miércoles, 29 de febrero de 2012

"TINO VETUSTA, LIBRERO EN SU SILLÓN", artículo de JOSÉ MARCELINO GARCÍA


La calle de la Merced (vía gijonesa de tantas mitologías cercanas, con su cielo viejo, noches de novia y cine, hordas de niños color de tiza, tiendas, bares y mancebías) bosteza su vida arrullada por el ruido de los últimos engranajes de las máquinas de La Versal y la arborescencia de la tribu urbana en fila de apuestas de Loto y Bote. Y ahora, cuando otra vez quieren hacer fuego con los libros, Tino Vetusta, bruñido y pulcro librero en su geometría pacífica y guerrera, quiere hacer vivir al personal con el veneno purísimo de sus libros, y los pone delante para que algún lector los compre, rescate y beba cual si fueran un brebaje salvador. Libros todos bellamente encuadernados que él coloca entre estatuas, búcaros, retratos, atriles y paramentos recogidos de naufragios. Libros que expone como piezas únicas en su impoluto escaparate barroquizado de literatura, delante del cual pasea y pasa todo el tinglado de la vida gijonesa con su gesto y su andar. Siempre vestido de hidalgo, Tino Vetusta, al que las mujeres miran al pasar, se parece al rey Amadeo de Saboya cuando, con su barba bipartida, crespa y levantada en punta, sale (para cumplir con la ordenanza) a fumar a la acera bajo la luz de los acetilenos en traje de buena mecha, camisa de popelín y corbata italiana de seda y color litúrgico (violeta, verde, granate), o rosa pastel, en días de más gracia. De ademanes reposados, se sienta en un sillón gestatorio, rojo y oro en el que a veces parece estar hundido y desde el que te mira lenta y pacíficamente cuando entras en medio del silencio musicante de la Clásica de Radio Nacional, que llena la estancia. Yo me nutro mucho de los libros que le compro a este librero genial como si fueran fruta que él me ayuda a masticar. Algunos de mis estirones literarios salieron de sus consejos nutricios: libros de Umbral, Garcilaso, Valle, Ramón Gómez de la Serna, Ruano, Cunqueiro, o de sus cuadros, bustos y de más cosas singulares. Le gusta andar caminos y sale -heredero de Quijano- a las ferias de España. Al fin llega del cansado trato con alcabaleros y mirones a esta su vieja casa de la Merced donde tiene asiento su dandismo y su hidalguía. Y si te acercas por allí, cualquier libro que le compres a Tino Vetusta seguro que se consumirá, entre el tacto de tus manos, como un leño feliz, por el fuego de las llamas de tus ojos. (Publicado en el diario El Comercio, 29/02/2012)

domingo, 26 de febrero de 2012

"UNA DE LAS CARTA DEL NUNCIO APOSTÓLICO", artículo del notario ÁNGEL AZNÁREZ



(Como la existencia tritura las esencias)


Foto cedida por el autor
                        Se celebró en la mañana del 18 de febrero el Consistorio ordinario y público para la creación de nuevos cardenales; el cuarto del Papado de Benedicto XVI,  ceremonia de muy notable brillantez con Mario Monti, el político “fiduciario”, en uno de los primeros bancos. Músicas de trompas y trompetas anunciaron el inicio, desde la sacristía de la Basílica vaticana al altar de la Confesión, de la procesión presidida por el Papa, no revestido de pontifical y subido en la pedana mobile, empujada de manera imperceptible por dos sediari pontificii. Ese Consistorio resultó trabajoso y discutido (a él nos referimos en el artículo Ratzinger en el edificio Reichstag, escribiendo de palmas de adulación y de susurros de sacristías ya el 13 de noviembre de 2011); fue precedido, entre otros, de dos hechos graves ocurridos días antes. El 25 de enero se divulgaron cartas, naturalmente reservadas, dirigidas al Papa y al cardenal Secretario de Estado, de monseñor Carlo Maria Viganò, actual embajador pontificio en EE.UU. y el 10 de febrero se publicó un documento anónimo, entregado al Papa por el inquietante cardenal Castrillón, conteniendo comentarios del cardenal Arzobispo de Palermo, Paolo Romeo, ahora negados por éste.
Foto decida por el autor
                        Los supuestos comentarios del prelado siciliano, diplomático de carrera y ahora pastor, son sugestivos y sabrosos por su sensacionalismo: guerras entre facciones de cardenales (conflitti tra cordate), muerte del Papa a plazo cierto (complotto contro il Papa) y ya con un pretendido sucesor: el cardenal Scola. Antes de ese “informe”, de lo primero y lo último -reconózcase sin hipocresía- se ha hablado mucho, mucho (escrito menos), en Roma y en otros lugares (sobre lo de Scola escribimos con ocasión del viaje del Papa al Triveneto en la primavera última); de lo del complot para la muerte de un papa, la Santa Sede lo viene arrastrando desde 1978, teniendo en ello una parte de responsabilidad por avivar ella misma el sensacionalismo. Ha sido el Estado vaticano, hasta ahora, incapaz de eliminar dudas o sospechas sobre muertes producidas en el interior de los muros vaticanos a partir de aquel año (algunas en tiempos de Juan Pablo II), no sabiendo –seguimos sin saberlo- si la incapacidad es por no saber o no poder. Y así el sensacionalismo seguirá e irá, devastadoramente, a más, con resultado de descrédito e intranquilidad de fieles.

No obstante el atractivo sensacional de lo anterior; ahora interesan más las dos cartas, la de 27 de marzo dirigida al Papa y la de 8 de mayo de 2011 dirigida al cardenal Secretario de Estado. Cartas en las que el entonces Secretario General del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, en la actualidad Nuncio Apostólico en Washington, denuncia corrupción, despilfarros y otros hechos muy graves y escandalosos en la gestión económica de aquel organismo vaticano, que es precisamente el órgano de Gobierno o “Poder Ejecutivo” del Estado vaticano, cuya plenitud de poder corresponde al Sumo Pontífice según la Ley Fundamental, señalando en sus acusaciones a personas concretas, unos prelados y otros laicos (a veces más hipócritas, peligrosos y pérfidos éstos que aquéllos). Muy interesante es otra carta del nuncio Viganó, también dirigida al Papa, de fecha 7 de julio de 2011, que pasó desapercibida –tiene poco de sensacional, pues no contiene referencias a la corrupción como las otras dos-, si bien, analizándola con detenimiento, permite “ver” asuntos de utilidad para lo eclesiástico y para lo político (internacional), siendo esa carta reacción de su autor al conocer su designación para la nunciatura norteamericana.

Es útil realizar varias consideraciones previas. Primera: Las cartas se divulgaron (25 de enero) en un programa de televisión dirigido por el periodista Gianluigi Nuzzi, que es el autor de un libro tremendo “Vaticano SPA”(2009), editado en España en 2010 por Planeta, siendo posterior la edición francesa (2011). La primera parte del libro está basada, según el autor, en miles de documentos secretos relacionados con el IOR (“banco vaticano”), que pertenecieron a monseñor Dardozzi, importante consejero de los cardenales Casaroli y Sodano; la parte segunda relaciona al IOR con supuestos dineros de la Mafia. Segunda: El mismo 25 de enero ocurrió un hecho importante: la promulgación de un Decreto vaticano (47 folios frente a 41 de la Ley española sobre lo mismo), acerca de “la modificación e integración de la Ley 30.12.2010 sobre prevención del blanqueo de capitales proveniente de actividades criminales y de financiación del terrorismo”. Una nota de prensa leída por el P. Lombardi calificó a eso de “per casuale coincidenza”. El Decreto lo firma el Arzobispo Guiseppe Bertello, ya Presidente del Governatorato de la Ciudad del Vaticano (hoy cardenal, de birreta polémica, incluso dentro del Sacro Colegio). Viganò y Bertello, dos prelados de la misma procedencia, de la carrera diplomática, y muy diferentes en lo demás, también en lo de las cordate en disputa, habiendo conseguido el último (Bertello) lo que no el primero (Viganò): la Presidencia del “poder ejecutivo” vaticano y la birreta cardenalicia (la mucha prudencia ha de tener ante lo que se le avecina, puede resultarle poca). Ciertamente que no quedaba sitio en el Consistorio para purpurados asiático-filipinos, africanos y alguno más de América del Sur, aunque si para Timothy Dolan, de biografía y andanzas a estudiar. Tercera: Por todo lo antecedente, era muy esperada la alocución de Benedicto XVI en el Consistorio matinal, que, si bien siguió la línea de los anteriores (“Iglesia unida a Pedro y Pedro como roca”), fue muy directo en contraponer, de manera reiterada, la lógica de la fe frente a la del mundo –uno de los temas, por cierto, concurrentes del actual Papa-. Lógica del Evangelio, lógica de Cristo, lógica de la fe y lógica del servir frente a la lógica errónea del poder, la gloria y del ser servido, no pasando inadvertido el final inusual:” Y pedid también por mí, para que pueda…regir con humilde firmeza el timón de la Santa Iglesia.
Foto cedida por el autor

                        En la carta de monseñor Viganò de 7 de julio de 2011, en la que suplica al Papa que se aplace su traslado a Estados Unidos, salen a escena varios protagonistas del “drama”. El mismo Papa, que no sólo es el destinatario de la misiva, sino actor principal. Un Papa que parece ocupado y preocupado por las “cosas” de gobierno; no un Papa diletante en músicas mozartianas, en enredos librescos o en “juegos teológicos” que algunos gustan ver. Un Papa que el 4 de abril de 2011 recibe a monseñor Viganò, apenas días después de conocer su explosiva carta (la de 27 de marzo) y al que en esa audiencia da grande conforto; luego sabe el Monseñor que el Papa ha ordenado que una especial comisión “super partes” aclare los hechos, comisión de la que nada se ha vuelto a saber. Parece que cambian las tornas y monseñor Viganò se entera el 2 de julio que el Papa cree, como otros en el Vaticano, que es “el culpable de haber creado un clima negativo en el Governatorato (él era su Secretario General), lo cual haría necesario un traslado, que tendría lugar días posteriores, con la firma papal de su nuevo nombramiento diplomático (fue cesado al segundo año del nombramiento, con tres de antelación al quinquenio previsto en la Ley vaticana). Otros actores del drama son el Cardenal Giovanni Lajolo, gran responsable por ser Presidente del Governatorato, hoy ya emérito, el cual, no obstante las denuncias, entre otros, de monseñor Viganó, tiene, según éste, una actitud pasiva (“mancanza di un intervento”), de ahí que busque amparo en el Secretario de Estado, Cardenal Bertone, que en la carta parece (es una mera apariencia) hacer de “correveidile”.

                        Y para protagonista, el propio autor de la carta, que resulta en un estado mental de agitación o zozobra, por causa del “profundo dolor y amargura” que le causa el nombramiento de Nuncio Apostólico en Estados Unidos y también por causa de la angustia  que le causa la enfermedad de su hermano mayor, gravemente enfermo de un ictus. La preocupación por su “buena fama” es tal que pide tutela de la misma al propio Papa y que postergue su decisión a que todo se aclare, a cuyo efecto propone “la actuación de un órgano verdaderamente independiente quale ad esempio la Signatura Apostólica, que es el Dicasterio de la Curia  que ejerce de Tribunal Supremo. El enredo, ciertamente, ya de por sí grande, podía ser mayor, dados los altísimos intervinientes propuestos para salvar la buena fama. El 6 de febrero, el L´Osservatore romano publicó la siguiente noticia:”el 18 de enero Mons. Viganò, al llegar a la Casa Blanca, fue gentilmente recibido por la jefa del Protocolo, que lo introdujo en la Oficina Oval, donde el Presidente de los Estados Unidos, el señor Barack Hussein Obama, lo recibió con mucha amabilidad”.

                        El cuatro de febrero se hace pública una “Declaración de la Presidencia del Governatorato (los dos firmantes principales son el emérito Cardenal Lajolo y el Arzobispo Guiseppe Bertello) que, en respuesta a las cartas, desautorizan a su autor, juzgándolas “fruto de evaluaciones erróneas o basadas en temores”, lo cual es una desautorización en toda regla a un diplomático, cuyo trabajo es básicamente evaluar y no tener miedos. Y llegados aquí, sólo queda tener paciencia (los tiempos eclesiásticos son de “longue durée” como escribiera el cardenal Paul Poupard, muy amoroso al Papa Benedicto en las vísperas de las Navidades), para saber qué lógica se aplicará a monseñor Viganò, si la de la fe o la del mundo. Confieso que preferiría que se aplicase la de la fe, teniendo claro que si en vez de la Iglesia, estuviésemos en otra organización, parecida en jerarquía y disciplina, como la Milicia, inevitablemente, se aplicaría la lógica del mundo, aunque el Papa, mi bendito Benedicto, diga y escriba con repetición que es la errónea.

            
            Fue leyendo hace una década a Carl Schmitt su Catolicismo y forma política cuando llegué al convencimiento que el “cargo” de Papa es el trabajo más difícil, endiabladamente difícil, que una persona puede realizar en este mundo, no habiendo otro de parecidas dificultades. Si en 1922, fecha de la escritura del libro, la complexio oppositorum atribuida a la Iglesia católica (“no parece que haya contraposición que ella no abarque” escribió el alemán), fue un acierto suyo -no soy schmittiano como no soy marxista aunque cite a Marx-, ahora, noventa años después, la complexio es muy superior, pues desde aquel 1922 se firmaron los Acuerdos de Letrán, el IOR funcionó simile banco, se celebró y “no acabó” el Concilio Vaticano II, el euro-centrismo va a menos a la carrera y hasta modificaciones burocráticas, como la edad de jubilación a los 75 años (si obligación de renuncia y no de la aceptación), plantean enormes complejidades. Todo, todo muy complejo y cada vez más. 
(Publicado en Religión digital, 26/02/2012)
                         


viernes, 24 de febrero de 2012

"FRANK BRAÑA, POLIFACÉTICO ACTOR ASTURIANO", ARTÍCULO DE JOSÉ LUIS CAMPAL


(Artículo exclusivo para el blog Las mil caras de mi ciudad)


El recientemente desaparecido actor allandés FRANK BRAÑA (24/II/1934-13/II/2012) es probablemente el profesional del séptimo arte de nuestra región con más películas en su haber, dado que intervino en casi dos centenares de ellas, si bien en cometidos secundarios o de especialista, doblador de estrellas y extra, esos que raramente figuran en los títulos de crédito en lugar destacado. A pesar de todo, como recuerda Manuel Curiel en la biografía del actor (Frank Braña, morrer con dignidade no cine, publicada en Lugo en 2007), «hizo mucho dinero en el cine, ya que ganaba más que algún actor principal».
A su porte atlético y presencia física –practicó de forma amateur el boxeo– añadía Frank Braña el dominio de idiomas tan destacados para los sets de grabación que recalaron en Almería como el inglés o italiano, y una destreza especial para morir con verosimilitud en la pantalla, un final que solían tener la mayoría de los personajes que encarnó.
Trabajó en casi dos centenares de filmes, donde compartió, a su modo, cartelera con actores nacionales y extranjeros de diferentes épocas y de la talla de: Mel Ferrer, Gian M.ª Volontè, Peter Cushing, Arthur Kennedy, Jodie Foster, Lee van Cleef, Fernando Rey, Fabio Testi, Klaus Kinski, Clint Eastwood, Eli Wallach, Yves Montand, Henry Fonda, Charo López, Pier Paolo Pasolini, Charles Bronson, Terence Hill, William Holden, John Ireland, Jesús Puente, Louis de Funès, Bud Spencer, Claudia Cardinale, José Bódalo, Geraldine Chaplin, Helmut Berger, Jason Robards, Oliver Reed, Kevin McCarthy, Rafael Alonso, Jack Taylor, Ian Holm, Martin Sheen, Adolfo Celi, Giuliano Gemma, Laurence Olivier, Van Johnson, Fernando Sancho, Alfredo Mayo, Stewart Granger, Tomás Milian, Rory Calhoun, Aurora Bautista, John Saxon, Kabir Bedi, Rafaela Aparicio, Terence Stamp, Robert Ryan, Luis Ciges, Cameron Mitchell, Peter Graves, John Carradine, Donald Pleasence, Curd Jurgens, etcétera.
Hago acopio seguidamente de las 179 cintas en las que, según las más fiables noticias, participó, por si alguna vez nos topamos con la reposición de alguna de ellas en el aluvión de cadenas televisivas existentes y que últimamente son tan proclives a emitir viejos largometrajes de géneros menores como el spaghetti western o las películas fantásticas de serie B, donde tan a menudo se desenvolvió el asturiano Francisco Braña Pérez, alias Frank Braña:
1) Café de Chinitas (1960), de Gonzalo Delgrás.
2) Los corsarios del Caribe (1960), de Eugenio Martín.
3) El príncipe encadenado (1960), de Luis Lucia.
4) Rey de reyes (1961), de Nicholas Ray.
5) Han robado una estrella (1961), de Javier Setó.
6) Horizontes de luz (1961), de León Klimovsky.
7) Accidente 703 (1962), de José M.ª Forqué.
8) La conquista del Pacífico (1963), de José M.ª Elorrieta.
9) Rififí en la ciudad (1963), de Jesús Franco.
10) Juego de hombres (1963), de José Luis Gamboa.
11) El valle de los hombres de piedra (1963), de Alberto de Martino.
12) La frontera de Dios (1963), de César F. Ardavín.
13) Brandy (El sheriff de Losatumba) (1964), de José Luis Borau.
14) El hombre de la diligencia / Cerco de muerte (1964), de José M.ª Elorrieta.
15) La tumba del pistolero (1964), de Amando de Ossorio.
16) Por un puñado de dólares (1964), de Sergio Leone.
17) Los rurales de Texas (1964), de Primo Zeglio.
18) El señor de La Salle (1964), de Luis César Amadori.
19) Fuerte perdido (1964), de José M.ª Elorrieta.
20) Misión en el Estrecho (1964), de Pierre Gaspard-Huit.
21) El último mohicano (1964), de Harald Reinl.
22) Jandro (1964), de Julio Coll.
23) La carga de la Policía Montada (1965), de Ramón Torrado.
24) Los siete bravísimos (1965), de León Klimovsky.
25) Tierra de fuego (1965), de Jaime J. Balcázar.
26) Joaquín Murrieta (1965), de George Sherman.
27) El secreto del capitán O’Hara (1965), de Arturo Ruiz-Castillo.
28) La muerte tenía un precio (1965), de Sergio Leone.
29) El halcón de Castilla (1965), de José M.ª Elorrieta.
30) Dos contra Al Capone (1966), de Giorgio Simonelli.
31) Adiós, gringo (1966), de Giorgio Stegani.
32) Una tumba para el sheriff (1966), de Mario Caiano.
33) El proscrito del río Colorado (1966), de Maury Dexter.
34) El bueno, el feo y el malo (1966), de Sergio Leone.
35) El precio de un hombre (1966), de Eugenio Martín.
36) Ringo de Nebraska / El rancho maldito (1966), de Mario Bava / Antonio Román.
37) Jugando a morir (1966), de José Hernández Gan.
38) Mestizo (1966), de Julio Buchs.
39) Sugar Colt (1966), de Franco Giraldi.
40) El salvaje Kurdistán (1966), de Franz J. Gottlieb.
41) El halcón y la presa (1967), de Sergio Sollima.
42) Silencio [cortometraje] (1967), de Rafael Moreno Alba.
43) El hombre que mató a Billy el Niño (1967), de Julio Buchs.
44) Cazador de recompensas (1967), de Tonino Valerii.
45) Oro maldito (1967), de Giulio Questi.
46) Requiescant (1967), de Carlo Lizzani.
47) Comando de asesinos / Fin de semana con la muerte (1967), de Julio Coll.
48) Una bruja sin escoba (1967), de José M.ª Elorrieta.
49) Tú perdonas... ¡yo no! (1967), de Giuseppe Colizzi.
50) La muchacha del Nilo / La maldición de la esfinge (1967), de José M.ª Elorrieta.
51) 15 horcas para un asesino (1968), de Nunzio Malasomma.
52) La hora del coraje (1968), de Umberto Lenzi.
53) Cara a cara (1968), de Sergio Sollima.
54) Dos hombres van a morir (1968), de Rafael Romero Marchent.
55) Un hombre vino a matar (1968), de León Klimovski.
56) El sabor del odio (1968), de Umberto Lenzi.
57) Lo quiero muerto (1968), de Paolo Bianchini.
58) Tres superhombres en Tokio (1968), de Bitto Albertini.
59) Los cuatro truhanes (1968) , de Giuseppe Colizzi.
60) Hasta que llegó su hora (1968), de Sergio Leone.
61) El vengador del Sur (1968), de Mario Siciliano.
62) Por techo, las estrellas (1968), de Giulio Petroni.
63) Persecución hasta Valencia (1968), de Julio Coll.
64) Un minuto para rezar, un segundo para morir (1968), de Franco Giraldi.
65) Comandos / Comando suicida (1969), de Camillo Bazzoni.
66) Garringo (1969), de Rafael Romero Marchent.
67) La residencia (1969), de Narciso Ibáñez Serrador.
68) Sin aliento (1969), de Alfredo Medori / Fernando F. Cerchio.
69) Santo frente a la muerte (1969), de Fernando Orozco.
70) Johnny Ratón (1969), de Vicente Escrivá.
71) Los diablos de la guerra (1969), de Bitto Albertini.
72) Golpe de mano (¡Explosión!) (1969), de José Antonio de la Loma.
73) La muerte de un presidente (1970), de Tonino Valerii.
74) ¡Llega Sartana! (1970), de Giuliano Carnimeo.
75) El bosque del lobo (1970), de Pedro Olea.
76) Misión secreta en el Caribe (1970), de Enrique L. Eguiluz.
77) Las nuevas aventuras de Robín de los Bosques (1970), de Roberto Bianchi.
78) Manos torpes (1970), de Rafael Romero Marchent.
79) Un par de asesinos (1970), de Rafael Romero Marchent.
80) Santo contra los asesinos de la mafia (1970), de Manuel Bengoa / Enrique López.
81) Y dejaron de llamarle Camposanto (1971), de Giuliano Carnimeo.
82) El más fabuloso golpe del Far-West (1971), de José A. de la Loma.
83) El Zorro justiciero (1971), de Rafael Romero Marchent.
84) Nicolás y Alejandra (1971), de Franklin J. Schaffner.
85) Los buitres cavarán tu fosa (1971), de Juan Bosch.
86) Los tres supermen en la selva (1971), de Bitto Albertini.
87) Una chica casi decente (1971), de Germán Lorente.
88) Vamos a matar a Sartana (1971), de Mario Pinzauti.
89) Necrophagus / Tráfico de cadáveres (1971), de Miguel Madrid.
90) Los héroes del patíbulo (1971), de Grigoris Grigoriu.
91) La muerte llega arrastrándose (1972), de Mario Bianchi.
92) El ataque de los muertos sin ojos (1972), de Amando de Ossorio.
93) Razzia / La redada (1972), de José A. de la Loma.
94) Joven de buena familia sospechosa de asesinato (1972), de Alfonso Brescia.
95) Delirios de grandeza (1972), de Gérard Oury.
96) Los leopardos de Churchill (1972), de Maurizio Pradeaux.
97) Un dólar de recompensa (1972), de Rafael Romero Marchent.
98) Una bala marcada (1972), de Juan Bosch.
99) La guerrilla (1972), de Rafael Gil.
100) Campeones del ring (1972), de J. A. Venegas.
101) Timanfaya / Amor prohibido (1972), de José A. de la Loma.
102) Triángulo / Crimen de amor (1972), de Rafael Moreno Alba.
103) Tres superhombres en el Oeste (1973), de Italo Martinenghi.
104) El último viaje (1973), de José A. de la Loma.
105) Mano rápida (1973), de Mario Bianchi.
106) Vacaciones sangrientas (1973), de Juan Jaime Bernos.
107) Las amazonas, mujeres de amor y guerra (1973), de Alfonso Brescia.
108) La tumba de la isla maldita (1973), de Ray Danton / Julio Salvador.
109) Demasiados muertos para Tex (1973), de George Martin / Mario Rinzauti.
110) Santo contra el Doctor Muerte (1973), de Rafael Romero Marchent.
111) Los fríos senderos del crimen (1973), de Carlos Aured.
112) La banda de Jaider (1974), de Volker Vogeler.
113) Dallas (1974), de Juan Bosch.
114) La máscara de cuero / Justicia enmascarada (1974), de Mario Bianchi.
115) El clan de los inmorales (1974), de José Gutiérrez Maesso.
116) Fantasma en el Oeste (1974), de Antonio Margheriti.
117) Las violentas (1974), de Fernando Miranda.
118) El secreto de la momia egipcia (1974), de Alejandro Martí.
119) El último proceso en París (1974), de José Canalejas.
120) Si quieres vivir... dispara (1974), de José M.ª Elorrieta.
121) Los cazadores (1974), de Peter Collinson.
122) Tarzán y el tesoro Kawana (1974), de José Truchado.
123) Metralleta “Stein” (1974), de José A. de la Loma.
124) La última jugada (1974), de Aldo Sambrell.
125) Los hijos de Scaramouche (1975), de George Martin.
126) Muerte de un quinqui (1975), de León Klimovski.
127) Kilma, reina de las amazonas (1975), de Miguel Iglesias.
128) La llamada del sexo (1976), de Tulio Demicheli.
129) La promesa (1976), de Ángel del Pozo.
130) Perros callejeros (1976), de José A. de la Loma.
131) El misterio de la perla negra (1976), de Fernando Orozco.
132) Las alimañas (1976), de Amando de Ossorio.
133) El alijo (1976), de Ángel del Pozo.
134) Infierno en la selva (1977), de Roberto Bianchi.
135) Viaje al centro de la Tierra (1977), de Juan Piquer.
136) Tren especial para Hitler (1977), de Alain Payet.
137) La guerra de los misiles (1977), de Leslie H. Martinson.
138) Escalofrío (1978), de Carlos Puerto.
139) Supersonic Man (1979), de Juan Piquer.
140) Los cántabros (1980), de Jacinto Molina.
141) Buitres sobre la ciudad (1980), de Gianni Siragusa.
142) El Lobo Negro (1980), de Rafael Romero Marchent.
143) Duelo a muerte / La venganza del Lobo Negro (1980), de Rafael Romero Marchent.
144) Misterio en la isla de los monstruos (1981), de Juan Piquer.
145) Muñecas del King Kong (1981), de Alfredo B. Crevenna.
146) Mil gritos tiene la noche (1981), de Juan Piquer.
147) Gorilas a todo ritmo (1981), de Sebastián Almeida.
148) Martes y trece, ni te cases ni te embarques (1982), de Javier Aguirre.
149) Los diablos del mar (1982), de Juan Piquer.
150) Hundra (1983), de Matt Cimber.
151) Los nuevos extraterrestres (1983), de Juan Piquer.
152) Historia de O, II parte (1983), de Éric Rochat.
153) Guerra sucia (1984), de Juan Piquer.
154) Flecha Negra (1984), de John Hough.
155) Goma-2  / La máquina de matar (1984), de José A. de la Loma.
156) Yellow Hair and the Pecos Kid (1984), de Matt Cimber.
157) Tex y el Señor de los Abismos (1985), de Duccio Tessari.
158) Yo, “El Vaquilla” (1985), de José A. de la Loma, padre e hijo.
159) Aquel par de botas [cortometraje] (1985), de Javier Reyes.
160) Slugs, muerte viscosa (1987), de Juan Piquer.
161) Luna de lobos (1987), de Julio Sánchez Valdés.
162) Relación fatal (1987), de Mary Lambert.
163) La herencia del mal (1987), de Dan Barry.
164) Oro fino (1988), de José A. de la Loma.
165) La grieta (1989), de Juan Piquer.
166) Superagentes en Mallorca (1990), de José Luis Merino.
167) Don Juan, mi querido fantasma (1990), de Antonio Mercero.
168) La mansión de Cthulhu (1991), de Juan Piquer.
169) Dyningar (1991), de S. Assadi.
170) Carta de España (1993), de Yoshitaka Asama.
171) Manoa, la ciudad de oro (1996), de Juan Piquer.
172) El escarabajo de oro (1997), de Vicente Martín.
173) El hijo de Sandokán [miniserie televisiva] (1998), de Sergio Sollima.
174) El invierno de las anjanas / De amor y de sueños (1999), de Pedro Telechea.
175) Maestros (2000), de Óscar del Caz.
176) Tiovivo c. 1950 (2004), de José Luis Garci.
177) El viejo y el mar [cortometraje] (2005), de Enrique Rodríguez.
178) Carla [cortometraje] (2008), de K. Prada.
179) Los perversos rostros de Víctor Israel [documental] (2010), de Diego López y David Pizarro.

Lo que Frank Braña no logró ver cumplido fue, como señala Curiel, su deseo de colocarse detrás del objetivo para rodar «una historia escabrosa y dura, con montañas y nieves de su Asturias y Galicia, fuerte de personajes y como trasfondo la posguerra».

martes, 21 de febrero de 2012

"A BAYONETA CALADA", artículo de JOSÉ MARCELINO GARCÍA

O sea, que aquí podemos volver a los tranvías de mula. Los ladrones de tres manos, o de tres brazos, que decían los clásicos, han ido dejando pequeño el saqueo de Roma por las tropas imperiales de Carlos V el teutón.
Todo esto, que empeora a pasos agigantados, está provocando falta de respeto a los políticos. Ya silban a la Casa del Rey y embisten al arco parlamentario cuando lo ven ir y venir en coche de cuatro circunferencias. Los banqueros ya no son aclamados como los delanteros centros, son odiados por sus blindajes y seguros de 100 millones. Y es que la banca, igual que en los casinos, ha vuelto a ganar a pesar de haber llevado a la ruina, primero a la gente y después al Estado. Estos financieros han transgredido casi todas las reglas, y aunque los gobernantes fingen criticarlos, en realidad se abrazan unos a otros, como los borrachos, para no caerse. Porque, señoras y señores, españoles todos, esto amenaza derribo, y como diría el gran Jaime Salinas: «Es una hora esta que va hundirse en el gran diluvio».
En estos instantes de bancarrota, viviendo en medio de una modernidad desalmada que ha tecnificado hasta el follar, hay que tener la mente muy despierta para que no te engañen los que mandan. Porque los políticos van a usar hipérboles demoníacas, a llenar el aire de mentiras, y como ahora los proletas no tiran gobiernos porque viven a sus faldas (Toxo y Méndez reciben subvenciones millonarias), pues que la Santa Alianza (que ya no son el Papa, el Zar y Mettternich, sino el Banco de España, el Banco Mundial y el Banco Central Europeo, banqueros que descienden casi todos de filibusteros y negreros), crujirán a golpes a este pueblo de moros y cristianos hasta hacer blasfemar a los mudos. Ahora (y 'endahora') ser clase media, es decir, gobernado, pueblo chillador, chusma infame, será más que nunca ser vigilado, medido, pesado y robado a bayoneta calada por los impuestos. Los ricos impúdicos seguirán hablando de escopetas, de cuadros adquiridos en subastas, de su colesterol, sus viajes y sus vinos. El presidente tiene ya esa tristeza rara de pecador y cara de estantigua gallega en procesión. ¡Átense los cinturones! El séptimo sello se abre, y empieza a asomar el baile de los esqueletos.
(Publicado en el diario EL COMERCIO, 25-01-2012)

viernes, 17 de febrero de 2012

AQUILES TUERO DE ROVIGO, artículo de JOSÉ MARCELINO GARCÍA

Hay días en que aparece por Gijón Aquiles Tuero de Rovigo, viejo muchacho de las mariñas de Quintes, andariego del alma, soltero cuerpo, varón y galán del Romancero asturiano, con su color de ausencia y lejanía, que se ha puesto el mundo por montera para tomar castillos. Ha vuelto otra vez Aquiles con su gran abrigo de febrero, su traje de bolsos sin fondo, sus largas piernas tan seguras, su pelo de violinista en llamas, el hijo de su madre, el chico de su pueblo, fauno con gaita para tocar con ella sueños de quintana, y dandi universal y provinciano por Madrid y Nueva York vendiendo todo lo español. ¿Dónde está Aquiles, de dónde viene?: Aquiles Tuero de Rovigo hay días en que aparece (como se aparecía Baudelaire sobre un armario a Paco Umbral) tomando café bajo un espejo del Dindurra mientras piensa en sus cosas musicales, o se le ve por Corrida con sombrero de ala caída, llovido de varios cielos. Pero, ¿está vivo o muerto? Vivo o muerto puede hablarte en inglés o en un catalán sonoro como un soprano del Liceu. Puede echarte sus baladas o cantar un fragmento de la 'Forsa', puede convidarte a comer en el Riscal, siempre con su impar elegancia. A veces, Aquiles Tuero de Rovigo tiene algo así como la triste belleza de un atrio de Iglesia en extramuros o de un jardín con ciprés, como el de Silos, al que va mucho a curar sus hipocondrías con Raúl del Pozo, que es el columnista más genial, culto y acumulado de belleza literaria de España. Entonces, vuelve a Gijón y cena en zapatillas y calcetines de dormir en casa de Rodolfo y Carmen, donde la mar de San Lorenzo tiene balcones, y luego, hasta el alba, ve películas de estaño: Quinn, Boyer, Lamas., que fueron sus amigos. Sí, a veces, le abulta demasiado el mundo y siente la nostalgia de su llosa verde, de su mar que siempre está muy perfumado y de un 'paxo' de manzanas del paraíso (que ya no existen). De este modo, repite vuelo y viene de otros países con su vagabunda humanidad. A mí se me aparece a veces bajo la adoración de las luces de la noche de Gijón, que alargan más su figura, en las inmediaciones de la plazoleta del escritor Luis Fernández Roces. Y Luis, que vive en frente y ve las cosas visibles e invisibles, se asoma a la ventana, saca su mano a lo distante y nos saluda y bendice desde su cuarto como un papa. Entonces, Aquiles Tuero de Rovigo, erguidamente con su gracia, se quita el sombrero y devuelve el saludo al escritor. Luego, desaparece bajo el dolor de la luna o el 'orbayu' de la noche. Hasta la próxima. (Publicado en el diario EL COMERCIO, 15/2/2012)

jueves, 16 de febrero de 2012

PUBLICAR TEXTOS EN BABLE

LA ILUSTRACIÓN NO PRETENDE MÁS QUE UNA SONRISA
Supongo que algunas personas que leen este espacio se extrañen  al ver  que con cierta frecuencia publico textos en bable. Adelanto que no sé bable, más allá de esas cuatro palabras que manejamos los asturianos en la vida diaria. Tampoco tengo intención de profundizar en su conocimiento, pero sí respeto a quienes lo hacen. Y ese respeto me viene de hace muchos años, cuando mi padre –con mayor o menor acierto, con más o menos conocimiento- publicaba algunas cosas en eso, en bable. Ando por los comienzos de la   década de los setenta. Entonces era yo estudiante y hablar en bable era una ordinariez. Mis abuelos procedían del campo y utilizaban muchas palabras entonces vetadas para quien aspirase a ser alguien importante en la vida. Si es que se sabe lo que eso significa exactamente. Por eso mis padres y mis profesores no dudaban en corregir cualquier palabra que no fuese estrictamente castellana. Sin embargo, mi padre, amante de lo autóctono, de lo genuinamente asturiano, fuese habla, artilugio o costumbre, se permitía publicar aquellas “Cartas a Pepín el concejal” en el diario local. Cada semana un labriego –llamado entonces aldeano peyorativamente- escribía a Pepín, ese “aldeano” metido a político y para más señas concejal, que se comportaba igual que lo hacen algunos ahora.  Aún conservo aquellos textos que hoy, 40 años después, analizo con cariño –con el cariño de una hija-. Reconozco que el bable  que utilizaba mi padre no era el que ahora está en vigor, sino el que hablaba entonces la gente corriente, de manera especial quienes se habían desplazado del campo a la ciudad. Como libro de cabecera –como diccionario- el de Apolinar y Rato que aún conservo en una edición de 1891 y algunas obritas menores de otros autores. El resto lo sacaba mi progenitor de la vida diaria, de la que transcurría a pié de calle, en el mercado, en el campo, en la aldea. Por aquellas fechas, algún periodista publicó en el diario opuesto que eso era “aldeanismo”. Me consta que a  Moro, mi padre, le dolió el desprecio, que eso era lo que quería hacerle. Recuerdo perfectamente el nombre del periodista, ya fallecido, que no nombraré: yo sí le guardaré respeto. Y decir a Dios que ahora tendrá el probín que convivir con él en las alturas..., porque allí están  los dos: mi padre porque era bueno y el inquisidor porque rezaba mucho-. Lo que son las cosas. Pese a todo, Moro,  siguió adelante, casi de la misma manera que hago yo cuando se me cruza un imbécil (¿eso no debería de decirlo?, pues lo digo y me quedo tan tranquila), que me sucede con alguna frecuencia.  Pues por ese respeto que siempre tuve a lo que escribía mi padre –insisto que probablemente hoy no pasaría el tamiz de la Academia- y porque asistí a un primer curso de bable que se impartió en el hoy CAI,  junto con Luis Argüelles que fue quien me convenció, que creo –no estoy muy segura- impartió Xuan Xoxé y que  por los resultados no debió de interesarme entonces demasiado. Con posterioridad fui testigo de muchas batallas dialécticas: bable sí, bable no. Yo ahora, cuarenta años después –casi nada- leo con verdadero interés publicaciones en bable y lamento no poder escribir en la lengua de mis antepasados. Pero como otros lo hacen, pues por eso lo publico.

miércoles, 15 de febrero de 2012

MAÑANA, XUEVES, 16 DE FEBRERU CONCIERTU NEL MUSÉU CASA NATAL DE XOVELLANOS

Mañana xueves día 16 de febreru, a les 19,30, nel Muséu Casa Natal de Xovellanos celebraráse un alcuentru d’harpistes nel que participarán con un conciertu dellos músicos, como l’harpista bretona Morgane Le Cuff y los asturianos José Jaime Rubial y Dani García de la Cuesta.
           
Morgane Le Cuff, ye una harpista moza qu’estudia nel Conservatoriu de Rennes, en Breizh, y visita Asturies y Galicia dientru d’un proyeutu d’investigación sobre música tradicional y la so adaptación a les harpes.
            Nel so repertoriu pueden sentise melodíes bretones y tamién temes d’anguaño.
Los harpistes asturianos tán venceyaos a un llargu camín dientru la música astur, tantu en grupos folk como Zapica, Dani G. de la Cuesta o de manera solista, José Jaime Rubial, como improvisador y acompañante n’alcuentros poéticos.
Interpretarán delles melodíes de los sos repertorios.
Entamen el conciertu l’Asociación Cultural Esbilla y Juventudes Musicales de Xixón
La entrada ye de baldre

lunes, 13 de febrero de 2012

TE QUIERO, AMIGO/A


No recuerdo cuando hice la última entrada a este, ya, “nuestro” blog. Pues creo es de todos menos mío. Objetivo que, a decir verdad, me agrada. Siempre me gustó compartir, tengo muy poco desarrollado el sentido de la propiedad y a estas alturas es un poco tarde para aferrarme a casi nada. Bueno, no es exacto, pues con el paso del tiempo, con los años cumplidos, cada vez me aferro más a las personas –a algunas, no a todas, aunque procuro que no se note-, también a los árboles, a mis plantas, a la brisa mañanera, a quien descubro detrás de un texto bien escrito, a la inesperada llamada telefónica de un amigo, al calorcito  en las noches de mis sábanas de franela, a muchas cosas. Nunca pensé que con las arrugas me llegaría el amor. Y aquí estoy enamorada como nunca, de otra manera, claro. Dispuesta a celebrar San Valentín, por eso quiero hablar del amor. Hasta hace muy poco despreciaba olímpicamente ese 14 de febrero que me parecía comercial, cursi, propio de adolescentes inmaduros. Pero he te aquí que quienes verdaderamente pasan –como ahora se dice- de todo eso son precisamente los adolescentes. Yo no paso. No quiero que se me escape ningún momento en el que pueda decir te quiero, en el que pueda querer, a mi manera claro ¿A quién? Bueno, eso ya me resulta un poco más complicado, porque en mi vida hay muchos quienes. Me enamoro de una conversación, de una lectura, de un libro, de quien pierde cinco minutos para escucharme, de una canción, de la alegría de la persona que  esté conmigo, del éxito de un amigo… En realidad creo que me enamoro de casi todo lo que suponga vida. Y probablemente quienes mejor me entiendan sean aquellas personas que han sido golpeadas por la enfermedad y la muerte de seres queridos, únicos infortunios importantes. Hoy soy, tal vez más que nunca una “chica de barrio”, de esas que dicen lo que piensan  aunque no sea muy correcto, de esas que no necesitan demostrar nada porque no aspiran a cosa distinta a la que tienen. Aunque reconozco que sí tengo algún privilegio: tú que me lees ahora. Santo y paciente hombre o mujer que me ofreces  tu amistad virtual, que haces pequeñas incursiones a este espacio, que  es sólo importante porque en él cuelgo tus cosas, que rescato de aquí y de allá muchas veces sin permiso. Pues a ti, amigo, amiga, te quiero. 

"CLEO", artículo de VIRGINIA ÁLVAREZ-BUYLLA publicado en LA NUEVA ESPAÑA



Cleo, mi sexta nieta y la primera niña, ha abierto los ojos al mundo. Ha nacido en un momento en que nuestro país sufre una crisis económica escalofriante, en una tierra dividida, y en general, con unos ciudadanos desilusionados con la situación, con poca fe en sus políticos y sometidos a informaciones contradictorias por todos lados. Pero yo resucito mi espíritu optimista pensando en ella y recuerdo que muchas veces se han vivido épocas convulsas y tantas otras veces hemos salido de estas trifulcas entre hermanos, propias de nuestra idiosincrasia belicosa y mediterránea. Que tantas veces la humanidad ha pasado por etapas peores, porque los hombres no cambian, y seguimos cometiendo los mismos errores que nuestros antepasados, y tantas veces hemos corregido el rumbo. 

Cleo, mi vida, afortunadamente lo único que puedes ver a tu alrededor es amor. El amor de tus padres, Silvia, mi niña, la pequeñita de la familia, que va a ser una madre estupenda, tierna, cariñosa y dulce, que nunca levanta la voz, y Seve, que te mira con arrobo, y sabe todo sobre los niños, cree él, porque ha leído todos los libros del mundo, yo no quiero desengañarle, pobrecito mío. El amor de tus abuelos, tus tíos, tus primos, que es lo más importante, es lo que te ayudará a sobrellevar las penas, a esquivar los escollos que te encontrarás en tu camino. Es inevitable, no puedo pedir que no tengas sufrimientos, que tu vida sea un camino de rosas, porque incluso las rosas tienen espinas, pero sí que con nuestra ayuda y tu fuerza los superes. 

Te miro y pienso por sexta vez cómo es posible que se produzca este milagro de convertir a una plácida señora madura en una mezcla de amor inmenso y a la vez en una leona que en su deseo de defender incluso mataría o moriría para proteger esta vida que tengo en mis brazos. Yo pensaba que había llegado el momento de permanecer en la retaguardia, en mis cuarteles de invierno, vamos. Pero, no, voy a seguir en la brecha por ti y todos mis nietos, voy a luchar y participar para que las cosas cambien. Voy a estar allí donde haga falta, incluso aunque no quieran que esté. Sé que voy a conseguir poco, pero muchos pocos hacen algo grande. 

Mi único dolor es que no me queda mucho tiempo, no voy a verte convertida en una mujer, pero sé que vas a sentir mi presencia. Yo seré esa especie de hada madrina, de defensora, esa presencia que te advertirá cuando vas por mal camino, ese consuelo y ese cariño que percibirás aunque no sepas de dónde viene. Esa vocecita que te dirá que no te preocupes, que es normal lo que te pasa, que cuando llueve aparecerá el arco iris al final del camino, que no estás sola. 

Vas a ser una mujer de valía que honrarás a todas las valiosas mujeres de la familia que te han precedido. Vas a ser una mujer orgullosa de ser mujer. Vas a trabajar por tu ciudad y por Asturias y las vas a querer tanto como lo ha hecho tu familia durante muchas generaciones. Probablemente no serás ni famosa ni rica, como sucede a muchos miembros de nuestra familia, porque serás demasiado honrada y sincera, pero no importa, serás importante para nosotros. 

Cleo es un nombre griego que significa «celebración», así que te deseo que tengas más celebraciones que vigilias, más alegrías que penas, más amigos que enemigos y más amor que desamor. Hasta siempre, mi niña, mi amor. (La Nueva España, 8 de febrero de 2012).


Nota de la bloguera: Virginia nos ha enviado a sus amigas una foto de Cleo entrañable. Yo sé que esas fotos íntimas no deben publicarse, pero me apetecía hacerlo. Busqué manera de justificarme, pensé que una foto de Virginia la he publicado muchas veces y no encontré razón para no publicar la de un ángel: la de Cleo. Si hay algún problema, la retiro.

jueves, 9 de febrero de 2012

"MANUEL, UN MACHADO NADA MENOR", ARTÍCULO DE JOSÉ L. CAMPAL, EN CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DE LA APARICIÓN DEL LIBRO "CANTE HONDO" (1912)

(Artículo exclusivo para el blog Las mil caras de mi ciudad)

Manuel, un Machado nada menor


El sevillano Manuel Machado (1874-1947) sufrió el infortunio de dedicarse a la literatura y tener por hermano, para peor mala suerte, a un gigante del siglo XX como Antonio Machado, con quien, fuera del género poético, escribió a cuatro manos un buen puñado de piezas teatrales: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Don Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), El hombre que murió en la guerra (¿1928?), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932). Antonio no sobrevivió a la guerra civil, mientras que Manuel hubo de someterse a las directrices del bando nacional, pues el golpe de Estado le sorprendió, enfermo y desencantado, en Burgos y no quiso complicarse la existencia ni jugarse el pellejo. Sin embargo, eso le estigmatizó y le orilló. A Antonio le canonizaron como indiscutido maestro y a él le reservaron un puestito de monaguillo. No obstante, esta trivialización no aguanta la prueba del siete, es un sarampión ilusorio que se cura con la lectura. Además, en su época el literato que paladeaba las mieles del éxito era Manuel, no Antonio; se referían a Manuel como «el mayor de los Machado», no como «el hermano de Antonio», que sería moneda corriente después.
En 1912 –año infausto para el hermano menor, al morírsele su esposa, Leonor– tanto Manuel como Antonio publicaron dos libros memorables. Si a finales de abril, la editorial Renacimiento sacaba de Antonio Machado Campos de Castilla, obra mítica del dolorido sentir noventayochista, unos meses antes (el lunes 5 de febrero de 1912 El Liberal anunciaba que acababa de ver la luz) Manuel Machado ofrecía Cante hondo, del que Andrés Trapiello afirmó en 1997 que se vendieron «mil ejemplares el día en que fue puesto a la venta».
Hijo de un adelantado de la investigación folclorista llamado Antonio Machado Álvarez, Manuel Machado colocó al frente de su libro –que, lo que son las cosas, sería arrinconado, dos décadas más tarde, cuando Lorca publique su Poema del cante jondo, convirtiéndose en el abanderado de esta especialidad– el oportuno y aclaratorio subtítulo de Cantares, canciones y coplas compuestas al estilo popular de Andalucía.
Ansiaba el mayor de los Machado concebir una poesía alejada de las élites culturalistas, empapada de palpitaciones humanas, dotada de ligazón ancestral, vinculada y comprometida de pies a cabeza con la sinceridad verbal de las emociones del pueblo llano, pero sin por ello desatender el rigor de estilo que como autor de ganado prestigio ya lucía y deseaba defender. Que Manuel Machado iba muy bien encaminado en sus pretensiones de enaltecer la métrica flamenca lo demuestra el que muchas de las composiciones (seguiriyas, tonás, soleares, serranas, cañas, malagueñas, livianas) de Cante hondo fueron asumidas por los cantaores, dada su espontaneidad expresiva, como procedentes del acervo popular. En un artículo de marzo de 2010, Juan Vergillos escribió en Diario de Sevilla lo siguiente, harto clarividente: «En la ristra de soleares hay al menos ocho coplas que han pasado con toda naturalidad al repertorio flamenco sin que sus intérpretes tengan conciencia de su autoría. (...) En otros casos, como en el capítulo de “Malagueñas”, vemos que algunas coplas han pasado a ser populares por otros estilos, así “La naranja y el azahar”, popularizada por Morente por tangos, o el propio Paco de Lucía y sus “Cositas buenas” que procede de este libro, aunque tal vez ni el propio Paco de Lucía lo sepa, puesto que no lo acredita. (...) Del capítulo “Soleariyas” anotamos una letra, “Ay, perdonadme por Dios”, cantada por Morente en algún recital, aunque aún no la ha registrado en disco. De “La ausencia” también anotamos un fragmento cantado por Morente en el disco Niño Josele, del tocaor almeriense. De las “Tonás y livianas”, Camarón usó una de las coplas en la introducción de la bulería “Na es eterno”, de nuevo sin acreditar».
Como recordatorio del gran literato que fue y seguirá siendo Manuel Machado, recojo de ese libro un vivaracho poema de asunto amoroso titulado “El querer”, resistente a los embates de modas y tendencias que se han sucedido a lo largo del último siglo:

En tu boca roja y fresca
beso, y mi sed no se apaga:
que en cada beso quisiera
beber entera tu alma.

Me he enamorado de ti;
y es enfermedad tan mala,
que ni la muerte la cura,
según dicen los que aman.

Loco me pongo, si escucho
el ruido de tu falda;
y el contacto de tu mano
me da la vida y me mata.

Yo quisiera ser el aire
que toda entera te abraza;
yo quisiera ser la sangre
que corre por tus entrañas.

Son las líneas de tu cuerpo
el modelo de mis ansias,
el camino de mis besos
y el imán de mis miradas.

Siento, al ceñir tu cintura,
una duda que me mata:
que quisiera, en un abrazo,
todo tu cuerpo y tu alma.

Estoy enfermo de ti;
de curar no hay esperanza:
que, en la sed de este amor loco,
tú eres mi sed y mi agua.

¡Maldita sea la hora
en que penetré en tu casa,
en que vi tus ojos negros
y besé tus labios grana!

¡Maldita sea la sed,
y maldita sea el agua!...
¡Maldito sea el veneno
que envenena y que no mata!