Hoy estoy pensando en todas esas personas que, como yo, siempre tienen alguna parte de su cuerpo dolorida. Vamos, las que deberíamos llamarnos Dolores y andar por el mundo con cara de pena, pero que ni nos llamamos Dolores ni tenemos caras de pena y, encima, nos arreglamos para pasarlo bastante bien y hasta disfrutar. Os deseo a todos y a todas que paséis unas Navidades estupendas y, si hacéis lo que os digo, lo conseguiréis. Me levanto por la mañana con el cuello hecho puré; no puedo moverlo, pero miro la carita sonriente de alguno de mis nietos y soy feliz. Estoy tres horas de pie cocinando cosas ricas para mi familia. Cuando me siento a la mesa, las piernas me asesinan, pero, en cuanto me felicitan por lo rico que está todo, soy feliz. Se me levanta un dolor de cabeza de órdago; me siento a oscuras compadeciéndome de mi misma; me llaman unas amigas para ir a un concierto; me tomo un gelocatil y salgo corriendo; soy feliz. Me duele la espalda de cargar con mi pequeño nietecito, que pesa lo suyo, pero hoy, cuando escribo esto, es viernes, mi día de cine y de cena basura con mis amigas; soy feliz. Me duelen los pies de usarlos demasiado o demasiado poco, no lo sé muy bien, pero cenamos con los amigos: soy feliz.
Todas estas cosas están al alcance de cualquiera. Hay que darse cuenta de que esas personas a las que nunca les duele nada, benditas ellas, no son felices porque no saben lo que es estar siempre dolorido y no conocen la alegría que se siente cuando consigues deshacerte de algún dolor por un rato. Importante para disfrutar las fiestas navideñas: no escuchar ni leer ninguna noticia política ni económica. Nos importan un pimiento los nombres de los ministros, de los estafadores, de los cizañeros. No dejar que nadie os trate mal, ni de palabra ni de obra. Huir de esos pseudoamigos, que siempre te dicen la verdad (según ellos) y que te dejan hecha fosfatina. Decir algo amable a todo el mundo. Acariciar y besar lo más posible. Algunos abstenerse, que se os ve el plumero. Lo dicho: os deseo a todos una Navidad jubilosa, aunque sea con dolores. (EL COMERCIO 14/12/2012)
Eres genial, Viky,tienes el don de trasmitir esa alegría de VIVIR.Estar a tu lado no hay hueco para la tristeza, que es un "mal" nada edificante. Pero...¡cuidado!sigue con ese caracter tan necesario, pero no descuides tu salud, ya sabes que ésta no perdona estos descuidos y le gusta pasar factura.
ResponderEliminarUn abrazo
Totalmente de acuerdo, si todos opinasen lo mismo y lo pusieran en pràctica, el mundo y el camino de la vida seria no una delicia, porque hay penas insalvables pero si muycho màs fàcil de llevar, rodeados de amigos que no fallan y de abrazos cargados de amor. Un beso enorme Viky, y sigue deleitandonos con tu buen transmitir.M. Luisa Pelàez.
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