me sorprendió, por lo inusual. Comprendo que sintáis su marcha. Yo, le deseo que disfrute de su jubilación y si seguís en contacto, espero Isabel, me digas cómo le va. Para Él, un cordial saludo
ResponderEliminarQuerida Marisa,querida Delia,no me marcho mas que momentaneamente ademas nadie se marcha del todo mientras en el corazon de sus amigos haya un huequecito para el.Yo no tengo ese hueco para vosotros porque el corazon os lo dejo aqui y ¡¡¡cuidadlo porque volvere a buscarlo¡¡¡¡¡Cuando paseeis por el Muro y mireis al mar mandadme un saludo que el Cantabrico me lo hara llegar en sus olas.Yo os prometo hacer lo mismo
ResponderEliminarUn abrazo con todo mi cariño
Cuentan los pajarillos que el Coronel se ha abierto un blog...sería bonito poder pasear la vista y recrear la mente leyendo en sus páginas. Gracias, don Rafael, colega.
ResponderEliminarPues sí, amigo anónimo, el coronel tiene un blog y como supongo sabe se llama "Desde la estepa". Trata, eso también lo sabrá, de Rusia, un pueblo caótico en el que convive la mayor riqueza con la mayor pobreza. Pero el coronel nos ha olvidado, se ha alejado de esta ciudad de "Las mil caras" que lo acogió con cariño para hablarnos de Rusia y sus gentes. Y nosotros también somos gente, fuimos durante un tiempo "su gente". Nadie en Gijón supo más de Rafael desde un dos de febrero en que se fue rumbo a otras tierras. Desde entonces creo que no le interesamos. Sé que se ha ido a Rusia, un lugar muy lejano, y no ha tenido la deferencia de volver a Gijón. Sus amigos, muchos, no podemos comprender cómo se puede amar tanto a un país lejano y tan poco a esta pequeña villa marinera en la que le ofrecimos lo mejor teníamos: amistad, respeto y cariño. No nos quiere, amigo anónimo. Espero que usted, que le admira, tenga mejor suerte que las gentes de esta ciudad de " Las mil caras", eso sí, todas amables.
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