viernes, 28 de marzo de 2014

UNA MAYORÍA REFORZADA EN EL PODER JUDICIAL ELIGE A ÁNGEL AZNÁREZ PARA EL TRIBUNAL SUPERIOR ("La Nueva España, 28/04/14)

Trece de los diecinueve vocales respaldaron al notario de Gijón para cubrir una plaza que llevaba vacante dos años, desde la muerte de José Manuel Buján

Don Ángel, como siempre con un libro en las manos
El notario Ángel Aznárez fue nombrado ayer nuevo magistrado Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) para cubrir una plaza de la sala civil y penal que estaba vacante desde hace más de dos años. La candidatura de Ángel Aznárez Rubio fue seleccionada por el pleno del Consejo General del Poder Judicial de una terna propuesta por el parlamento asturiano de la que también formaban parte la abogada laboralista Carmen Landeira Álvarez-Cascos y el juez Rafael Abril Manso.
La votación confirmó la preferencia existente en el seno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) hacia la candidatura del notario Ángel Aznárez, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA en su edición de ayer. Aznárez obtuvo trece de los diecinueve votos, equivalentes a una mayoría reforzada superior a los tres quintos. La letrada laboralista Carmen Landeira Álvarez-Cascos sumó cuatro votos y además hubo un voto en blanco y una abstención. La terna, en la que también figuraba el juez Rafael Abril, había sido planteada por la Junta General del Principado el pasado mes de noviembre, tras un acuerdo entre los grupos parlamentarios del PSOE y de IU, que contó con las abstenciones de Foro y el PP y el voto en contra de UPyD. El amplio apoyo obtenido en el la votación deja entrever que los vocales del Consejo General del Poder Judicial próximos al PP también han apoyado la designación del notario asturiano.
El órgano de gobierno de los jueces se decantó por la elección de Aznárez como nuevo magistrado del TSJA, dentro del turno de juristas de reconocido prestigio, al valorar su trayectoria profesional, que arrancó en el Cuerpo Jurídico Militar en 1973 tras obtener el número uno de su promoción, después de licenciarse en Derecho por la Universidad de Oviedo. En 1977 ingresó en el Cuerpo Notarial, profesión que ejerció en Proaza, Santa Marta de Ortigueira, Baena, Castelldefels, Barcelona y Gijón. Aznárez ha formado parte del consejo de Administración de Cataluña Caixa, además de colaborar con el departamento de Derecho Internacional Privado de la Universidad de Barcelona, ser profesor de la Escuela de Práctica Jurídica del Principado, miembro de la Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA) y presidente del Tribunal de Expropiación del Principado de Asturias.
El Consejo General del Poder Judicial también recogía ayer en la nota informativa de su nombramiento su condición de miembro del comité editorial de la revista Escritura Pública, editada por el Consejo General del Notariado, y de colaborador habitual de LA NUEVA ESPAÑA.
La designación de Aznárez pone fin a una situación anómala en el seno de la sala civil y penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, que tuvo vacante una plaza de magistrado más de dos años, desde el fallecimiento de José Manuel Buján, en enero de 2012. La tardanza en la solución de esa situación ha estado rodeada de polémica y controversia política. El primer intento de cubrir esa plaza de magistrado resultó estéril después de que el PSOE e IU propusieran al ex diputado Álvaro Cuesta, a la abogada laboralista Carmen Landeira Álvarez-Cascos y al letrado Alfonso Suárez, una terna con la que manifestaron su disconformidad tanto el grupo parlamentario del PP, con su portavoz y presidenta Mercedes Fernández al frente, como el diputado de UPyD, Ignacio Prendes, que criticaron la presencia de candidatos con un marcado perfil político en alusión al socialista Cuesta. Aquella propuesta fue desestimada en el parlamento por motivos de forma, en el invierno de 2012 y paralizó un proceso que no se reactivó hasta hace unos meses, después de que el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias, Ignacio Vidau Argüelles, expresara su malestar por la pasividad del parlamento asturiano en la cobertura de esa plaza. El máximo responsable del TSJA, Vidau, fue ayer uno de los primeros en manifestar su "satisfacción" por la prioridad que ha dado el Consejo General del Poder Judicial al nombramiento para la sala civil y penal. La falta de un magistrado obligó esta misma semana a reforzar con jueces de otras especialidades el tribunal que juzgará al diputado de IU, Ángel González.

La humilde bloguera felicita a este entrañable amigo que es Don Ángel Áznárez, quien pese a la humildad de este blog nunca ha tenido inconveniente en compartir sus interesantísimos escritos, tan variados en tema y forma, muestra de sus capacidades intelectuales.  Le deseamos, desde este espacio, muchos éxitos en su nueva andadura. 

miércoles, 26 de marzo de 2014

"PEDRO GONZÁLEZ FUENTES Y LA COCINA ECONÓMICA"

Artículo publicado en el diario "EL COMERCIO" (25/03/2014)

Supervisando el menú

Cuando me siento frente al ordenador con la idea de pergeñar un articulillo que pudiera, si quienes deciden  así lo consideran, ser publicable, me surgen temas de muy –o ninguna- actualidad, que simplemente  tienen detrás un nombre y  una labor bien hecha y que, además, ya casi nadie recuerda. Como no me parece justa esa amnesia, y me consta que aún queda gente de bien que no olvida a quienes de una u otra forma hicieron algo por esta sociedad, pues por esa razón hoy voy a escribir de Pedro, de Pedro González Fuentes. Un hombre grande, en estatura y bondad, que hace un tiempo dejó la vida activa de servicio a la comunidad más necesitada  que practicó hasta sus  ochenta y cinco años.
He sido testigo de muchas acciones altruistas en las que la mano derecha no sabía lo que hacía la izquierda, como si perteneciesen a cuerpos distintos.
Podría contar diferentes historias  en ese sentido, pero me centraré en su actividad en la Cocina Económica. Entidad que presidió durante 30 años y que ahora parece haberle olvidado, al menos eso deduzco por lo poco –o nada- que se le nombra, concretamente cuando se habla de la herencia de Luis Evaristo Bango que yo sé se le debe íntegramente a Pedro.
El millonario gijonés, Luis Evaristo Bango, que residía en una casa señorial en Jove, dejó 30 millones de euros -toda su fortuna- a la Cocina Económica. Pero no fue una donación casual, pues el acaudalado personaje desconocía en gran medida la actividad de la entidad a la que donó su capital. Lo que se deduce con facilidad si se leen sus últimas voluntades en las que decía que el dinero debía de destinarse a “construir una residencia de ancianos para españoles no drogadictos ni alcohólicos”. Y precisamente si a alguien da cobijo de manera especial la entidad benéfica es a ese grupo desestructurado, muchas veces enfermo, que la sociedad rechaza de drogadictos, alcohólicos y sin discriminación de nacionalidad. Está claro, el señor Bango nunca en su vida pisó por la Cocina Económica. Parece, pues, un poco extraño que dejara todas sus posesiones a algo que no conocía. Y ahí aparece la figura de Pedro, la sombra de una buena persona  que, como tal, visitaba todos los jueves a un hombre vencido por la enfermedad que recibía pocas visitas, y menos aún totalmente desinteresadas como la que Pedro le hacía. En ellas, lo supe después, Pedro le hablaba de su Cocina Económica, de los apuros para dar de comer y cenar a 200 comensales y de la situación en la que estaban si a las necesidades de supervivencia unían que eran viejos. Pero Pedro no pedía nada, ni se le pasó por la cabeza -así me lo contó él - que Bango fuera a soltar un duro para la causa. Fueron varios meses de visitas semanales al enfermo solitario,  al personaje de pocos amigos. Hasta que un buen día le pide al visitante que vuelva la semana siguiente con un notario. Deseo que lógicamente cumplió,  y con él llegó la sorpresa: donaba todas sus pertenencias a la Cocina Económica. Pedro me confesaba que nunca pensó que algo así pudiera suceder, porque lo único que pretendía con las reiteradas visitas era hacer compañía a un hombre solo.
Y esa es la historia, de la que se deduce que si Pedro González Fuentes no visita a su amigo, la Cocina Económica no tendría la herencia. Así de sencillo. Por eso me duele que cuando se habla de la herencia  de Bango  no se hable de Pedro, aunque también sé que es algo que él nunca cacareó, ni tan siquiera se adjudicó el mérito de haberla conseguido. Pero el logro le pertenece.
                                                                                               ISABEL MORO


martes, 18 de marzo de 2014

"LA MESA DEL MAESTRO", artículo de JOSÉ DE ARANGO con motivo del fallecimiento de FAUSTINO FERNÁNDEZ ÁLVAREZ


FAUSTINO FALLECÍA EL PASADO 14 DE MARZO
   Se estaban hundiendo varios pesqueros en Cudillero, en tormenta de primavera, y el director, Luís Alberto Cepeda, me llamó a Gijón para encargarme que fuese hasta el puerto pixueto y “miras lo que pasa, chacho, y vienes a escribirlo aunque sea muy tarde”.  Salió una página y al día siguiente se me pidió que me incorporase a la redacción de Oviedo. No tenía, con las prisas, ni mesa ni máquina de escribir. “Mañana te suben  una mesa y una máquina, tranquilo Aranguín”, me dijo Luís Mier. Pero no hizo falta. Faustino –Faustón desde entonces porque él me llamó siempre José de Arimatea- pegó un  golpe en el cenicero con su pipa de roble viejo y me dijo: “En mi mesa hay sitio para los dos y ahí hay un cajón, con la cerradura rota porque perdí la lleve y dejas lo que quieras que nadie toca nada”. El suelo de la redacción era, al caer la tarde, una alfombra de folios inutilizados por una cara y a mi me pareció un despilfarro porque podía escribirse en el reverso. De todo esto hace más de treinta y cinco años.
            Nunca dejé de leer ni una sola línea de quien me dio asilo en su mesa. Era mi maestro. Era mi cómplice. Era mi amigo. Era mi compañero del alma, compañero. De regreso de algún pueblo, con mis chirucas manchadas de barro,  me llevaba hasta el “Pasapoga” de Modesto el de La Estrada de Mallecina o a “La Paloma” de Ubaldo el del Barrio, también  de Mallecina por supuesto, a tomar algo mucho más suave de lo que pedía para él. Él con su pipa. Yo con mis “farias” de carretero. Era mi hermano menor. En el cajón de su mesa quedó un día el viejo diccionario de bolsillo con el que salí del pueblo hace más de medio siglo para, loados sean los dioses, llegar a sentarme en la mesa del maestro y recibir, cada tarde, sus lecciones magistrales sobre periodismo, la Asturias profunda, la vida.
            Desde las riberas del Aranguín, algo inutilizado por una dolencia sin mayor importancia, tengo preparada una rama florida de una pescal que se adelantó a la primavera para depositarla sobre las aguas y que éstas la lleven hasta San Esteban de Pravia, hasta el mar que es el morir,  como homenaje de este periodista de pueblo a mi maestro Faustino que un día me dejó su mesa y su maquina de escribir a la vez que me sonreía y que me rebautizó cariñosamente como José de Arimatea. Faustino F. Alvarez era así. Cualquier día, nos vemos, maestro.
           

              

viernes, 14 de marzo de 2014

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ: "ME GUSTARÍA QUE EL TRABAJO QUE HICIMOS ENTRE TODOS SIGA ADELANTE" ("EL COMERCIO, 14/03/2014)

La entidad que presidió durante veinte años le homenajea hoy por su trabajo y él comparte el reconocimiento con quienes le ayudaron

Lucía Ramos.-En junio del año pasado, José Luis Martínez se jubiló por segunda vez en su vida. Se despidió de la que fuese su segunda casa durante veinte años, el Ateneo Jovellanos. Llegó a la entidad cuando esta tenía una deuda de 400.000 pesetas, sólo 87 socios de los miles que llegó a tener y una plantilla que, cansada de trabajar sin cobrar, había abandonado el barco. Con constancia, trabajo duro y no pocos dolores de cabeza, José Luis consiguió saldar las deudas del Ateneo, sanear sus cuentas, recuperar a muchos de sus socios y, lo más importante, que volviese a ser toda una institución no sólo en Asturias sino en toda España e incluso con relaciones internacionales.
José Luis el día de su despedida, junio de 2013 (Foto Joaquín Bilbao)
Ahora, tras más de medio año sin él -aunque sigue pendiente las idas y venidas del que fuese el proyecto de su vida-, quienes componen la junta directiva del Ateneo, así como sus trabajadores y socios han decidido homenajear a su expresidente como se merece. Él, lejos de considerar que tamaña evolución se deba sólo a sus esfuerzos, acoge el reconocimiento con agradecimiento y cariño, pero recuerda que sin la ayuda de muchas otras personas, algunas todavía relacionadas con la entidad, no habría cosechado tantos éxitos.
-¿Qué se siente al ser homenajeado por la entidad a la que dedicó veinte años de su vida?
-Estoy muy agradecido, tanto al presidente como a la junta directiva sin olvidar, por supuesto, a la gente de la oficina y a todos los socios. Es muy grato recibir este reconocimiento, aunque no creo que merezca tanto, pues aún quedan muchas cosas en el tintero por hacer. Eso sí, yo me fui satisfecho y seguro de haber hecho todo lo que pude por el Ateneo. Me dan un premio a mí, pero yo creo que debo compartirlo con todas las juntas directivas que he tenido, así como con la oficina. Sin ellos yo no hubiera podido hacer lo que hice.
-Mientras fue presidente del Ateneo le dedicó prácticamente las 24 horas del día. ¿Qué hace ahora en su tiempo libre?
-Ahora sí que llevo vida de jubilado, aunque el trabajo en el Ateneo nunca lo vi como tal, sino como una satisfacción, la verdad. Sigo colaborando en la organización y dirección de cursos en La Granda, viajo todo lo que mi salud me permite, paseo y, sobre todo, leo. Leo sin parar.
-¿Cómo se ve el funcionamiento de la entidad desde fuera?

-El Ateneo exige mucho tiempo y no es sencillo, pero la junta directiva está formada por gente de mucha valía. Además, cuentan con la secretaria, Isabel Moro, que para mí es el alma de la entidad. Mucho de lo que yo hice se lo debo a ella. Tener una secretaria de su altura es un verdadero lujo y supongo que esta directiva también sepa aprovechar su preparación. Me gustaría que el trabajo que hicimos entre todos continuase y siguiera adelante, pues hicimos del Ateneo una institución reconocida en España y fuera de ella.

miércoles, 12 de marzo de 2014

EL ATENEO JOVELLANOS RINDIÓ UN HOMENAJE A INÉS FERNÁNDEZ HURLÉ

CRÓNICA PUBLICADA EN EL COMERCIO POR JESSICA M. PUGA :
El Ateneo Jovellanos celebró un homenaje póstumo a la fundadora de 'La Brocha' por su «gran dedicación a la divulgación cultural» 
Una mujer dedicada por entero al mundo cultural y artístico. Vital, fuerte y entusiasta en la vida, y metódica, ordenada, constante y culta en su quehacer laboral. Muchas fueron las palabras usadas ayer para describir a Inés Fernández Hurlé en el homenaje póstumo celebrado en el Ateneo Jovellanos.
De su iniciativa nació el proyecto 'La Brocha', la publicación que creó con miras a reunir en un papel la oferta artística de Asturias, y que llegó a convertirse en la revista informativa de temas de actualidad poética y literaria durante sus 25 años de vida. A este proyecto, Inés Hurlé dedicaba todo su tiempo libre, encargándose tanto de la parte de documentación, como de la gestión de publicidad y su divulgación, llegando a mantener comunicación con 1.000 galerías de toda España y más de un millar de artistas. «Gracias a ella construimos un Gijón mejor», señaló en el acto Álvaro Muñiz, presidente del Ateneo, quien estuvo acompañado de Luis Rubio, su vicepresidente.   
iNÉS f. HURLÉ  El fruto de su trabajo descansa, tres años después de su muerte, en el Centro Documental de Cajastur en Muralla Romana de Gijón. Su responsable, Javier Menéndez, es el encargado de proteger y divulgar los más de 11.400 dossieres y 40.000 catálogos que conformaron la hemeroteca de Inés Hurlé. «Lo que ella consiguió aún no ha habido nadie que lo supla», destacó su amigo, el pintor Roberto Díaz de Orosia al respecto, al tiempo que sostenía dos ejemplares de la revista, de los que leyó algunos fragmentos.
La parte más emotiva del acto estuvo protagonizado por Elena Fernández e Inés Lombas, amiga e hija respectivamente de la homenajeada. Su hija recibió de manos del presidente del Ateneo un dibujo conmemorativo en agradecimiento por donar a la institución la colección privada de poesía de su madre. Por su parte, Elena Fernández rememoró cómo fue su amistad con Inés, desde la infancia a los viajes familiares y las excursiones domingueras. «Ella se inventó los domingos gastronomico-culturales, que nos llevaban cada semana a diferentes parajes en los que primero ella nos contaba las historias, nos mostraba los secretos, y en los que luego aprovechábamos para comer», señaló, no sin antes referirse a su amiga como "la mujer que formó mi modo de comportamiento y colaboró en hacerme mejor persona".                                         

martes, 11 de marzo de 2014

RECORDANDO A JUAN JOSÉ PLANS



Juan José Plans era uno de mis amigos -como tal-  más recientes, aunque lo conocí siempre en la distancia. Fueron muchas las noches en las que concilié el sueño  escuchando sus relatos radiofónicos de terror. Era para mí, en aquella época,  un señor importante al que admirar pero demasiado lejano para acercarme a él. Pero la vida da muchas vueltas y hace tres o cuatro años el entonces presidente del Ateneo, José Luis Martínez, me lo presentó. Y desde el primer día conectamos –que se dice ahora- , tuvimos muchas charlas y encontrarnos era una alegría compartida, y no menos de una hora de conversación animada de cualquier cosa: divina o humana.  Pero  de lo que más nos gustaba hablar era de libros y de esa institución que presidía, Foro Jovellanos, y de esta de la que yo soy humilde secretaria, Ateneo Jovellanos. Y de cuando en cuando se colaban en la conversación temas personales, como el que surgió el último día que coincidimos en la esquina de una calle, hace más o  menos un par de meses.  Venía preocupado, o más bien ocupado, en decidir qué podía hacer con los cientos de libros que tenía en su piso de Madrid que quería cerrar. Estuvimos un buen rato tratando de encontrarles ubicación, sin conseguirlo. Al final llegamos a la conclusión del poco interés que demostraban, quienes debían tenerlo, por proteger ese patrimonio cultural que son los libros. No hayamos  solución al problema, pero nuestra conversación fue tan amena y enriquecedora que me queda como recuerdo grato de Juan José. Yo sé que en estos momentos quienes loan, con todo merecimiento, su figura, hablarán de las cosas importantes que hizo, de su contribución a la creación y fomento de cultura. Pero yo, que soy casi nadie, me quedo con su parte humana, con nuestras interminables  conversaciones de calle esperando cualquier semáforo. Con esa proximidad que llegamos a tener en la que se mostraba como un hombre que disimulaba su nivel simplemente para ponerse a mi altura. Su muerte me ha dejado consternada, como a casi todos. Gijón pierde a un humanista, yo pierdo a un amigo entrañable. Descanse en paz. 

"El gran ritual", último libro de Juan José Plans, presentado en el ATENEO JOVELLANOS

"Rosa levantó la cabeza. Más que respirar, bebió el aire..." La voz grave y radiofónica de JUAN JOSÉ PLANS resonó el 29 de NOVIEMBRE de 2012 en el ATENEO JOVELLANOS de Gijón, en la presentación de su libro “EL GRAN RITUAL”, una obra de ciencia-ficción ambientada en Asturias que ahora ha sido reeditada por CVS Ediciones. PLANS, acompañado por DOMINGO LUIS HERNÁNDEZ  y JESUS PALACIOS, ofreció a los asistentes un adelanto del libro, que por gentileza de su autor reproducimos a continuación.

"Rosa levantó la cabeza. Más que respirar, bebió el aire. Y, cerrando las manos, dijo con la mirada perdida:
-Fue en la Noche de San Juan, en el lauredal en donde desapareció la estrella, en el bosque en el que se apagó su resplandor tras derramar una catarata de luz...
Había algo en su garganta que le hacía daño. Era incapaz de tragar saliva. Pero prosiguió:
-Pensé que, si era la estrella de plata del santo, de poder hacerme con una gota de su lluvia de luz, sería el mejor amuleto para conseguir la felicidad. Desde que tuve esa idea, ninguna otra cosa me importó. Con tal amuleto, lograría que Víctor se curara de sus quemaduras y de que fuera permitido y bendecido nuestro amor. ¡Nuestro amor que todos habéis mancillado! -y le tembló la voz-. Me adentré en el bosque hasta llegar a espesuras que no creo que nadie haya pisado y que son morada de animales salvajes que allí se refugian para estar libres de vuestras persecuciones. ¡Ellos sí que deben ser testigos de que lo que diré es cierto! Pero, para mi infortunio, son testigos mudos que en nada me pueden ayudar. Y llegué a una pequeña calva, que posiblemente nunca existió hasta aparecer la estrella de plata...
-No te detengas -le dijo don José, que no dejaba de estudiar la impresión que ella iba causando en los que la escuchaban.
-Los árboles, las hierbas, los matorrales, todo parecía estar calcinado. Como si allí hubiera habido fuego, un fuego invisible y reciente. Todo lo que tocaba se deshacía en mis manos, se convertía en polvo. Buscando una gota de luz, me sentí observada. Dije algún conjuro, por si se trataba de alguna bruja, y continué en pos de lo que deseaba. ¡Vi una gota de luz que me hizo sentirme alborozada! Iba a correr hacia ella, cuando... ¡Una voz me habló! Parecía estar cerca de mí, susurrándome cosas incomprensibles al oído, pero me hallaba sola. ¡Hasta que supe que la voz estaba dentro de mí! ¡Tuve mucho miedo! Sospeché del Diablo porque, ¿Quién podía hacer una cosa así? ¡Pero no era el Diablo! La voz era dulce, acompañada de ecos, suave, siempre igual. Me tranquilizaba, me decía que nada tenía que temer. ¡Leía mis pensamientos! Sabía lo que pensaba sin necesidad de que se lo dijera. Entonces, de entre los árboles en los que veía la luz parpadeante, salió...
-¿Quién? -preguntaron sobrecogidos.
-¡Él!
-¿Él? -y retrocedieron, aterrados por lo que pudiera decirles.
-Él me llamaba y yo iba como perdiendo mi conciencia. Influía de tal manera en mí que, aunque quise huir, más me acerqué. Cuando estuve a su lado, la Luna volvió a ocultarse tras de las nubes. Sé que era alto, me sacaba varias cabezas. Llevaba como unas ropas blancas, pero muy distintas a las nuestras. Creo que no era tela, era otra cosa que no me es posible explicar. De la ropa colgaban algo parecido a jubones. Hubo una cosa que me asustó mucho. Fueron unos tubos, que creí serpientes de tanto como se asemejaban. Los tenía principalmente por la espalda y por el pecho. Varios de ellos estaban unidos a una especie de esfera que cubría su cabeza, que también era de color blanco, a excepción de lo que supongo se hallaba delante de su rostro. Esta parte era negra. Pies, manos, todo era cubierto por la ropa. Ni pude ver sus ojos...
Rosa hizo un esfuerzo. Tenía la boca seca y un sudor frío resbalaba por su frente volviendo a recordar aquel encuentro. Los demás no se movían, apenas parpadeaban.
-Me habló, y aún tengo la impresión de que por mucho tiempo. Vagamente, porque no aceptaba a razonar del todo, creía que iban transcurriendo años, quizá siglos. Pero después, por lo que supe, no pudo ser así. Su voz resonaba en mi mente, algunas veces entremezclándose con extraños sonidos. De todas las cosas que me dijo, tan sólo entendí unas pocas. Supongo que habrían sido claras para un sabio, pero no para mí, pobre ignorante. Pese a mi angustia, lograba serenarme. Dijo que era un gran momento, un encuentro que en siglos venideros celebrarían ellos y nosotros.
-¿Ellos? -preguntaron unos.
-¿Nosotros? -preguntaron otros.

-Venía de lejos, de muy lejos, de un mundo que ni sabíamos que existiera. Hizo un gesto, levantando pesadamente uno de sus brazos, y me pareció que señalaba al cielo. Sé que habló de planetas y de estrellas, de cometas y soles... ¡Pero yo sólo sé el nombre de dos o tres! Dijo que unos mundos nacían y otros morían, pero que nunca desaparecería la vida inteligente del universo, que siempre se hallaba no en uno sino en varios planetas, que según el se pueden contar por millones... (...)".

miércoles, 5 de marzo de 2014

ACTO EN MEMORIA DE LUIS ARGÜELLES EN EL "CLUB LA NUEVA ESPAÑA DE GIJÓN"

MAÑANA JUEVES, 6 DE MARZO (Sala Cultural de Cajastur Monte de Piedad, Plaza del Monte de Piedad) ENTRADA LIBRE

Hace menos de dos meses murió a los 84, Luis Argüelles Sánchez. El Club la Nueva España de Gijón honra su figura como investigador, durante muchos años, con mucha independencia, y con mucha dignidad, de la cultura y las tradiciones populares asturianas. El que fuera director (e impulsor en el año 1968 junto a Luis Adaro, José Avelino Moro y Daniel Palacio) del Museo del Pueblo de Asturias, es recordado por Isabel Moro y por Alberto Álvarez Peña. El músico Dani García de la Cuesta, como los demás participantes amigo y admirador de Luis Argüelles, tocará unas piezas a la gaita y a la bandurria. Interviene también Luis Argüelles Tamargo, hijo del homenajeado. ("La Nueva España, 5 /372014)
De izquierda a derecha: Manolo Encinas, José Avelino Moro, Patricio Adúriz y Luis Argüelles

domingo, 2 de marzo de 2014

LA OLONA


Ola gigante, procedente de la página de El Tiempo
Una “olona” ha venido a estropearnos nuestro muro de San Lorenzo. Y no digo  una ola, así a secas, porque entonces no estaría hablando de Gijón. Aquí en mi ciudad por razones que desconozco, pero que deben de venir de antiguo, todo es grande: el Molinón, la Escalerona, la Iglesiona, la Cerona (así, sin a)… Vamos que somos grandones. Y grandona ha sido esa ola que si nos descuidamos nos deja sin paseo. En verano padecimos que la mar, en femenino como dicen los marineros, nos dejara casi sin arena y ahora nos toca el paseo. Quienes nacimos en Gijón no podríamos vivir sin asomarnos en algún momento a contemplar la costa que limita  nuestra villa marinera, aunque  ya no queden lanchitas  que se llamen Conchita, la Nena o  La más bonita,  amarradas al espigón del puerto pesquero, hoy deportivo. Aunque en el mes de febrero ya no se recojan algas en la bajamar, con carro y burro incluido. Ya nada es igual, salvo las olas: esas no han cambiado. Y sus consecuencias tampoco. Hace años, me contaba mi madre, que había temporales como el que esta semana nos azotó, y que acababan con todo lo que pillaban por medio. Siempre fue igual, no te creas lo del cambio climático, me apostilló durante la conversación. Y yo, que sí me creo lo del cambio climático, tengo que dar por bueno lo que me cuenta: ella lo ha vivido.

Foto de Citoula, diario "El Comercio"
Cuando estaba comenzando la construcción del Muelle de la Osa en el Musel -creo fue en la década de los setenta-  mi amigo Marino Galán, ya fallecido, me decía insistentemente que ese cierre artificial que se estaba haciendo modificaría la playa, la dejaría sin arena.  A la vista de lo que está sucediendo empiezo a pensar que debía de tener razón. Él se  hartó  de publicar en los periódicos las razones que argumentaba para evitar  que tal cosa sucediese. Nadie le hizo caso. Como tampoco nadie escuchó  las voces que se alzaron cuando se construyeron a pie de costa esos altos edificios que quitan el sol a media  playa en pleno verano. No obstante, la mar –o más bien la naturaleza-, con razones o sin ellas, es la dueña y señora de esta tierra nuestra. Dudo mucho que podamos frenar esos cambios que han hecho posible que lo que hoy  es montaña en otro tiempo fuera costa, y viceversa. Y que la  mar llegase hasta la puerta de la Villa. Pues así fue.