sábado, 24 de octubre de 2009

YELENE LUCIÓ COMO UNA PRINCESA EN LOS PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS


De refilón, porque no me entretienen demasiado esos boatos públicos televisivos, he visto la entrega de los Premio Príncipe de Asturias, a los que muchos de mis conocidos han acudido. He tenido que realizar varias llamadas y la respuesta era siempre la misma: estoy entrando en el Campoamor. Momento en el que dejé lo que estaba haciendo para ver si entre esa multitud localizada alguna cara conocida: había muchas. Algunas cercanas a mi entorno y otras conocidas por su popularidad televisiva. Me llamó la atención Yelene, la joven atleta rusa que lleva a sus espaldas tantos retos mundiales como años tiene: 27. Aparentaba ser la persona más feliz del evento y puede que también la más sacrificada. Yelene desbancó en simpatía, elegancia y proximidad al público asistente a la mismísima Princesa Letizia que, tal vez sometida al riguroso protocolo, esbozaba una estudiada sonrisa. Puede que le molestasen esos terribles zapatos de altura incalculable que tienen que ser muy difíciles de soporta, o puede que estuviese aburrida de tanto boato. Conocí a Letizia el mismo año en el que se anunció su compromiso matrimonial. Fue en su último acto de periodista, coincidimos en el patio del Reconquista y me llamó la atención porque ambas llevábamos el mismo traje, creo que era gris. El mío, y el suyo creo que también porque eran idénticos, comprado la víspera en El Corte Inglés para la ocasión. No era de una firma conocida, en todo caso de una firma de esas de poco pelo pero que dan el pego. Entonces ella no era princesa simplemente cubría la información de un acto importante. Era una chica sencilla, mona, natural y espontánea. Ahora ya me sería muy difícil identificarla con aquella joven resuelta, alegre, que corría detrás de los premiados en busca de unas declaraciones: no se parece en nada. Ya no lleva un traje de unos grandes almacenes, ni un bolso de imitación, ahora lo que más interesa de su vida es quien diseñó el traje que luce, y lo zapatos, y los complementos y si sonríe o llora en el momento adecuado. Y yo me pregunto, ¿será feliz? Feliz se mostraba Yelene, que recogió el premio moviéndose con gracia en el estrado, alegre, sonriendo, y seguro que hasta se saltó el protocolo. Yelene fue la princesa de cuento de hadas de estos premios.

1 comentario:

  1. Las princesas, como las reinas, "nacen", no se crean artificialmente.
    Yelene es una reina. Evidentemente nació para reinar en su campo , por eso puede disfrutar con alegría un premio merecido y no buscado por ella que tantos premios ha logrado en su carrera deportiva... Ya se sabe que donde esté una reina, las princesas pasan a segundo plano.
    Y.

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