 Recordemos la lucha que tuvieron que sostener las mujeres para conseguir el derecho al voto. En este punto todas las mujeres del mundo tenemos una deuda con las sufragistas inglesas que lucharon sin descanso, algunas con riesgo de su vida, para conseguir que todas ahora podamos participar en igualdad de condiciones. Las sufragistas inglesas estuvieron durante mucho tiempo defendiendo su causa por medios legales y ya cansadas de no conseguir nada pasaron a la lucha directa en 1903 con tácticas pacíficas, pero pronto la Policía les obligó a adoptar métodos más violentos. Entre las más conocidas, Emmeline Pankhurst y Emily Davison. Por fin el 27 de mayo de 1917 fue aprobada la ley del sufragio femenino. También hubo muchas mujeres que en Norteamérica, en España; recordemos a Concepción Arenal, Clara Campoamor, lucharon por el sufragio.
Hay una parte importantísima de la democracia que mucha gente hoy en día ha olvidado y entre los militantes de algún partido político ni saben que existe. Me refiero a la oposición leal. En una votación unos ganan y otros pierden. Los que pierden tienen que aceptar el resultado de las elecciones porque hay unos valores esenciales que hay que respetar, no se puede recurrir a la fuerza o a mecanismos de desestabilización económica o social para obtener o recuperar el poder. Por supuesto que debe haber disputas políticas en el Parlamento, pero reconociendo la legitimidad de todos los partidos políticos.
 Recordemos la lucha que tuvieron que sostener las mujeres para conseguir el derecho al voto. En este punto todas las mujeres del mundo tenemos una deuda con las sufragistas inglesas que lucharon sin descanso, algunas con riesgo de su vida, para conseguir que todas ahora podamos participar en igualdad de condiciones. Las sufragistas inglesas estuvieron durante mucho tiempo defendiendo su causa por medios legales y ya cansadas de no conseguir nada pasaron a la lucha directa en 1903 con tácticas pacíficas, pero pronto la Policía les obligó a adoptar métodos más violentos. Entre las más conocidas, Emmeline Pankhurst y Emily Davison. Por fin el 27 de mayo de 1917 fue aprobada la ley del sufragio femenino. También hubo muchas mujeres que en Norteamérica, en España; recordemos a Concepción Arenal, Clara Campoamor, lucharon por el sufragio.
Hay una parte importantísima de la democracia que mucha gente hoy en día ha olvidado y entre los militantes de algún partido político ni saben que existe. Me refiero a la oposición leal. En una votación unos ganan y otros pierden. Los que pierden tienen que aceptar el resultado de las elecciones porque hay unos valores esenciales que hay que respetar, no se puede recurrir a la fuerza o a mecanismos de desestabilización económica o social para obtener o recuperar el poder. Por supuesto que debe haber disputas políticas en el Parlamento, pero reconociendo la legitimidad de todos los partidos políticos.La tolerancia tiene que triunfar. Hay que aceptar los resultados de las urnas y anteponer los intereses generales a los propios del grupo que ha perdido. Y eso no se está haciendo. Prácticamente el día siguiente a las elecciones la oposición prometió convocatorias de huelgas generales, de huelgas parciales, de no aceptar las decisiones del nuevo Gobierno, sin darle tiempo a que hiciera nada. Eso no es leal ni justo ni democrático. En un momento en el que hay que presentar un frente común para conseguir que el resto del mundo nos respete aunque sólo sea porque necesitamos su ayuda mal que nos pese, nosotros dando una imagen apocalíptica y tirando el dinero como si nos sobrara. Se sigue actuando por odios y vendettas, y si no recordemos el «caso Divar», que estaba haciendo lo mismo que hacían los demás pero a él le alcanzó la venganza, o todos o ninguno. Lo que hay que hacer es cambiar la ley y obligarles a todos a justificar gastos. Sin ir tan lejos, aquí en nuestra ciudad la oposición salta a la yugular de la Alcaldesa sin parar, a veces por cosas pasadas que ya están resueltas, sin decir jamás algo positivo que se esté haciendo y lo hay. De esta manera se fomentan los odios viscerales; pero claro, cuenta mentiras que algo quedará. Esto no es oposición leal, esto no es democracia. ¿Creen que están inventando una mejor? Si yo gano, estupendo; pero si pierdo, no juego. Recuerden que el pueblo se ha manifestado y acéptenlo. ("LA NUEVA ESPAÑA, junio de 2012)


 
 
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