La vida está llena de alegrías y penas, de sorpresas gratas y de decepciones. Para mí, que todo lo emprendo con gran apasionamiento, las decepciones son el pan nuestro de cada día. Afortunadamente, todas las combato con algo que es mucho más importante que nada: la familia. Por eso, hoy es un día maravilloso. Entre unos cuantos, que hemos trabajado sin descanso durante dos meses, hemos conseguido que una gran cantidad de álvarez-buyllas nos reunamos en Meres, en torno a la figura de uno de nuestros más ilustres miembros: Arturo Álvarez-Buylla Roces, nuestro flamante premio Príncipe de Asturias. Casi todos estamos seguros de que llegará a ser premio Nobel. Su capacidad de trabajo, su valía y su inteligencia lo merecen.
La familia Álvarez-Buylla, de profunda raigambre asturiana y española, ha estado repartida por nuestra tierrina desde hace muchas generaciones. Desde Gozón a Pola de Lena y hasta que Plácido Álvarez-Buylla y Santín se estableció en Oviedo, a mediados del siglo XIX, con su flamante título de médico, ha habido médicos, profesores, abogados, escritores y poetas que se han ocupado de mejorar la condición social, la salud y la cultura de los asturianos. Y han sido fieles a sus ideas liberales: republicanos de bien, pero respetuosos con
Se puede decir que desde el siglo XIX no ha habido un momento en la ciudad de Oviedo sin que haya habido un Álvarez-Buylla reconocido por su trabajo en bien de la ciudad. Durante el siglo XX, nos hemos extendido por Mieres, Avilés y Gijón. Recordemos a Vital Álvarez-Buylla, tan querido en Mieres, o a José Benito Álvarez-Buylla trabajando por Gijón, su ciudad de adopción. También hay buyllas en Madrid, Galicia, Inglaterra y América soñando con volver porque llevan a Asturias en su corazón. Muchos de ellos no pueden estar hoy aquí por la lejanía y por sus trabajos, pero los sentimos presentes.
Espero que éste sea el comienzo de nuevas reuniones y estoy segura de que siempre habrá un Álvarez-Buylla trabajando por su tierra. Quiero recordar unas palabras de José Benito Álvarez-Buylla que podrían ser un buen lema de la familia: «Te quiero, Asturias, profundamente; Asturias, entrañablemente mía, yo soy, tú eres mi libertad».
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